Amor y misterio más allá de la muerte
En cierto modo Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann se parecían bastante. Ambos vivieron al margen del star-system del cine de su época, como raras avis que iban siempre por libre. Eran también los dos genios con mucho genio. Hitchcock con su afán controlador; Herrmann manteniendo constantes discusiones con los directores, productores y músicos. Ninguno de los dos soportaba tampoco que le llevaran la contraria ni que quisieran inmiscuirse en su trabajo. Curiosamente entre ellos congeniaron bien, quizá porque los dos sabían cuales eran sus respectivas parcelas de trabajo y se respetaban mutuamente.
De las siete películas en las que trabajaron juntos “Vértigo” (“De entre los muertos” se tituló en principio en España aunque con el tiempo ha recuperado su título original) es, sin lugar a dudas, la cima de su colaboración. La música de Herrmann contribuye decisivamente a crear la fascinante atmósfera romántica y de misterio que envuelve la película y pocas veces en el cine la música ha expresado tan magistralmente las pasiones, miedos y obsesiones que viven los protagonistas.
El subrayado musical de “Vértigo” apunta directamente a los psicológico, nos hace sentir lo mismo que están sintiendo los personajes. Por ejemplo, cuando James Stewart sufre el vértigo y el suelo se aleja cada vez más ante sus ojos, nosotros percibimos claramente la sensación a través de los violines de Bernard Herrmann.
La sensación mareante del vértigo ya está presente desde los primeros compases de la partitura. La música de los títulos de crédito que acompaña las imágenes giratorias creadas por Saul Bass es una de las más recordadas de la banda sonora, y un buen ejemplo de esa tendencia que tenía Herrmann de construir su música en forma de espiral. Al escucharla tienes la sensación de que el desenlace no llega nunca porque cuando parece que va a resolver un pasaje, éste vuelve otra vez al principio.
Otro tema destacado de la banda sonora es el dedicado a Carlota, la mujer del pasado que parece haber tomado posesión de Kim Novak y cuyo cuadro contempla hipnotizada en el museo. Herrmann utiliza un ritmo de habanera que remite al origen hispano del personaje pero sus notas están llenas de tensión y misterio.
Pero es en torno al personaje de Kim Novak donde Bernard Herrmann da rienda suelta a todo su romanticismo con un tema de amor que es uno de los grandes clásicos de la música de cine.
El tema de amor suena varias veces a lo largo de la película pero hay una escena en concreto en el que brilla de manera especial. En la parte final del film, cuando James Stewart ha conseguido por fin transformar a Kim Novak a su gusto, peinándola y vistiéndola como la mujer que creyó perder en la torre, ésta sale del baño como una diosa renacida y los dos protagonistas se funden en un apasionado beso que Hitchcock filma con un plano circular. El protagonista siente que al fin ha recuperado a su amada y se ha redimido de su pasado. La música estalla entonces en todo su esplendor.
Hace un par de años este tema causó cierta polémica por su utilización en la película The Artist, donde fue adaptado en la escena en la que el protagonista está a punto de suicidarse. La propia Kim Novak se quejó amargamente ante la prensa de haber sacado de contexto una música que fue creada para una historia y unos personajes concretos.
El director de The Artist, Michel Hazanavicius explicó que se trataba tan solo de un homenaje a uno de los clásicos del cine que más admiraba. Y es que “Vértigo”, tanto la película como su banda sonora, forman parte indiscutible de los mejor que ha dado el séptimo arte. El genio de Bernard Herrmann la hizo posible.
Además de a Bernard Herrmann en el programa de esta semana vamos a escuchar también bastante música folk americana. La culpa la tiene el estreno de “A propósito de Llewyn Davis”, la última película de los hermanos Coen, que gira en torno a un cantante folk en el Nueva York de principios de los años 60 que intenta sobrevivir tocando donde puede, durmiendo en casa de amigos o buscando una oportunidad de acceder a un éxito que nunca llega. La película ganó el Premio Especial de Jurado en el pasado festival de Cannes, ha sido nominada a tres globos de oro, entre ellos el de mejor banda sonora. Y es que, obviamente, uno de los platos fuertes de la producción es su música.
“A propósito de Llewyn Davis” describe el ambiente musical del Greenwich Village de principios de los años 60, el barrio neoyorquino del que saldrían figuras de la música folk como Bob Dylan, Joan Baez o Phil Ochs. En sus cafés y en sus clubes, en los bancos de Washington Square, tocarían ellos y otros muchos músicos que nunca llegaron a conocer la fama o apenas la rozaron. El personaje protagonista de la película se inspira en uno de ellos, Dave Van Ronk, un cantante que antes de la llegada de Dylan ya formaba parte de aquella escena folk incipiente. Llewyn Davis está interpretado por Oscar Isaac, un actor guatemalteco al que hemos visto anteriormente haciendo de secundario en películas como “Drive” o “Ágora” de Amenábar. Isaac canta él mismo y toca la guitarra en la mayor parte de las canciones. Le acompañan otros actores que también cantan en el film como Carey Mulligan o el cantante Justin Timberlake, cada vez más entregado a su carrera de actor.
