David Ferrer, el hombre al que le sientan mal los parones
David Ferrer nunca ha tenido mucha suerte con el tiempo –entiéndase tiempo por climatología o tiempo propiamente dicho- siempre juega en su contra. David Ferrer es un reloj, necesita ritmo, un compás regular, permanente, que el tiempo no pare. Cuando el tiempo se detiene, él lo nota, cuando las nubes aparecen, él lo siente.
Lleva la mejor temporada de su vida, pero David Ferrer necesita un tiempo de adaptación y en este verano esa carencia se está notando más que nunca. Esta gira veraniega por el cemento americano suele ser un drama para los españoles, Ferrer además se ha dejado el número tres y ha sufrido lo indecible para vencer a Harrison en primera ronda de Cincinnati. ¿Por qué?
Hay indicios anteriores seguramente aunque la semifinal del US Open en 2011 marca un antes y un después en el problema de Ferrer con las paradas. Se anuncia un huracán y juega con Djokovic, con ventolera y temporal él es el huracán frente al serbio. Tras endosarle un 6-2, el torneo detiene el torneo ante la pésima previsión. Nada pasa, ni llueve, el paso de los minutos hunde a Ferrer, que hinca la rodilla en la reanudación.
Menos de un año después en la olimpiada, se juega un choque a cara de perro frente a Nishikori. Empieza a chispear, el asiático resta para ganar el partido y seguir vivo. La organización detiene el partido y manda esperar a que cierren el techo de la central. El alicantino, frío, media hora después, no atina al saque y cede el partido con el techo echado. Se acabó.
El otro tipo de parones se centra en las lesiones y el paso de las semanas. Indian Wells es un lugar muy caluroso, sólo en eso se parece a Acapulco, torneo que le precede. Ferrer, campeón en México varias veces jamás ha rendido a su nivel al otro lado de la frontera. Desde 2010 sólo ha ganado un partido allí, salir de la tierra mexicana cuesta y mucho.
Este año ha sido distinto, una molesta lesión minó su Wimbledon y le impidió jugar hasta agosto. No descartó Canadá como otras veces, se lanzó a jugar y se estrelló. Frente a Bogomolov. Del césped al frío cemento de Montreal tampoco se amoldó. Ayer venció a Harrison en un partido durísimo y por qué no decirlo, muy irregular. A partir de este jueves Ferrer volverá a jugar todos los días y posiblemente volverá a ser el de siempre.
