Tragedia clásica ecologista
Jennifer Lawrence y Bradley Cooper protagonizan 'Serena', un drama ambientado en los años 20 que dirige la danesa Susanne Bier
Madrid
De seguir al dedillo los preceptos del Dogma 95, Susanne Bier ha pasado a rodar una cinta de época que rodea la tragedia clásica. Serena es una película de encargo que Bier no ha escrito y que está basada en la novela de Ron Rash. Es un poderoso drama que habla de la ambición, de la relación con la naturaleza y de la ambigüedad moral que puede acarrear un amor pasional como el que viven los dos protagonistas del filme.
Bradley Cooper y Jennifer Lawrence son un matrimonio manipulador y ambicioso, pero profundamente enamorados, que se mueven en una pequeña zona maderera de Carolina del Norte. La directora destaca, una vez más, por su retrato de la intimidad de pareja, por la forma en la que maneja la pasión y las emociones en medio de un paisaje rudo que condiciona el devenir de sus personajes. En Serena no es el frío nórdico, pero sí la dureza de unos años de gran depresión, donde los límites de la legalidad y la moralidad quedaban desdibujados.
Si bien el retrato de esos años y del vacío ético y moral están conseguidos y el nihilismo de la historia se trasmite a la gran pantalla, Serena es un drama previsible y excesivo que se solo se salva gracias a una ambientación brillante y a dos carismáticos actores, sobre todo Jennifer Lawrence, que vuelve a demostrar que es actriz de personajes fuertes e inteligentes y que maneja los extremos con precisión.
Serena mantiene un tono anti romántico, con unos personajes antipáticos para un drama de estas características. Sin embargo, es al final donde la cinta empieza a tener problemas, con un desenlace excesivamente épico, que rompe la originalidad del relato.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...