Los científicos encuentran una forma inesperada de detener los rayos
Un estudio pone de manifiesto cómo se han dado cuenta de su disminución

Tormenta eléctrica / Nolan Caldwell

Hace un par de años, la revista Nature Photonics publicó un estudio que revelaba un avance significativo para el que 28 científicos de diferentes países se propusieron realizar una innovación en el pararrayos, diseñado por Benjamin Franklin en el siglo XVIII. Para ello, se dispusieron a utilizar un sistema que a través de un láser de alta potencia optimizaría la protección contra los rayos de este aparato.
Más información
En el artículo explicaban que se usó con éxito un láser dirigido al cielo desde la cima del Monte Santis (Suiza) con el objetivo de desviar rayos. Su satisfactoria prueba les dio los cimientos para que, con un mayor desarrollo, este moderno pararrayos pudiera ser utilizado para proteger infraestructuras clave, como centrales eléctricas, aeropuertos, parques eólicos o plataformas de lanzamiento, teniendo en cuenta el altísimo costo que los relámpagos ocasionan por los daños producidos cada año en edificios, sistemas de comunicación, líneas eléctricas y equipos eléctricos cada año, así como la cantidad de vidas que cercenan.
Pero este no es el único avance que hemos experimentado en los últimos tiempos, sino que el estudio de este campo ha descubierto algunas formas de prevención para que el número de rayos que se precipitan hasta la tierra disminuyan, simplemente entendiendo cómo ciertos componentes fomentan su formación. La revista científica The Conversation hizo públicos los resultados de la investigación donde los científicos parecen haber resuelto el misterio de la reducción de los rayos, algo que descubrieron de manera inesperada. Y, en gran medida, hay una relación directa con la contaminación.

¿Sabías que las minas de azufre de Hellín fueron las más importantes del mundo hace 100 años?
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Contaminación, barcos, azufre y rayos
Según el reciente estudio, la contaminación que producen los barcos ha ayudado a la formación de rayos en las zonas donde la navegación es más intensa, en particular por los óxidos de azufre. Y aunque siempre se ha tenido indicios de ello, no se ha encontrado un resultado concluyente sobre esto, pero lo que sí han constatado es un hecho producido 'de rebote', ya que a partir de 2020 la normativa internacional obligó a las embarcaciones a reducir esas mencionadas emisiones de azufre en un 77%, y lo que ha ocurrido a raíz de esto es que la actividad eléctrica ha disminuido a la mitad donde más influencia tienen.
El medio Aikyn, haciéndose eco de lo explicado en la investigación, apunta que los barcos queman combustible y liberan partículas pequeñas de aerosol en el aire, las cuales fomentan la formación de nubes. El vapor de agua se condensa en gotas y en cristales de hielo, que conforme se van haciendo más grandes en una nube de tormenta, aumenta la posibilidad de que colisionen y que las cargas eléctricas se acumulen, provocando la caída de rayos. De esta forma, con menos emisiones de azufre, disminuyó el número de esos cristales de hielo en el aire y también la frecuencia de los relámpagos.
¿Y por qué liberan azufre los barcos? Esto es debido a que los grandes buques de carga y petroleros, normalmente, utilizan combustible pesado de baja calidad, un producto residual que queda del refinado del petróleo, y tiene un alto contenido de azufre. Una vez pasa por las refinerías, el resultado es que su contenido de azufre llega estar entre el 1% y 3,5%, a veces incluso más. De esta forma, una vez que se han reducido estos tipos de combustión por otros más 'limpios' a través de la regulación, se ha visto la reducción no solo de la contaminación, sino también de los rayos.