Llamó a la policía quejándose de ruidos nocturnos y lo que se encontraron ha desatado un aluvión de bromas
La Gendarmería de Hérault (Francia) ha compartido la historia en redes sociales
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Gendarmería francesa / MarioGuti
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La Policía está a disposición de los ciudadanos para interceder en los problemas que puedan tener, ayudarlos y hacer cumplir leyes y normativas, desde las más restrictivas y graves hasta las más cotidianas y leves. Así, reciben muchas llamadas solicitando sus servicios para que paren inconvenientes que le surgen a las personas de manera diaria, como los ruidos nocturnos, por ejemplo.
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Esta es una de las solicitudes más recurrentes y ocurre en cualquier país, encontrándose en bastantes ocasiones situaciones que resultan de lo más surrealistas con sorpresas que, ni imaginándose la más rocambolesca posible, podrían llegar a adivinar. Es el caso que ha compartido la Gendarmería de Hérault (Francia) en sus redes sociales... definiéndola como una de sus "noches de anécdotas".
En una publicación en Facebook, explican que "una noche, el CORG (Centro de Operaciones e Información de la Gendarmería) recibe una llamada de una mujer preocupada, alegando escuchar ruidos extraños cerca de su casa. Convencida de que algo inusual estaba sucediendo". Pero lo que se encontraron al acudir a su reclamo fue totalmente inesperado.
Una lluvia de bromas
Una patrulla acudió al lugar y, cuando se pusieron a investigar de dónde venían los ruidos que la mujer les había indicado, descubrieron que los 'alborotadores' no eran adolescentes haciendo alguna travesura, delincuentes llevando a cabo alguna ilegalidad o una fiesta que se había alargado demasiado... sino que los causantes eran unos simples anfibios.
"Una vez en la escena, los agentes descubren que la misteriosa fuente de sonido no es otra cosa... que un estanque lleno de ranas ubicado cerca", escribió la Gendarmería en el post en redes sociales. Sí, lo que estaba escuchando la afectada era simplemente a un numeroso grupo de estos animales croando sin parar. No se detalla cuántos había, pero debían de ser muchos cuando provocaron una llamada a las autoridades.
Esto desencadenó una serie de respuestas de los usuarios de Facebook, tomándose de manera jocosa lo sucedido. Empezaron a llegar las bromas, como es habitual en estas plataformas, preguntando uno de ellos si habían multado a las ranas "por causar disturbios durante la noche", mientras que otro tiró de más ironía recordando los cuentos populares: "Escuché que pasó el resto de la noche acariciando ranas con la esperanza de que una de ellas se convirtiera en el Príncipe Azul". Menuda noche tuvieron los policías, la señora... y las ranitas.
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Miguel Muñoz
(Linares, 1992) Periodista, SEO y redactor en la sección de deportes de la Cadena SER. Graduado en Periodismo...