Este es el trastorno que ocultan las personas dejan la tele encendida todo el día según la psicología
Muchas personas tienen esta costumbre
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Dos niños viendo la televisión. / Peter Macdiarmid
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Muchas personas tienen la costumbre de dejar la televisión encendida durante el día, incluso cuando no la están viendo. Aunque esta práctica puede parecer un hábito simple e inofensivo, en realidad revela diferentes dinámicas psicológicas. La psicología ofrece varias explicaciones sobre este comportamiento y sus efectos en la mente y el bienestar. En muchos casos, este hábito está relacionado con el deseo de compañía, incluso cuando se está solo. Los seres humanos somos criaturas sociales y el silencio puede resultar opresivo o incómodo. En estos momentos, la televisión se convierte en un "ruido de fondo", creando un ambiente que da la sensación de no estar solo.
Este fenómeno se conoce como soledad social y puede ser especialmente notable en quienes viven solos o trabajan desde casa. En estos casos, el dispositivo encendido proporciona una especie de confort psicológico.
Además, la televisión frecuentemente funciona como una distracción que evita enfrentar la soledad o pensamientos profundos. Tener un sonido constante de fondo ayuda a no sentirse completamente aislado, disminuyendo la ansiedad que puede surgir del silencio absoluto. Incluso si no estás prestando atención al programa, el simple hecho de escuchar voces, ruidos y sonidos externos contribuye a llenar el vacío emocional que uno podría experimentar en ausencia de interacciones sociales reales.
La sobreestimulación
Otro aspecto crucial es la búsqueda constante de estímulos que define a la sociedad contemporánea. Vivimos en una era donde la información está siempre al alcance de la mano y se espera que estemos continuamente activos y productivos. Mantener la televisión encendida, incluso sin prestarle atención, puede ser una respuesta a la necesidad psicológica de mantener un alto nivel de estimulación mental. Sin embargo, la exposición constante a estímulos visuales y auditivos puede mermar nuestra capacidad de concentración. En un entorno saturado de estímulos, nuestros cerebros pueden acostumbrarse a recibir demasiado, lo que potencialmente disminuye nuestra capacidad para enfocarnos en tareas específicas. Esto puede tener un impacto negativo tanto en la productividad como en el bienestar mental.
Las investigaciones psicológicas han revelado que la exposición continua al ruido de fondo, como el que emite la televisión, puede influir en el estado de ánimo y el bienestar mental. Para algunas personas, mantener el dispositivo encendido puede generar una acumulación de estrés debido al constante bombardeo de información. Sin la oportunidad de concentrarse en una sola cosa, puede resultar difícil mantener una mente tranquila y relajada.