Acepta encantada el ascenso en el trabajo y al mes descubre en qué se ha metido realmente
Promocionar en el entorno laboral no siempre es sinónimo de mejores condiciones

Ilustración sobre el estrés laboral / Amr Bo Shanab

En el entorno laboral, una de las mejores experiencias que puede tener un trabajador es la que le ofrezcan un ascenso. Esto tiene connotaciones muy positivas como son las de que te tengan en cuentan, valoren tus capacidades y, obviamente, una mejor remuneración, pero no se nos tiene que olvidar que ante más responsabilidad también más estrés y presión sobre los hombros, por lo que lo mejor es valorar detenidamente la propuesta.
Laure Charbonneau, directora regional de la empresa de contratación Robert Half, comentó con el medio Les Echos que "en este tipo de situaciones, el ego suele tomar el control. Lo recibimos como señal de reconocimiento y tendemos a ignorar el resto", como un ritmo y una carga de trabajo intensos, estrés, ansiedad y un largo etcétera, especialmente si estamos hablando de un puesto de directivo. Esto fue lo que le ocurrió a Stéphane cuando adoptó la posición de responsable de turismo.
Cuando se lo ofrecieron, manifiesta que "al principio estaba muy contenta y ni siquiera me lo pensé". "Acepté esta promoción directamente. Me sentí valorada y reconocida, estaba eufórica. Pero después de un mes, comencé a comprender en qué me había metido...", reconoce al medio francés, donde en el foco de esta historia y las aseveraciones de Charbonneau dan una serie de recomendaciones para no precipitarse en la aventura de un nuevo reto que puede ser contraproducente a pesar de seducirnos con un mejor salario.

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Valorar todas las variables
Stéphane explica que ha sido todo un reto porque "gestionar significa tratar con muchas personalidades diferentes, intentar satisfacer a todos, cumplir objetivos y rendir cuentas a superiores no siempre competentes ni realistas... Es muy exigente", asegurando que "a veces desearía poder recuperar la paz que tenía antes de este ascenso. No pensé en absoluto en cuánto tiempo y energía requeriría este trabajo. Realmente no me proyecté en la realidad del puesto".
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Lo ideal es, una vez ofertado, tomarse un tiempo para valorar cómo será la nueva rutina diaria. "Muchas personas no siempre se atreven, en el ámbito directivo, a tomarse este tiempo de reflexión. Dicen que esto equivaldría a poner en duda la propuesta y temen mostrar algún tipo de vacilación. Pero ese no es el caso. Es muy saludable hacer preguntas", dice Laure Charbonneau, recomendando estudiar la situación con detenimiento, con pragmatismo y realismo.
"¿Es un puesto nuevo? ¿La gente alguna vez lo ha rechazado? ¿Por qué está vacante?", son algunas de las preguntas que nos debemos hacer para tener una percepción más clara y realista, según la directora regional. Además, hay que ser conscientes de las nuevas responsabilidades que vienen implícitas en el nuevo trabajo, porque pueden repercutir en el bienestar, la salud o incluso la vida privada. "Las nuevas responsabilidades del puesto se convierten en obligaciones cotidianas. Tienes que estar seguro de poder manejarlas, de lo contrario rápidamente se convierten en limitaciones onerosas", dijo Stéphane basándose en su propia experiencia.

Conflicto laboral / Bill Diodato

Conflicto laboral / Bill Diodato
Esta misma explica cómo su superior jerárquico "es inestable. Un día parece confiar en mí y me da la libertad de practicar como mejor me parezca. Al día siguiente, microgestiona todo lo que hago y veta ciertas iniciativas o decisiones sin que yo entienda por qué. A veces me siento menos libre que cuando no era manager", lo que quiere decir que hay que tener cierta confianza con las personas con las que vas a compartir labores o al menos construirla, porque una mejor calidad de las relaciones en el trabajo tiene un impacto considerable en el bienestar y la productividad.
Y si nada te termina de convencer de dar el paso, hay una posibilidad: negarse. Puede darse una situación de insatisfacción por la propuesta después de su análisis por muchos motivos, ya sea por un desequilibrio en la vida privada y su bienestar, no sentirse 100% preparado para el nuevo puesto o simplemente por no ser de tu gusto. Y es que los ascensos no siempre son oportunidades para una mayor satisfacción por más que te puedan decir, sino que eso es valorable nada más que por uno mismo. De esta forma, es mejor no deslumbrarse por la palabra 'ascenso'.