Ernests Gulbis, entre el talento y la desgana

Solía decir José Saramago que lo mejor que tiene la derrota es que nunca es definitiva. Ernests Gulbis es un experto en convivir con ella, en pasar largas temporadas abrazado a partidos desastrosos y de repente, de un día para otro ser capaz de ponerlo todo en orden y deslumbrar al mundo.

Este jugador letón, de 24 años, se dio a conocer en 2008 tras colarse en cuartos de final de Ronald Garros. Años después venció a Federer y se consolidó como una de las más firmes promesas en un circuito envejecido. A partir de ahí, en la élite, el letón comenzó su particular montaña rusa, intercalando buenos partidos con sonadas salidas nocturnas.

Hijo de un multimillonario letón y nieto de baloncestista, Ernests siempre ha mantenido que no le gusta demasiado entrenar. Hasta hace unos días como cual ave fénix volvió a renacer cuando peor andaba. No jugó en Australia y hundido en el ranking más allá del 140 comenzó la temporada en febrero. Tuvo un comienzo errático en los challengers y nada hacía prever que en este momento estuviésemos hablando de él.

Hace no mucho llamó “princesas” a muchos de los jugadores que están en el Top 50, y admitió no saber “cómo han llegado hasta ahí”. Ahora el que aprieta para volver a ese club es él mismo (67). Anoche dio buena cuenta de Feliciano López en Indian Wells y Tipsarevic será su rival en segunda ronda. ¿Será esta la definitiva vuelta de Ernests? La respuesta a esto sólo la tiene el propio Gulbis, o quizás tampoco.