Un nuevo estudio alerta que los hijos de este tipo de padres tienen mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral
El estudio analizó a más de 13,200 adultos
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Una familia. / Rachel Murray
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El divorcio es una experiencia estresante que puede tener repercusiones duraderas en la vida de los hijos. Aunque se ha estudiado ampliamente el impacto emocional y psicológico del divorcio, este nuevo estudio se centra en las consecuencias físicas a largo plazo, específicamente en el riesgo de sufrir un derrame cerebral.
El estudio, publicado en Plus One, que analizó datos de más de 13,200 adultos mayores de 65 años, encontró que aquellos cuyos padres se divorciaron durante su infancia tenían un 60% más de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en comparación con aquellos que no experimentaron el divorcio de sus padres.
"Nuestro estudio indica que incluso después de tener en cuenta la mayoría de los factores de riesgo conocidos asociados con el accidente cerebrovascular (incluido el tabaquismo, la inactividad física, los ingresos y la educación más bajos, la diabetes, la depresión y el bajo apoyo social), aquellos cuyos padres se habían divorciado todavía tenían un 61% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular", aseguró la autora del estudio, Mary Kate Schilke.
La autora autora principal del estudio, señaló que los investigadores excluyeron del estudio a los participantes que estuvieron expuestos a abuso sexual o físico. "Nuestra investigación quería aclarar la asociación entre el divorcio de los padres y el accidente cerebrovascular evitando cualquier posible confusión con el abuso infantil", explicó.
Los expertos señalaron que la relación entre los hijos de padres divorciados y el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular no está completamente comprendida. Sin embargo, sugieren que tanto los factores biológicos como los sociales podrían desempeñar un papel en esta conexión.
"Desde una perspectiva de integración biológica, la separación de los padres durante la infancia podría dar lugar a niveles elevados y sostenidos de hormonas del estrés", afirmó Fuller-Thomson. "Experimentar esto durante la infancia podría tener influencias duraderas en el desarrollo del cerebro y en la capacidad del niño para responder al estrés".
"Si futuras investigaciones encuentran vínculos similares entre el divorcio de los padres y los accidentes cerebrovasculares, es posible que el conocimiento sobre si el paciente creció o no en una familia intacta sea utilizado por los profesionales de la salud para mejorar la difusión dirigida a la prevención y educación sobre los accidentes cerebrovasculares", añadió Schilke.