La tregua ya estaba rota

Madrid

La tregua ha saltado por los aires, cuando estaba a medio camino. Los más de 400 muertos por los bombardeos sorpresa desarrollados por Israel, al inicio del Ramadán, no comprenderán por qué. Incluidos los niños. Es así de triste. En realidad, ya no pueden comprender nada. Y los demás, apenas.

Como en toda ruptura de un pacto, las dos partes se acusan de violarlo. Netanyahu dice que Hamás no quería devolver a los rehenes que mantiene. Y Hamás que la ruptura de Israel es unilateral. A los muertos poco les importará quién lleva la razón. Pero a los demás sí.

Porque de hecho, este fin abrupto del alto el fuego no es que haya surgido como una seta. Israel venía incumpliendo sus términos desde hace por lo menos tres semanas, cuando abortó una de sus cláusulas más importantes: impidió la entrada de ayuda humanitaria a la franja de Gaza, y siguió matando palestinos aquí y allá, también en Cisjordania. Y además continuó sus operaciones militares en Siria y en Líbano.

Cierto que el incumplimiento de los armisticios forma parte de una cierta tradición de ese Estado, suele caer en eso. El problema es cómo continuar otorgando confianza a esa salida, cómo fiarse de que lo acordado llegará a buen fin.

De ahí que los detalles de los compromisos deben ser inequívocos, que han de  establecerse garantías y que los árbitros deben gozar de un poder suficiente para ejercer su tarea.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Si romper acuerdos, alcanzados también por mediación de los EEUU, se convierte en nueva norma, mal augurio tenemos también para la tregua en Ucrania.