Susana Abaitua y Félix Gómez: “Comprar una vivienda y la privatización de la sanidad son las dos cosas que más miedo dan”

Las contradicciones éticas y morales son una constante en las obras de Josep Maria Miró, Premio Max en 2017 por Tiempo Salvaje y Premio Nacional de Literatura Dramática en 2022 por El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar. Miró es uno de los dramaturgos más premiados, estrenados y traducido a otras lenguas. Nerium Park es una obra que escribió en 2012 y estrenó en el Temporada Alta un año después y en el Grec de Barcelona en 2014. "Era un contexto de fin de la burbuja inmobiliaria y en el que aparecieron muchas urbanizaciones fantasma", decía para empezar la rueda de prensa esta semana, en Nave 10 Matadero, donde ha estrenado la obra por primera vez en español. Por primera vez en nuestro país, porque Nerium Park ha sido traducida a varias lenguas y estrenada en varios países, muchos latinoamericanos. "Cuando llegó a Brasil, allí habían también tenido algunas operaciones especulativas con el tema de los Juegos Olímpicos y conectaba con eso. Cuando se estrenó en Buenos Aires, que era con el gobierno de Macri, conectaba con los despidos", añadía.

Carlos y Marta, interpretados por Félix Gómez y Susana Abaitua, son dos jóvenes con un futuro prometedor que, hartos del alquiler, los ruidos, las humedades, los vecinos y el centro de la ciudad, se acaban de mudar a Nerium Park, una urbanización solitaria a más de media hora de la gran ciudad. A pesar de que transcurren los meses, los ansiados vecinos no terminan de llegar. Tampoco abre un bar, un gimnasio ni nada, la urbanización está desierta, abandonada. Las adelfas (nerium oleander), esa planta tóxica y ornamental que decora carreteras, parques y urbanizaciones, empiezan a crecer descontroladas. Carlos y Marta se dan cuenta de que se han convertido en los únicos residentes de una urbanización con piscina. Los problemas laborales de Carlos y una inesperada presencia, casi fantasmal, multiplican los desencuentros de la pareja. Marta empezará a pensar que están pagando un precio demasiado alto por comenzar una vida lejos de la ciudad.

De la crisis y burbuja inmobiliaria de 2008 a los espectadores de 2025, cuando en España sufrimos la mayor crisis de acceso a la vivienda que recordamos. Hace 15 años te desahuciaban, hoy es imposible comprar casa, salvo que seas un banco, un fondo buitre o un inversor extranjero, todos esos especuladores. "La obra sigue hablando de los márgenes, que es uno de los grandes temas que estamos sufriendo ahora mismo. Toda esa gente que se queda en los márgenes, de los pisos, de gente sin casa y casas sin gente. Es decir, hay algo que está en las noticias ahora continuamente", afirma Jorge Gonzalo, el director de Nerium Park. "Este mundo que hemos construido, por qué es como es y cómo afecta a las vidas concretas. Cómo esas vidas concretas se ven menospreciadas por un sistema, al final".

"¿Cómo que no te interesa la política? Vivir es un acto político"

Nerium Park es un thriller, hay un misterio y una tensión que atrapa al espectador hasta el final, aunque Miró tenga sus reparos con lo de thriller. Sí es una obra de teatro social, porque habla del contexto político y económico en el que nos movemos y que afecta a nuestros proyectos vitales, a nuestra intimidad. "Me llama la atención cuando a veces sale gente joven que dice a mí no me interesa la política. Yo creo que vivir es un acto político y aquí hay una pareja joven, que tiene un proyecto y que su proyecto, si el contexto empieza a fallar, también repercute en su intimidad. No funcionamos solos y mucho menos en esta sociedad de consumo, en la que hay un monstruo que se llama capitalismo", dice el dramaturgo, que apela a la empatía, otra de las reflexiones de la obra. Si nos manifestamos solo por lo que nos toca o si salimos a la calle a protestar también por lo de los demás, ponerse en el lugar del otro.

A Nerium Park no llegan vecinos, nadie compra un piso, no abre ningún bar o gimnasio. No hay tejido social, es imposible hacer comunidad. Una derrota ideológica, nos decía la escritora Alana Portero en La Hora Extra, "el aznarismo nos vendió las bondades de romper con la clase obrera, aspirar a ser clase media y mudarte a un descampado, los PAU, aquellos programas de actuación urbanística. Así se rompe el tejido social, los lazos de entre la gente, piensas que por vivir en un piso con piscina comunitaria, la precariedad y la pobreza no tienen que ver contigo, cuando estás a un mal viento de tener que volver a casa de tus padres con 45 años y cuatro niños, como ha sucedido tantas veces en los últimos años en España". En esto coincide Miró, muy fascinado siempre por las construcciones y la arquitectura, confiesa. Las rotondas y piscinas son frecuentes en sus obras. "Son modelos que nos imponen, desde las construcciones obreras, que parecen muchas de ellas como de lujo. Buscan apartar a un ciudadano del otro, las arquitecturas nunca son gratuitas. Las arquitecturas generan comunidad, generan ideología, generan formas de pensamiento y de consumo", añade.

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También pasa con las arquitecturas sociales, advierte Jorge Gonzalo. "Al final la familia nuclear es lo mismo. La idea de ir separando para que haya que consumir más. El capitalismo necesita un crecimiento continuo y es otra de las ideas de la obra, la de la productividad. No hay espacios para la cultura y lo que hay no es cultura, es ocio, que el ocio es mucho más productivo que la cultura", dice el director. Todas estas crisis afectan a Carlos y Marta, ella jefa de recursos humanos, él un hombre que acaba siendo despedido y se queda en casa, en esta casa a las afueras, sin tejido social, sin comunidad. La otra gran crisis que abre Nerium Park es la de la masculinidad y de todas ellas hemos hablado con Félix Gómez y Susana Abaitua, que están extraordinarios en esta obra que hemos podido disfrutar en Nave 10 Matadero este viernes, día del estreno.