'The Guardian' señala a este pueblo de España como el "centro" de las bodas gays
Parejas de Japón, Islandia, Estados Unidos y otros países han viajado hasta Campillo de Ranas para darse el sí.


Entre las montañas y bosques de Guadalajara, un pequeño pueblo de apenas 150 habitantes se ha convertido en el destino favorito para las bodas de parejas del mismo sexo. Campillo de Ranas, ubicado en la Sierra Norte de Guadalajara, ha celebrado más de 1.000 ceremonias desde 2005, cuando se legalizó el matrimonio igualitario.
Este pueblo se ha hecho notar fuera de nuestras fronteras. El periódico británico 'The Guardian' ha nombrado en un reportaje a Campillo de Ranas como el "centro" de las bodas gays en España, un fenómeno que comenzó gracias a la iniciativa de su alcalde, Francisco Maroto.
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Ante la negativa de algunos alcaldes conservadores a oficiar matrimonios homosexuales en sus ayuntamientos, Maroto decidió abrir las puertas de Campillo de Ranas a todas las parejas. La noticia se propagó y en poco tiempo el pueblo pasó de ser un rincón desconocido a un referente para el colectivo LGTBIQ+.

Varias casas, el 21 de marzo de 2023, en Campillo de Ranas, Guadalajara. Europa Press / Getty Images.

Varias casas, el 21 de marzo de 2023, en Campillo de Ranas, Guadalajara. Europa Press / Getty Images.
Antes de convertirse en el centro de las bodas gays, Campillo de Ranas era uno de los muchos pueblos golpeados por la despoblación. En 1984, cuando Maroto llegó desde Madrid, el pueblo contaba con apenas tres familias y carecía de servicios básicos como electricidad o agua corriente. Ahora, el turismo rural y la popularidad de las bodas han cambiado su destino.
Hoy, el municipio y sus aldeas cercanas cuentan con 19 alojamientos y cinco restaurantes que viven en gran parte por las bodas. Parejas de Japón, Islandia, Estados Unidos y otros países han viajado hasta Campillo de Ranas para darse el 'sí'. En la actualidad las bodas heterosexuales también forman parte de la mayoría de las ceremonias.
Para el alcalde Maroto, la decisión de convertir a Campillo de Ranas en un refugio para las bodas igualitarias fue un acto de militancia política. "Jamás imaginé que tendría tanta repercusión", confesó a 'The Guardian'. "Las bodas han tenido un gran impacto en la economía local. Cada celebración trae a más de 150 invitados". La población del pueblo no ha crecido, pero sí ha logrado estabilizarse, algo poco común en la España vaciada.