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El síndrome de Tarzán o quienes enlazan parejas sin pausa

Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología emocional, aborda distintas formas de amar (mal)

El síndrome de Tarzán o quienes enlazan parejas sin pausa

El síndrome de Tarzán o quienes enlazan parejas sin pausa

13:09

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Raquel Mascaraque recupera uno de los temas que se abordó la semana pasada en el 'Si amanece': el síndrome de Tarzán. A raíz de este, la periodista indaga en algunos de los síndromes más curiosos que se dan en las relaciones afectivas. Y es que, a veces, el amor no solo nos ciega… ¡si no que nos atrapa en patrones repetitivos sin que nos demos cuenta!

Como ya se dijo, el síndrome de Tarzán describe a las personas que no dejan una relación hasta que tienen otra asegurada, a las que también se las llama "las relaciones liana" porque no sueltan una hasta que tienen la otra a la vista. Es el típico que te dice: "Mira, no es por ti, simplemente necesito tiempo para mí…" (y al día siguiente ya tiene pareja nueva).

¿Qué problemas puede conllevar esto? Cuando terminamos una relación, el cerebro atraviesa un proceso de reajuste emocional. Tienes que averiguar quién eres después de haber creado unos hábitos con una persona durante 1, 2, 3, 5 o 10 años. Definir qué te gusta, cuáles son tus hobbies, reconectar contigo. Y si no están dando margen para que eso suceda, no damos espacio a ver qué nos gustaba de esa relación y qué patrones podían ser un poco tóxicos, y nos puede hacer caer de nuevo en los mismos errores.

Ante la pregunta que le hacemos a Raquel sobre si este es el motivo por que hay personas que después de la ruptura se ven muchísimo mejor, nos confiesa que a este hecho se le conoce como glow up y no es magia, precisamente, sino ciencia. No tiene tanto que ver con lo que vemos por fuera, sino con la transformación mental y emocional de esa persona. De hecho, va más allá y afirma que "el verdadero glow up ocurre cuando eliges priorizarte y dejar de aguantar ciertas cosas que te amargan por fuera y por dentro". No es solo el corte de pelo, el gimnasio o los viajes, sino dejar ese espacio al duelo y a encontrar quién eres tras la relación. Raquel Mascaraque lo identifica como ese momento en el que te miras al espejo y reconoces a alguien más fuerte y, sobre todo, más en paz.

Para síndromes afectivos, los que nos descubre Raquel

Otro de los síndromes que recoge Raquel Mascaraque es el de Wendy, es decir, aquellas personas que asumen el rol de salvador o de cuidador dentro de la relación. Lo dan todo por la pareja y muchas veces se olvidan de sí mismos. Es el típico que podría decir: "No te preocupes, amor, yo me encargo de todo. Tú solo descansa." O “es que sin mí no sabría ni cocinar un huevo frito”. A diferencia de en las relaciones liana, donde solo se piensa en uno mismo, en este caso, solo se piensa en el otro. Ambas están un poco desequilibradas y pueden generar dependencia emocional.

Y ahora que menciona a Wendy, la periodista también se refiere al síndrome de Peter Pan. ¡Aquí hay para todo el mundo! Este es un clásico: intenta vivir en una especie de eterna adolescencia y se evita el compromiso y la responsabilidad dentro de la relación. Es el típico de “yo es que no quiero etiquetas”, “a mí lo que me gusta es fluir en las relaciones” o “vamos viendo a ver qué pasa”.

¿Y cuál sería la parte contraria al síndrome de Peter Pan? Vendría a ser el de Otelo, que es cuando los celos se convierten en un problema real. Es, más bien, una obsesión. Y, al final, los celos sin gestionar te pueden hacer controlar y manipular a la pareja. "¿Quién te ha dado like en Instagram?, ¿por qué estabas en línea y no me contestaste?". Incluso hay personas a quien les sube la fiebre o se ponen malas cuando su pareja va a salir con sus amistades, por ejemplo. Somatizan los celos de forma física y enferman y es una manera de mantener a su pareja en casa.

 
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