
Los pseudoperiodistas acreditados en el Congreso: la nueva arma mediática de la extrema derecha
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Los pseudoperiodistas: la nueva arma mediática de la extrema derecha
Los agitadores y activistas irrumpen en las instituciones públicas dificultando la labor de la prensa, amenazando y acosando a periodistas
Madrid
Cada martes, en la sala de prensa del Congreso de los Diputados, se repite la misma escena. Un trabajador de EDA TV, una plataforma de desinformación, intenta formularle una pregunta al portavoz de un partido político. A veces lo hace interrumpiendo a otros compañeros. El político, por lo general, no responde o incluso decide dar por terminada la rueda de prensa. “¿No te cansas de mentir?”, le contestó en una ocasión el portavoz socialista, Patxi López, al agitador Vito Quiles. Pase lo que pase, el trabajador repite la misma dinámica. Sube el vídeo a las redes sociales con un mensaje parecido a este: “Le pregunto a Patxi López y ocurre esto. Increíble. Solo puede pasar en España”. Sus seguidores responden enseguida y el vídeo se viraliza.
Estos trabajadores suelen ser agitadores, activistas de extrema derecha o, como coinciden en llamarlos algunos expertos, pseudoperiodistas. Pseudo, según la RAE, significa falso, pero también “aquella cosa que se hace imitando a otra que es legítima o auténtica”, como apunta Dolors Palau, profesora de periodismo de la Universidad de Valencia. “Hay una parte de imitación y de burla. Hacen parecer que son un medio de comunicación, pero para comportarse de una forma ilegítima, es decir, para burlarse de los principales valores y principios periodísticos”, explica.
Con esa apariencia de periodistas, actúan como el brazo mediático de la derecha y la extrema derecha. Se presentan, además, como defensores de la libertad de expresión, pero responden con amenazas a quienes les critican. Vito Quiles, uno de estos agitadores, subió hace unas semanas un vídeo a sus redes sociales amenazando con publicar los nombres y las direcciones de los periodistas que le “interrumpan” cuando está haciendo una pregunta. No es la primera vez que lo hacen: ya han publicado las fotos y los nombres de periodistas, lanzándoles a la turba de las redes sociales. La Asociación de Periodistas Parlamentarios, que agrupa a los periodistas que trabajan a diario en el Congreso, ha pedido en varias ocasiones al Departamento de Comunicación de la Cámara Baja que tome medidas para garantizar que los periodistas puedan realizar su trabajo con normalidad, pero, de momento, nada ha cambiado y los agitadores, a pesar de su comportamiento, siguen acreditados en el Congreso.
El desembarco de estos pseudoperiodistas empieza poco después de la pandemia. Durante el confinamiento, Javier Negre, un periodista condenado por inventarse una entrevista, abrió un canal de YouTube, Estado de Alarma TV, para agitar a la sociedad y cargar contra el Gobierno. Poco después, gracias al dinero de empresarios como Marcos de Quinto, exdiputado de Ciudadanos, montó una página web y una radio, y se acreditó en el Congreso de los Diputados. Negre estableció la dinámica —haciendo preguntas agresivas, y a veces trufadas de bulos, a políticos de izquierdas, buscando la provocación— y mandó a reporteros jóvenes a que hagan lo mismo que él. Ellos son, aseguran, los verdaderos periodistas. El resto, “palmeros” del Gobierno.
La realidad es que, para hacer muchas de sus preguntas, utilizan información publicada en medios tradicionales. Dolors Palau analizó el contenido de varios pseudomedios y llegó a esa conclusión. “Se nutren del contenido de medios de comunicación convencionales, pero tergiversan y manipulan los titulares para adaptarlos al activismo que realizan”. Es decir, desinforman. Palau explica que suelen estar centrados en el rol de “vigilancia del poder”, pero con un problema de base: la falta de independencia. “En realidad, tienen unos vínculos muy claros con determinados partidos políticos que tienen una ideología muy concreta. Su teórica o aparente labor de fiscalización se restringe solo a algunos actores sociales”, cuenta.
Basta un repaso por el canal de YouTube y la página web de Estado de Alarma para observar el vínculo que Javier Negre mantiene con la derecha y la extrema derecha. En sus vídeos, informan sobre cómo Isabel Díaz Ayuso “destroza” a la oposición en Madrid; sobre la “contundente” respuesta de Pepa Millán al Gobierno; o sobre el “brutal” discurso de Santiago Abascal.