Y nuestra visita al folk americano no acaba ahí porque la biografía que recordamos hoy en nuestra sección “Bio-Music-Pics” es la del cantautor Woody Guthrie, uno de los más importantes que ha dado la música popular norteamericana en toda su historia. El film que contó parte de su vida se tituló originalmente en España “Esta tierra es mi tierra” como una de sus canciones más conocidas.
En su guitarra se podía leer: “Esta máquina mata fascistas”. Y es que Woody Guthrie fue uno de los artistas más comprometidos del siglo XX. En los años 30, en plena Gran Depresión, denunció las condiciones laborales que sufrían los trabajadores, la represión policial y la insolidaridad de los poderosos hacia los más necesitados. Con su guitarra a cuestas viajó por todo Estados Unidos hablando en sus canciones de la gente trabajadora que sufría las injusticias de unos tiempos despiadados. En 1976 el director Hal Ashby llevo al cine este biopic basado en un libro autobiográfico escrito por el propio Woody Guthrie y en el que el músico repasaba su vida desde su nacimiento en Oklahoma en el año 1912 hasta comienzos de los años 40. Para interpretar a Guthrie el director quería contar con el cantante Tim Buckley, pero poco antes de comenzar el rodaje murió por una sobredosis de heroína y hubo que buscar un sustituto de urgencia. El elegido fue David Carradine, famoso en aquellos años por la serie de televisión “Kung fu”, que fue capaz de cantar todas las canciones de la película con un tono muy parecido al del verdadero Woody Guthrie.
Nuestro invitado en “Conversaciones en clave de sol” es el compositor Santi Vega, un músico que acaba de cumplir 25 años de vida profesional trabajando en el mundo del cine y la televisión, componiendo bandas sonoras para películas como “14 kilómetros” o “La fuente amarilla” y documentales y series como “Los últimos paraísos” o “Mundos perdidos”. Para celebrar esos 25 años en la brecha Santi acaba de sacar un disco recopilatorio con todo su trabajo audiovisual y otro de temas de guitarra que se titula “El jardín de las flores efímeras”. El músico nos lo cuenta todo sobre esos dos trabajos.
En nuestra sección de “Parecidos Razonables” solemos poner ejemplos de temas que se parecen a otras piezas de bandas sonoras o de música clásica. El caso de esta semana es distinto porque se trata de una banda sonora completa que se inspira en otras músicas. Nos referimos a la banda sonora de “El contrato del dibujante” de Peter Greenaway, en la que el compositor Michael Nyman adaptó diferentes melodías de Henry Purcell, para muchos el músico británico más importante del siglo XVII. Esta es “Chasing sheeps is best left to sheperds”, la pieza más famosa de “El contrato del dibujante” y una de las más conocidas de toda la obra musical de Michael Nyman. La melodía original la encontramos en una pieza muy breve de Purcell: El preludio del acto tercero de la ópera “El rey Arturo”. Michael Nyman es un experto en la obra de Purcell. De hecho hizo su tesis doctoral sobre él. El compositor eligió obras no demasiado populares de este autor para los diferentes cortes que inspiran la banda sonora. Aquí tenemos otro tema, también muy conocido: “The disposition of Linen”. La melodía adapta una canción de Henry Purcell titulada “She loves and she confess”. En “El contrato del dibujante” no se puede hablar de plagio sino más bien de inspiración o adaptación, ya que Nyman reconoce en todo momento que está usando la música de Purcell como fuente; incluso está reflejado en los créditos del disco, de manera un poco cínica, eso sí, ya que Henry Purcell aparece como asesor musical. Pero el gran mérito de Nyman es haber conseguido, a partir de la música de otro, melodías que tienen su estilo y su sonido inconfundible. Vamos con un último ejemplo. Esta melodía de Purcell titulada “Here the daities approve” se transforma en este bello corte de “El contrato del dibujante”: “The garden is becoming a robe room”. No faltará en el programa el repaso musical a la programación televisiva del Canal TCM con nuestro “Popurri” y la película que destacamos esta semana: “Mystic River”, uno de los mejores títulos de Clint Eastwood como director que aborda el tema de las secuelas que dejan los abusos a menores. Gracias a esta película dos de sus actores, Sean Penn y Tim Robbins, ganarían sendos oscar por sus personajes; el primero como protagonista y el segundo como actor de reparto.
Recordad, “Notas de cine” se emite en la Cadena SER en la madrugada del sábado al domingo de 5 a 6 y a partir del lunes podréis encontrar el audio del programa en los podcast de cadenaser.com y canaltcm.com. Esperamos que os guste.
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Antonio Martínez
Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...