Tomas Berdych siempre salda sus cuentas

Madrid, final del polémico torneo de la tierra azul. El aspirante Tomas Berdych se mide al dos veces campeón Roger Federer. El checo, tras un torneo brillante y habiendo demostrado ser el que mejor entiende la locura de la pista azul, se afana en ganar un bregado partido que acabaría perdiendo. La victoria pone a Federer en el sendero del triunfo y de la vuelta al número uno. Berdych en cambio entra en barrena.

Las semifinales de Montecarlo y la final de Madrid pusieron a Tomas en boca de todos como un firme candidatos a romper por fin esa barrera de los cuatro primeros. Entonces entraba la temporada de hierba, en principio propicia para su tenis, aunque nada más lejos de la realidad. En las dos visitas que Berdych hizo al All England Tennis Club (la habitual y la olímpica), el siete del mundo no solo no fue capaz de ganar un solo partido, sino que además tampoco logró vencer ni un set frente a rivales como Darcis y Gulbis.

Tenista de rachas, frío y con una mentalidad algo frágil por momentos, los descafeinados masters de Canadá y Cincinnati sirvieron para que se reencontrara con la victoria, aunque sin grandes resultados. A Berdych le habían robado algo de su tenis y el destino quiso volviera a verse con Darcis hace tres semanas, su verdugo en los Juegos. Empatados a un set, Tomas dejó su gelidez a un lado y le endosó un 6-0 al belga en la manga definitiva. Las piezas volvían a estar en su sitio y solo un tie break a cara de perro frente a Isner dejó al centroeuropeo sin título en Winston-Salem.

Anoche, importante lo del matiz nocturno, Berdych dio un paso de gigante más en su definición de tenista imprevisible. El checo ganó su primer partido nocturno en Flushing Meadows, y lo hizo echando del torneo al número uno, Roger Federer, el mismo que le metió en todo este lío. Berdych ya está en semifinales y ya no tiene cuentas pendientes.