La dulce derrota de Pablo Carreño
Hace un par de años Pablo Carreño (Gijón, 1991) estaba merodeando el Top100 de la ATP y se postulaba como el líder del relevo generacional en el tenis masculino en España. Empezaba a saborear las mieles de los torneos ATP, debutando en el Godó y dominando el circuito Challenger. Sin embargo, pronto conocería el lado desagradable del tenis: las lesiones. Una inoportuna hernia discal se cruzó en su camino y le tuvo gran parte de 2012 lejos de las pistas. Una piedra demasiado grande para un jugador en formación.
Pasó meses recuperándose en Barcelona, donde entrena, hasta que en otoño del pasado curso decidió con su técnico Javier Duarte volver a la competición. Lo hizo en el lugar 764 del ranking, tenía ante sí una cuesta que le había costado años subir, y esta vez debía hacerlo más rápido. Tras una vuelta discreta en los primeros envites, a finales de noviembre vio un rayo de luz logrando unas semifinales en el Future F10 de Marruecos.
Esa carrerilla le ayudó en el arranque de 2013. Decidieron empezar en Turquía y la idea salió bien. Quedó subcampeón la primera semana y levantó el trofeo a la segunda. La explosión llegó a su vuelta a España. De febrero a finales de marzo ganó seis torneos seguidos, perdiendo siete sets en 30 partidos. Saltó del 534 al 330 del ranking logrando una racha quedejaba claro que esos torneos le venían pequeños.
Hace un rato Pablo Carreño caía por primera vez en los últimos tres meses y después de 39 victorias consecutivas frente a Kevin Anderson. El sudafricano, uno de los jugadores más en forma del circuito y segundo favorito no le ha dado apenas opciones con su tenis agresivo y basado en el servicio. Pablo Carreño parece dispuesto a agarrarse a su segunda oportunidad, aunque quizás no sea ni eso, y es que a veces hay que dar un paso atrás para dar dos hacia delante.