"¡Ni feminismo ni nada! ¡Desigualdad!": Cristina Almeida estalla al recordar lo que le pasó al intentar presentar una denuncia

Cristina Almeida es un ejemplo de compromiso social y una de las figuras políticas que más claro habla de los temas que preocupan a la gente. A sus 80 años, y tras pasar varios meses ingresada en un hospital de esa sanidad pública que defiende con fervor, la abogada ha recordado en El Faro de la SER cómo descubrió de forma tajante las limitaciones que le imponía su condición de mujer.

"En el despacho, los laboralistas éramos gente muy igualitaria, todos mandábamos lo mismo, coreábamos lo mismo, pero yo era la más antigua y por eso era la jefa y tenía que decidir quién venía y tal... luego según iban viniendo decidíamos todos, pero yo trabajaba allí y tenía un sentido absolutamente igualitario de la vida", ha recordado junto a Mara Torres.

Esa visión se vino abajo, ha explicado, cuando tuvo que poner una denuncia en la España franquista de los años setenta. Todo ocurrió en la cárcel de Jaén, a la que Almeida viajó para asistir legalmente a unos presos que se habían declarado en huelga de hambre. "Cuando llegué, no me dejó entrar el director y tuve una pelotera con él tremenda. Le dije que si no me dejaba entrar, le iba a denunciar por coacciones", ha rememorado.

El relato de la histórica abogada ha continuado con su visita al juzgado de guardia: "Viene el juez, me pregunta mi nombre, me pregunta el estado civil y yo me acababa de casar hacía tres meses, así que pongo esa cara de tonta que te dura los tres meses y digo 'casada'; nada más decir 'casada', se para el juez, se para el secretario y dice '¿está ahí su marido?' y yo digo 'no, hombre, mi marido está en Madrid, estará durmiendo' y me dice 'es que usted no puede denunciar'".

En aquellos años, a pesar de que Almeida era abogada y podía denunciar en nombre de cualquiera de sus clientes, era preciso que su marido denunciase en su nombre. "Mira que yo había estudiado las limitaciones de la mujer casada, pero como una lección, por si de casualidad me tocaba en el examen, no me creía que era una realidad y de repente vi que lo era, allí sentada en aquel juzgado, en un chiringuito terrible".

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"Verme allí, que me piden el permiso de mi marido, que era mi gran amigo, mi colega también en el despacho y que, por haberme casado con él, mis derechos han pasado a él... mira, fue un choque brutal para mí. ¡Ni feminismo ni nada, desigualdad! Lo que más me asombró fue la desigualdad", ha exclamado en su conversación con Mara Torres.

Cristina Almeida ha concluido el relato de esta parte de su vida con esta reflexión: "Luego ya le puse cara ylucha y le llamas feminismo, pero a mí fue la indignación ante la desigualdad de la mujer y la viví habiendo leído y estudiado las limitaciones, pero no pensando que eran verdad, y cuando vi que eran verdad nació otra rebeldía, la de conquistarme como mujer, la de conquistarnos a todas como mujeres".