Ferrer sale del agujero

"He perdido la motivación por este deporte. Me divierto más entrenando que compitiendo", David Ferrer, autor de esta frase hacia su palco mediado el segundo set ganó el partido más loco de lo que llevamos de torneo.

Su rival, Albert Ramos, levantó un muro infranqueable del que volvían todas las pelotas con igual o mayor intensidad y sin fallas en ningún golpe.

En los cuatro primeros juegos se rompieron el saque una vez cada, un preludio de la locura que vendría a continuación. Muchos más errores que aciertos dieron paso a un partido imprevisible en el que los servicios no valían para mucho, si acaso para aturdir al sacador y presionarlo, dando ventaja al restador.

Ferrer comenzó entonces a cavarse su propio agujero. Nada aliviado en los aciertos y muy afectado por los errores, su gesto fue cambiando y volviéndose hosco. Frente a él Ramos, sin nada que perder, disfrutando del caos, mucho más a gusto en ese guion lleno de improvisación. El de Mataró mezcló bien en todo momento el juego de contraataque con el de agresividad, impidiendo a Ferrer imponer un patrón claro de juego.

Pese a ello la cabeza de Ferrer siempre tiene un huequecito para la tranquilidad y 6-2 abajo en el desempate se empeñó en ganar el set, y así fue. Pero el resultado no podía ocultar la realidad, el de Jávea seguía sacando palas de tierra para cavar su agujero. El segundo parcial siguió en la misma línea pero con más agudos, más roturas de saque, más gritos y más desazón. Y Ramos, mucho más impermeable a las sensaciones se llevó el gato al agua 7-5.

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"Albert me lo ha puesto muy difícil, ha fallado muy poco, podría haber ganado o perdido", Ferrer aceptaba en rueda de prensa que en cierto modo jugó a la ruleta rusa con Ramos. La tercera manga llevaba unos derroteros parecidos hasta que el alicantino cayó en la cuenta de que quizás debía conservar en lugar de atacar para batir a Ramos. Juégatela tú por favor.

Con 4-3 Ramos se vio obligado a atacar con el saque, tiró tres bolas fuera y el partido se fue al traste para él. Una victoria que debe aportar tranquilidad a Ferrer, tercer mejor jugador del torneo tras las bajas de Djokovic y Federer, pero que también supone un toque de atención, la regularidad debe volver a su tenis si quiere tener opciones.

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