Izquierda a garrotazos
Si la derecha se lleva mal, la medalla de oro del cainismo se la lleva la izquierda o, por mejor precisar, la izquierda de la izquierda

Ignacio Peyró: "La izquierda, a garrotazos"
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Hace más de dos siglos que circula la proclama revolucionaria de “libertad, igualdad, fraternidad”, y podemos decir que en este tiempo ha habido avances sustantivos en libertad e igualdad, mientras que la fraternidad sigue siendo, precisamente, la hermana pobre, salvo que consideremos un gran progreso no irnos pegando los unos a los otros por las calles.
De fraternidad tenemos un déficit tan crónico como de Vitamina D, con una peculiaridad que no debería existir en la teoría, pero existe abrumadoramente en la práctica: podemos sentirnos hermanos de las causas más lejanas, la lucha de los inuit, la conservación de las mariposas en la taiga, pero -al menos en política- existe la tentación diaria de morder al de al lado. Pablo Iglesias y Rajoy se miraban con la simpatía de la distancia; Rosa Díez, sin embargo, descomponía el rostro de esfinge galaica de Rajoy.
Pero si la derecha se lleva mal, la medalla de oro del cainismo se la lleva la izquierda o, por mejor precisar, la izquierda de la izquierda: si vemos una foto de Podemos hace diez años y una de hoy, apreciaremos que los eslóganes utopistas dieron paso a una batalla de todos contra todos que hubiese pasmado al mismo Hobbes.
Ahora, las relaciones entre Sumar y Podemos han retomado esa tradición, llevando aquello de que la izquierda es un lobo para la izquierda a extremos de virtuosismo matancero. Cualquiera diría que no defienden, en esencia, lo mismo. Allá se las verán ellos, pero han de saber que los duelos a garrotazos no solo no son edificantes, sino que les quitan votos.