Vuelve el tenis de los calcetines sucios
Esta semana ha comenzado la temporada de tierra batida en dos lugares tan antagónicos del mundo como Houston y Casablanca, Texas y Marruecos respectivamente. La llegada, prevista para estos días (de momento falso), del buen tiempo da el pistoletazo de salida a una ristra de torneos mucho más favorables para los jugadores latinos y que sobre todo, dan lugar a partidos mucho más largos y exigentes.
Muchas cosas cambian para todos con el salto al polvo de ladrillo. Los jugadores tendrán que convivir con un bote de pelota más alto, lento e irregular y con una superficie más resbaladiza e indulgente con las rodillas. También varían las estrategias, los golpes planos ceden su lugar a los liftados, mientras el swing y la preparación del golpe se alarga en busca de mayor profundidad.
Aficionados y periodistas sufriremos sin embargo una importante mejora en nuestra calidad de vida, en horarios más que nada. Las largas noches de partidos aderezados con ingentes cantidades de leche con colacao y cereales darán paso a interminables tardes, que aumentarán sin duda la facturación de CocaCola, Facundo y otras compañías de reconocido prestigio en el mundo de la bollería industrial. Solo en los partidos de mucho sol nos veremos perjudicados, intentando descubrir por dónde va la pelota cegados por la luz.
Pero son los jugadores no profesionales los que más disfrutan con la llegada del buen tiempo. No tanto sus calcetines y zapatillas, que desde la primera carrera se volverán rojizos. Una tierra que sin las precauciones adecuadas, también llegará a sus casas, logrando así que el cambio de superficie también se extienda por salones, cocinas y baños.