La socióloga que se infiltró en las casas de los millonarios: "Los criados suelen vivir situaciones de explotación"

Madrid

En 2024 había en España 30 milmillonarios, según la clasificación anual de la revista Forbes, una cifra que aumenta poco a poco y es, además, una tendencia mundial. Ese mismo año surgieron 204 nuevos milmillonarios en el mundo lo que supone un promedio de casi cuatro nuevos a la semana. Son datos, cuanto menos, inquietantes. El incremento de la brecha social se acrecienta en un mundo amenazado por la desigualdad. A los ricos les van bien las cosas gracias a un sistema financiero internacional diseñado a su favor.

Yates, mansiones, bolsos Chanel y zapatos Louboutin, relojes de lujo, colegios privados... Esa es la burbuja dorada en la que vive esta élite, una burbuja en la que no podía faltar el servicio doméstico. Su enorme poder económico explica el amplio abanico de servicios del que disfrutan, empleados a los que exigen multitud de tareas y caprichos. Criadas, mayordomos, cocineras, jardineros, chóferes... cuyas pequeñas biografías tienen un hilo que las conecta con una realidad que de alguna manera explica lo que está pasando: el capitalismo genera desigualdad. La relación y el comportamiento de los ricos con su personal doméstico no es más que el reflejo de un sistema liberal que oculta desigualdades sociales y raciales bajo una falsa máscara de bienestar.

Los ricos consideran que hay que tener servicio doméstico, el número de empleados de hogar les sirve para calibrar la fortuna de los demás y compararse

En el libro 'Servir a los ricos' (editorial Península), la socióloga Alizée Delpierre hace una radiografía de los mecanismos de explotación que frecuentan esos millonarios. Tras años de investigación en los que entrevistó a 123 grandes fortunas (el 41% pertenecientes a la aristocracia) e hizo centenares de entrevistas a diferentes empleados domésticos, Delpierre desgrana con minuciosidad la compleja relación entre las grandes fortunas y su servicio, una realidad opaca de la que se sabe muy poco que transita de la cultura de la riqueza a la cultura de la explotación describiendo decenas de historias de las que fue testigo. Además, para documentarlo se infiltró como niñera (au pair) aunque también realizó otras tareas domésticas en dos hogares de familias acaudaladas. Sumergirse en el mundo de los ricos le permitió sacar las conclusiones que muestra en su libro: “Son personas que trabajan en unas condiciones laborales que podrían parecer estupendísimas, cobran sueldos bastantes altos o reciben regalos de sus jefes pero a cambio tienen que trabajar muchísimo, día y noche. Se produce una situación de explotación”, explica.

Es lo que tiene ser muy rico, pueden permitirse cosas inverosímiles. Atención a los siguientes caprichos: dormir todas las noches contemplando fuegos artificiales a través de la ventana que da al jardín de la mansión, despertar con una nana cantada en canon por dos sirvientas, sentarse a una mesa donde el espacio entre los cubiertos se haya medido al milímetro... El listado de excentricidades que se vieron obligados a satisfacer los criados y criadas a los que Alizée entrevistó -y explica en uno de los capítulos- es largo. En otro, por ejemplo, aborda la pluralidad de perfiles de los sirvientes, una división del trabajo que se acentúa a medida que la plantilla es mayor. Es el caso de un hombre llamado José que es “guarda de los rosales”, una profesión inventada por “su señor”. Charles, que así se llama, es un apasionado de las rosas y compró un enorme castillo en el que contrató a tiempo completo a José para que cuidara de su inmensa rosaleda. Incluso les pone música y les cuenta historias. Otro ejemplo más de que el dinero legitima el poder, los gustos excesivos y extravagantes.

8 de cada 10 empleados del hogar son mujeres

Criados y criadas cuyos relatos suelen estar invisibilizados. Nuestra invitada dedica la mayor parte de su investigación a las criadas y limpiadoras. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que ocho de cada diez empleados del hogar son mujeres que son además migrantes. Según el Ministerio de Trabajo en nuestro país hay actualmente más de 600.000 empleadas del hogar, el 62% proceden de América Latina. “Los estereotipos racistas sobre las sirvientas migrantes circulan sin el menor tabú: las árabes son buenas cocineras, las marfileñas buenas niñeras, las filipinas muy dóciles... Existen muchos prejuicios raciales”, comenta.

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'Servir a los ricos' es un relato minucioso de las dinámicas de poder y las desigualdades que coexisten en los hogares de los más que más tienen. A través de sus páginas, la socióloga realiza preguntas y da respuestas que implican pensar en las condiciones laborales de los trabajadores domésticos. El empleo del hogar, también en las mansiones de los ultrarricos, sigue sin alcanzar una equiparación de derechos laborales y protección social, continúa invisibilizado y sin reconocimiento social. Esto dice mucho de nosotros como sociedad.