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Valtierra continúa conociendo su pasado con las obras de su 'Torraza'

El alcalde de la localidad, Manuel Resa, señala la importancia de la intervención por el estado del monumento y espera que suponga un impulso al turismo municipal

Vista de 'La Torraza' de Valtierra / Valtierra Turismo

Vista de 'La Torraza' de Valtierra

Tudela

Los trabajos iniciados a finales de julio en 'La Torraza' de Valtierra tienen por objeto consolidar los restos de esta torre singular. En declaraciones a Cadena SER, Manuel Resa, alcalde de Valtierra, asegura que el propósito del Ayuntamiento es "recuperar e investigar sobre un monumento tan importante para la localidad". De esta manera, pretenden que se convierta, aún más, en un punto de referencia "para el turismo del municipio" y evitar posibles corrimientos del terreno, ya que la 'Torraza' se encuentra en un estado pésimo: "Me sorprende que no se haya caído aún", dice el alcalde.

El proceso de ejecución de la obra se plantea como una oportunidad para profundizar en el conocimiento de 'La Torraza' y proseguir con los estudios que el Servicio de Patrimonio Histórico de la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana ha ido realizando en los últimos años y que han consistido "en la realización de limpieza y catas arqueológicas en 2017, obtención con escáner láser de nube de puntos 3D y levantamiento de planos en 2017, análisis y caracterización de materiales en 2020, estudio geotécnico en 2021 y elaboración de ortoalzados obtenidos mediante correlación automática de imágenes por técnicas fotogramétricas en 2022", desgranan desde la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana.

"Una vez montado el andamio se podrán analizar en detalle los paramentos, con especial atención a los elementos de madera que se conservan embebidos en la tapia: agujas, restos de solivos, dintel, etc. Mediante el análisis dendrocronológico de la madera y el análisis de los morteros se tratará de arrojar luz sobre la cronología de la torre", añaden.

Las obras han dado comienzo con la consolidación del talud y la reconstrucción de la cimentación con el fin de evitar futuros corrimientos del terreno. "El muro de la nueva cimentación se recrecerá hasta la cota de planta baja, se rematará con una barandilla de protección y el interior se rellenará con un suelo terroso y filtrante", explican desde Patrimonio Histórico.

"Unas gradas de piedra -colocadas en el lugar en el que se conserva la huella de la puerta original - facilitarán el acceso al interior, de manera que los visitantes puedan apreciar las dimensiones que tuvo originariamente el edificio y contemplar en condiciones seguras las huellas de forjados y escaleras que se conservan en sus paramentos interiores", continúan.

Con el fin de mejorar la estabilidad del conjunto y su análisis arquitectónico, se van a recuperar las aristas de la torre que aún se conservan. Se reconstruirán con mampostería de yeso y argamasa de las mismas características que la existente. A su vez, se rellenarán las grietas de las tapiadas de tierra, se consolidará la costra que se conserva - sellando las fisuras existentes - y las superficies de mampostería se revestirán con una nueva costra de similares características a la existente. "Para proteger las tapiadas de tierra del muro noreste de la acción erosionadora de la lluvia está previsto colocar en la coronación un elemento de protección que cuente, además, con un sistema anticigüeñas para impedir que vuelvan a anidar", avanzan.

El proyecto ha sido redactado y la obra está siendo dirigida por los arquitectos Amaia Prat y Javier Sancho y el arquitecto técnico Pablo Jarauta, técnicos del Servicio de Patrimonio Histórico. La ejecución de la obra ha sido adjudicada a la empresa Cyrespa Arquitectónico S.L. por un importe de 239.848,96 €, IVA incluido. El plazo de ejecución de cinco meses.

A 'La Torraza' se le han atribuido diversas cronologías entre el período romano y la baja Edad Media, sin que tenga elementos característicos que la puedan datar. "El empleo de la técnica constructiva de la tapia calicostrada (muro que se construye vertiendo previamente una capa de mortero de cal, formando una cuña) podría apuntar al siglo XII, cuando los cristianos recobraron el poder del área de la Ribera de Navarra", indican.

Por su ubicación -en la proximidad del núcleo de población y a los pies de la sierra- no obedece a las características de las torres de vigilancia defensivas de la época, señalan. "Su función pudo ser la de conectar visualmente los castillos de Valtierra y Arguedas, ya que debido a las estribaciones de la sierra no existía visual entre ambos. El hecho de que en uno de sus muros se conserve la jamba original de una puerta en planta baja apoyaría esta teoría, ya que las torres defensivas habitualmente tenían la puerta en alto", añaden.

Al perder su función militar, con el paso de los siglos la torre sufrió diferentes transformaciones. "Prueba de ello son, por ejemplo, el hueco de paso abierto con posterioridad en planta baja o las huellas y los restos de escaleras y forjados con revoltón (mezcla de grava y arena para la elaboración de hormigón) que, por sus características constructivas, parecen apuntar al siglo XVI", aclaran.

Probablemente la falta de uso y de mantenimiento hizo que con el tiempo la torre se fuera deteriorando. Según se muestra en un fotograbado de la publicación 'Geografía General del País Vasco-Navarro', de Julio Altadill, hacia los años 20 del siglo pasado se produjo el corrimiento del talud sobre el que se asienta la torre e hizo que su muro suroeste se desgajara, poniendo en peligro la estabilidad de todo el conjunto.

"Al parecer, para garantizar la conservación del resto, tuvieron que acometer su derribo parcial, siendo el resultado la característica imagen incompleta que ha llegado hasta nuestros días. Esta imagen es la que forma parte de la memoria colectiva del pueblo y la que se ha convertido en un símbolo para sus vecinos", concretan.

'La Torraza' está declarada Bien de Interés Cultural en aplicación del Decreto de 1949, que de forma generalizada protegió todos los castillos de España fuera cual fuera su estado de conservación, y de la Disposición adicional primera de la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español.

Sin embargo, más allá del valor que pueda tener la torre como elemento militar, "la singularidad de sus restos radica en la técnica constructiva empleada, ya que es la única torre de época medieval construida con tapial (método de construcción que consiste en elaborar muros con tierra arcillosa húmeda, compactada a golpes) que se conserva en toda Navarra", comentan.

Otra singularidad es que se trata de tapia de yeso y no de cal. La arquitectura militar y popular de tapia es habitual y abundante en numerosas regiones de España, sin embargo, la gran mayoría son de cal. Únicamente en zonas yesíferas -como es el caso de Valtierra- se optó, dicen, "por este material, cuyo comportamiento ante el agua es considerablemente peor que el de la cal, por su solubilidad".

La torre tuvo en origen una planta cuadrada de aproximadamente 7,7 metros de lado, de los que únicamente se conservan el muro noreste y parcialmente los muros noroeste y sureste. En su parte baja tiene un basamento de sillería de 1,8 metros de altura que asienta sobre una cimentación de mampostería de aproximadamente 90 centímetros de potencia, construidos ambos con piedra de yeso alabastrino.

Sobre el basamento se distingue un tramo intermedio de aproximadamente 2 metros de altura construido con dos tapiadas de mampostería de yeso encofrada. El resto de la torre está construido con tapia de tierra reforzada en las esquinas con rafas de mampostería de yeso encofrada.

 
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