Cibulkova y el partido maldito
Hay matrimonios cuyo divorcio define muchas desigualdades pese a tener bienes gananciales. Algo así ocurrió con el tenis en la extinta Checoslovaquia. Checos y Eslovacos se separaron de mutuo acuerdo y en el reparto los primeros fueron quienes se llevaron el tenis, o su gran mayoría. Lend, Navratilova, Novotna, Kvitova, Berdych, Stepanek, Korda y alguno más.
Al otro lado de la nueva frontera dibujada en el mapa destacó Miroslav Mecir, que levantó en Seúl la medalla de Oro olímpica. Desde entonces, un sinfín de jugadores lo intentaron y se lo trabajaron pero no tuvieron suerte, como el ejemplo de Hrbaty. Catorce años después de la escisión de Checoslovaquia, una chica, Dominika Cibulkova, buscará el primer Grand Slam para Eslovaquia, y lo hará retando a la historia y a la tendencia actual de tenis femenino.
Potente de piernas pero bajita, 1,61 (para lo que se estila en el tenis femenino) Dominika buscará llevar el primer título de Grand Slam para el tenis eslovaco, cuyo mayor hito ocurrió en 2005, cuando su equipo masculino fue finalista de la Davis. Cibulkova buscará pavimentar el camino que emprendió Hantuchova hace años, que en cierto modo sigue siendo la gran abanderada del tenis eslovaco.
Su rival será Na Li, otra jugadora que escapa del estereotipo moderno, más luchadora y peleona que pegadora. Una está ante la gran oportunidad de su vida, la otra delante de la oportunidad de atacar la élite y hacer tambalearse a Williams y Azarenka. Pero no olvidemos que las sorpresas suelen ser bienvenidas en Australia.
