Manuel Jabois, sobre José Bretón: "Dice que le faltó suerte para salir impune. De la suerte que corrieron sus hijos porque él fuera su padre, no habla"

Madrid

Hay un punto extraordinariamente vomitivo, y temerario, más de lo que cabría suponer, en un momento de la declaración de Bretón. Ocurre cuando dice que no mató a sus hijos por venganza. Ocurre cuando quiere, de esta forma, desligar el asesinato de la violencia vicaria, de la violencia machista. Ocurre cuando viene a decir que su intención era salvar a sus hijos. Salvarlos de que viviesen con la familia de su mujer. Y cuenta que los mató “por impaciencia”, porque no soportaba esa idea. Prefiere que pensemos que ha matado a sus hijos “por impaciencia” que por venganza, prefiere acaso engrosar la lista de asesinos impacientes que de asesinos machistas. ¿De qué me iba a vengar?, dijo después de reconocer que ella lo dejó y él le pidió de todas las maneras seguir con ella. Y en su exculpación, la exculpación del odio, que es como precisamente titula Luisgé Martín su libro, dice que le faltó suerte para salir impune. Detengámonos en la palabra suerte en ese contexto, el del asesino de sus dos hijos pequeños que finalmente es detenido, según él, por mala suerte. Tuvo él mala suerte, casi se libra, dice. De la suerte que tuvieron las dos criaturas siendo sus hijos, de la suerte que corrieron las dos criaturas porque él fuese su padre, no habla. De la suerte que tuvo Ruth teniendo dos hijos con él, no habla. Solo tuvo mala suerte él, porque no le salió perfecto matar a dos niños pequeños.