Un diagnóstico de la educación sexual a través de la mirada de cuatro generaciones distintas
Casi el 80% de los españoles no ha recibido una suficiente educación sexual y los expertos lo achacan a la falta de recursos, a una perspectiva basada en los peligros del sexo y a tener el porno como referencia

Reportaje EP166 | Vamos a hablar de sexo... o no
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
"En aquellos tiempos que yo iba al colegio, la educación sexual más bien era tabú igual que en la familia". "No tengo ningún recuerdo de que en el colegio o instituto se abordara el tema de la sexualidad a ningún nivel". "Falta el hablar de lo que es la comunicación en el acto sexual". "Debería haber más educación sexual". Son las respuestas de José, de 67 años; María, de 42; Marina, de 29; y Luis Ángel, de 18, al hablar de educación sexual. A pesar de que pertenecen a diferentes generaciones, todos coinciden en que no han recibido suficiente educación sexual a lo largo de sus vidas.
Más información
- ¿Afecta el porno a las relaciones sexuales de los jóvenes? Esto es lo que opinan los estudiantes universitarios
- Noemí Casquet: "Deberíamos empezar a educar en sexualidad a partir de los dos años"
- "El 70% de las preguntas no las saben": así es 'Cli.Sex', el juego que busca revolucionar la educación sexual para adolescentes
La reciente encuesta publicada por la plataforma de citas Joy Club revela que el 79% de la población de 18 a 65 años no tiene suficientes conocimientos sexo-afectivos, lo que se traduce en ocho de cada 10 españoles. De ese porcentaje, la mitad nunca los recibió en el ámbito familiar y el 29% tampoco en el escolar. "Recuerdo que vino en sexto de primaria una educadora asexual a darnos una charla sobre el tema, pero fue muy por encima, dando a entender que eran los padres los que se tenían que encargar de educar a sus hijos", cuenta Marina. Otra encuesta, Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos, de FAD Juventud, afirma que el 50% de jóvenes de entre 16 y 29 años no ha recibido educación sexual de calidad ni en sus casas ni en las aulas.
Bruno tiene 17 años y admite que ha recibido charlas y talleres en el colegio, pero considera que "sería necesario que hubiera más porque hay mucha gente que no es consciente de lo que hace". Y es que, según la Encuesta para conocer la percepción sobre la educación sexual en adolescentes, del Ministerio de Sanidad, el 56% de los adolescentes admite que se informa a través del porno. La de FAD Juventud revela que el 45% tuvo contacto por primera vez con la pornografía alrededor de los 13 años.
Solo el 11%, satisfecho con la educación sexual recibida
Luis Ángel reconoce que ha recibido más educación sexual por parte de sus padres que en el colegio y piensa que hace más falta porque "no estamos bien mentalizados de lo que es el acto sexual". Tal y como muestra la misma encuesta, solo el 11% de adolescentes y jóvenes se muestra satisfecho con la educación sexual recibida en el ámbito familiar y escolar. "Siempre se ha mencionado el tema de utilizar preservativos para evitar un embarazo o enfermedades de transmisión sexual, pero nunca nadie ha profundizado en lo que es una relación sexual", señala Marina.
María ni siquiera recibió charlas sobre esta materia. "Prácticamente nada de educación sexual. Recuerdo que en el colegio había algún tipo de charla informativa sobre la menstruación. Recuerdo que sacaban a todos los chicos como si fuese algo que no les concerniera y nos dejaban a nosotras y nos contaban información, pero como si fuera algo relacionado exclusivamente con la biología, no como si tuviera que ver también con la concepción, con la sexualidad. Por supuesto, nada relacionado con posible placer o disfrute, nada de eso", apunta.
A este respecto, el presidente del Comité de la Sociología de la Sexualidad, Luis Robledo, sostiene que la educación sexual en España se aborda "desde los peligros que implica por ejemplo los embarazos no deseados o las infecciones de transmisión sexual", pero cree que hay que exponer una visión integral y no basar la educación en el miedo. "No podemos basar la educación sexual en los peligros del sexo o en la abstinencia. Hay que reivindicar los placeres, los aspectos positivos de la sexualidad", afirma.
En la generación de José ni siquiera se hablaba de sexualidad. "Lo que había era mucha religión, mucha matemática, geografía y lengua", recuerda y cuenta que tuvo que aprender "de manera autodidacta". "Me informé sobre la sexualidad viendo y experimentando con mis primeras experiencias", señala. Es partidario de que se fomente la educación sexo-afectiva e intenta suplir las carencias que él tuvo, dando a sus hijas la educación que a él le hubiera gustado recibir. "Los hijos tienen que tener suficiente confianza con sus padres, tienen que dialogar y no enterarse a través de las redes como hacen ahora", sostiene.
"Hay que enseñar a no tener miedo a hacerse preguntas sobre sexualidad"
Y precisamente uno de los fallos que ve Robledo es la falta de herramientas de los docentes y familias. "Por eso es bueno que nos encontremos con adolescentes y jóvenes, que digan que necesitan porque esto muestra sus inquietudes y que no las tenemos que obviar", dice. "Hay que enseñar a hacerse preguntas, a no tener miedo a hacerse preguntas sobre sexualidad, de reflexionar con la persona la duda que tiene de aquello en lo que no ha pensado, explorar aquellos espacios de placer que aún no ha explorado o que desconoce, pensar en sus malestares", señala.
También considera que las familias son importantes en esta materia, pero no se puede dar por hecho que tengan todos los conocimientos para poder trabajar este tipo de temas con sus hijos e hijas. "Si las personas adultas también necesitan educación sexual, sería contradictorio que le exigiéramos a la familia que fueran educadores modelos", comenta, insistiendo en que hay que dejar de suponer que los adultos no poseen dudas en esta materia. "Hay que dejar de infantilizar a adolescentes y jóvenes, pero también no idiotizar a los mayores como si estos no se enteraran de lo que es la sexualidad", apunta.
Natalia Martínez es sexóloga y educadora sexual de Va de cuentos, una asociación que se encarga de promover y divulgar educación sexual a través de la literatura y los cuentos. Coincide con Robledo en que la educación sexual se sigue abordando en muchas ocasiones desde lo "peligroso o inapropiado" en lugar de verla como "una herramienta para la comprensión y el bienestar de las personas".
Enseñar sexualidad a través de la literatura
También considera que en los colegios no hay una continuidad a la hora de educar en sexualidad, "sino que se imparte de una manera puntual o preventiva". Por ello, desde Va de cuentos, la también trabajadora social hace hincapié en la divulgación e imparte cursos a niños y adolescentes, además de a los docentes y familias que los solicitan. "Diseñamos talleres de educación sexual adaptados a cada etapa del desarrollo teniendo siempre en cuenta sus necesidades específicas. También brindamos herramientas e información y recursos literarios a las familias para acompañar a la infancia y adolescencia en su desarrollo sexual sin caer en mitos o estereotipos", explica.
Entre los temas que abordan están el "propio cuerpo y los cambios que experimenta durante la pubertad o el tema del consentimiento y la diversidad". "Recurrimos siempre a los cuentos cuidadosamente seleccionados, que nos permiten reflexionar desde una perspectiva lúdica y cercana. A partir de estas historias desarrollamos actividades dinámicas que facilitan la comprensión y el debate adaptándonos a cada grupo de edad", señala, especificando que la formación comienza desde los tres años con el uso de cuentos y juegos simbólicos "que les ayudan a conocer su cuerpo, sus emociones y la importancia del respeto".
"Luego, en la adolescencia, por ejemplo, trabajamos con historias más profundas y reflexivas, que permiten abrir espacios de conversación sobre temas como la identidad, el consentimiento y las relaciones", expone. Martínez asegura que tras las formaciones notan una mayor apertura para abordar los temas desde una "mejor comprensión en la diversidad y el respeto". "En el caso del profesorado y las familias, suelen expresar que se sienten más preparados para acompañar a la infancia y la adolescencia en su desarrollo con herramientas y recursos que les dan seguridad y confianza", asegura.
Sex Education, la iniciativa de la app de citas Joy Club
Iniciativas como la de Joy Club anima a los jóvenes y adultos a seguir educándose en el plano sexual. La aplicación de citas, que fomenta las relaciones liberales y hace hincapié en el respeto y consentimiento, ha lanzado un nuevo espacio de divulgación por demandas de los usuarios. "Contamos con colaboraciones de sexólogas, psicólogas y demás profesionales, que hacen formaciones dentro de nuestra comunidad de forma gratuita o también talleres presenciales", explica la socióloga y directora de Joy Club, Cecilia Bizzoto.
Además de tratar el consentimiento sexual, en el área de Sex Education se aborda gran diversidad de temas como "recomendaciones de juguetes eróticos, de cómo iniciarse en relaciones abiertas, cómo gestionar los celos, quienes sufren dolor en la penetración, cómo gestionarlo o la disfunción eréctil". "Joy Club pretende ser la contra y pretende ser un lugar donde no hay censura, donde se puede hablar de todo tipo de temas, siempre desde el respeto y la tolerancia a la diversidad", indica Bizzoto.

