Evans, el hijo del electricista
Birmingham es una ciudad oscura, industrial, donde las fábricas llenas de ingenieros y obreros rodean los barrios residenciales. Daniel Evans es el mejor ejemplo de que para jugar al tenis no es necesario ser rico. Hijo de un electricista y una enfermera empezó a destacar en el tenis pronto, llegando a ser con 16 años el número 1 europeo de su edad.
Tenista talentoso, rápido, y de buen físico, su estatura fue siempre la gran duda que planeó sobre su futuro. Medir menos de 1.80 ya es un problema para los jugadores de tierra batida, pero lo es aún más para un tenista británico, acostumbrado al cemento y los techos.
En mayo gana un future en Suecia, en junio hace octavos de final en Queens ganando a Nieminen y Pella. En junio y agosto llega a dos finales de challengers y entra por primera vez en el Top200. Puede jugar la previa del US Open y se lanza a ello. El resto de la historia ya la conocemos, todo menos el final.
Nishikori, un jugador similar a él en juego pero 150 puestos por delante, es la primera gran prueba de su vida. Lejos de amilanarse, este menudo hincha del Aston Villa arrolla al nipon. Es la primera gran sorpresa del US Open. Ya no es un desconocido. Este jueves ha eliminado a otro joven, pero con más trote, como es Bernard Tomic. El hijo del electricista ya está en tercera ronda.