400.000 euros en publicidad institucional
Javier Negre, además, suele criticar en público cómo hay medios “corrompidos por la pauta publicitaria”. Sin embargo, EDA TV recibe miles de euros en publicidad institucional de los gobiernos del Partido Popular. En los últimos cuatro años, ha recibido más de 400.000 euros a través de contratos con distintas administraciones, según la información disponible en el portal de contratación. Solo en 2023, recibió más de 50.000 euros de la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso. Del Ayuntamiento de Madrid, ha recibido 55.000 desde 2021 y más de 70.000 de la Junta de Castilla y León. Hay, también, contratos con los gobiernos de Ciudad Real, Cádiz, Toledo o de ayuntamientos más pequeños, como el de Arroyomolinos, Alcobendas o Nerja. Todos gobernados por el PP. Negre explica que ese dinero "no condiciona su línea editorial". "Ni un euro público condiciona nuestra defensa de la libertad, de dar la batalla cultural de la izquierda y de apoyar a gobiernos de derecha porque así lo creemos", asegura el dueño de EDA TV a la Cadena SER. Insiste en que está, como el resto, en su derecho. "No lo escondemos", apunta.
A pesar de recibir dinero público desde al menos 2021, hasta este jueves, en la página web de EDA TV explicaban que eran un "medio independiente" que "se financia por sus propios medios". El empresario explica que se debe a "un error" que ya han corregido. "Tengo todo el derecho del mundo a recibir ayudas públicas", insiste.
Negre está ahora centrado en América Latina, donde ha empezado un desembarco, aprovechando el triunfo de Javier Milei en Argentina. En el verano de 2024, viajó a Buenos Aires para entrevistar a Milei y acabó comprando la mitad de La Derecha Diario, un pseudomedio argentino que él mismo describe como “el que más ayudó a Javier Milei a llegar al poder”. Tanto es así que sus fundadores han trabajado o trabajan para él. El socio de Negre es Fernando Cerimedo, que ha sido asesor de Milei y está siendo investigado por su participación en el intento del golpe de Estado en Brasil contra Lula da Silva. El objetivo de Negre, según ha contado en varias ocasiones, es extender su modelo a otros países de América Latina, como Ecuador, Bolivia o Uruguay. “El terror de los comunistas llega a México para hacer llorar a diario a la zurda Claudia Sheinbaum y exponer lo que los medios tradicionales no te muestran”, escribió en X La Derecha Diario para anunciar su llegada a México. Su objetivo es "dar la batalla cultural", tal y como explicó en la CPAC de Argentina, el foro conservador que se organiza cada año y que reúne a las principales personalidades de la extrema derecha mundial. También tiene interés, según explica, en "reforzar los lazos de la hispanidad" y "promover las relaciones comerciales entre América Latina y España".
Mientras Negre se vuelca en la expansión de su conglomerado, es Vito Quiles quien está ganando protagonismo en España. Quiles está acreditado en el Congreso de los Diputados, a pesar de que fue en la lista de Alvise Pérez a las elecciones europeas. Ha participado, además, en las manifestaciones que se organizaron en Ferraz contra el Gobierno de Pedro Sánchez, apoya a grupos ultra, como Desokupa, y Hazte Oír, la organización ultracatólica y ultraconservadora, promociona sus vídeos a diario en sus redes sociales. Vito Quiles, junto a Bertrand Ndongo, exasesor de Vox que ahora trabaja en Periodista Digital, se dedica a acosar y amenazar a periodistas. La APP, la Asociación de Periodistas Parlamentarios, ha denunciado, a través de comunicados, las descalificaciones, los insultos y el señalamiento que sufren los periodistas en su puesto de trabajo. Los grupos políticos, además, están impulsando una reforma del reglamento del Congreso para establecer una serie de reglas que garanticen el trabajo de todos.
La presencia de estos pseudoperiodistas en instituciones públicas como el Congreso de los Diputados está abriendo, en cualquier caso, un debate sobre la autorregulación de la profesión. “Algunas de estas personas han estudiado periodismo, pero claro, también hay personas que tienen un grado en medicina, pero no realizan una buena praxis y, por lo tanto, los expulsan o sancionan”, apunta Dolors Palau.
No es difícil imaginar qué puede pasar si ese debate no se aborda. La administración de Donald Trump ya está abrazando este tipo de pseudoperiodismo, abriendo la puerta de la sala de prensa de la Casa Blanca a youtubers e influencers, colocando en el mismo plano a agitadores de extrema derecha y a periodistas. Javier Negre ya lo está celebrando.