Cristina Almeida: “En mis tiempos, las gordas como yo solo vestíamos de negro y de gris”
La famosa abogada aprendió a coser gracias a su madre y a las revistas Burda de la época
Cristina Almeida: “En mis tiempos, las gordas como yo solo vestíamos de negro y de gris”
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Cristina Almeida personifica la lucha de toda una generación por la igualdad, la libertad, la democracia y el compromiso social. A sus 80 años, esta abogada de Badajoz no ha perdido ni un ápice de su energía para continuar poniendo en valor lo público. Almeida no se olvida de sus orígenes ni del papel que jugó su madre para convertirla en la mujer que pudo ser. La pacense acudió a la universidad en Madrid gracias a la insistencia de su madre para que sus hijas recibiesen una buena educación, compartiendo con ellas su pasión por la lectura.
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En más de una ocasión, hablando de su madre, Almeida ha asegurado que "nuestra libertad (la de ella y sus hermanas) se debió quizá a su frustración por no haber estudiado". Tras más de una década en un colegio de monjas, la abogada recuerda en 'El Faro' junto a Mara Torres, la libertad que sintió al asistir a la universidad, donde descubrió, por primera vez, la cultura y el compromiso social. De hecho, fue entonces cuando conoció a Manuela Carmena, forjando una amistad que perdura hasta estos días.
Pero además de la educación y los valores, su madre también enseñó a una joven Cristina Almeida a coser, lo que le permitió diseñar sus propios trajes. "Para las gordas, que yo era gorda como sigo siendo, eran todos trajes negros y grises porque decían que eso te aparentaba menos gorda, con lo cual eras una gorda de negro", explica la expolítica. Almeida asegura que ella "quería ser una gorda de flores" así que no le quedó más remedio que aprender a hacer sus propios trajes.
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La famosa abogada recuerda que compraba las telas en aquella época en Laura Ashley, la clásica tienda británica de decoración y de moda de mujer, característica por sus estampados florales. "Me hacía unos babis... que todos los babis míos eran conocidos ya, porque eran todos flotando para que no se supiera dónde iba yo y dónde iba el babi", contaba, entre risas, a la periodista de la SER.
Con la ayuda de su madre y con la guía de las revistas Burda, de origen alemán, aprendió a sacarse los patrones de las prendas que quería hacerse. "Tenías que sacarte los patrones en un maremágnum de líneas. Una más corta, otra más larga, y tenías que ir buscando y siguiéndola con el lápiz para sacarte el patrón de tu talla. Nunca se me olvidará, pero así aprendí a coser", recordaba.