Una imagen de 'SexEducation', el espacio de educación sexual de Joy Club.

Una imagen de 'SexEducation', el espacio de educación sexual de Joy Club.
Sobre el consentimiento, Robledo también hace énfasis en que es necesario aprender a dárnoslo a nosotros mismos. "A entender que tengo la capacidad de decidir sobre mi cuerpo, sobre lo que me provoca placer y lo que me provoca malestar y es imposible entender el consentimiento si no se aprende a dialogar", sentencia. Y las sexólogas Bizzoto y Martínez insisten en seguir promoviendo una educación sexual basada en el respeto.
Dejar de tener el porno como referencia
Aunque ha pasado medio siglo de la primera generación (José), todavía sigue siendo muy necesaria una cultura de educación sexual para que, sobre todo, las nuevas generaciones, dejen de tomar como referencia el porno.
"Vengo de una generación con acceso a internet y bastaba con poner en el buscador porno para hacerte una idea de lo que era una relación sexual. Una idea errónea porque luego lo llevas a la práctica y no tiene nada que ver. Ves a la mujer disfrutando, unos gemidos constantes, que luego, en mi caso personal, muchas veces fueron de decir si esto es el sexo, a mí no me gusta porque no me estoy viendo igual que a la chica que yo veía a disfrutar en el vídeo", reflexiona Marina.

Sandra Fernández Pérez
Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencia Política y Gestión de la...