Sociedad

El 12% de los nacimientos en España son por reproducción asistida

El porcentaje no deja de crecer en España, según los datos de Sanidad. Los centros privados que ofrecen la fecundación in vitro cuadruplican los públicos: es un negocio que descansa sobre una falsa idea de “facilidad reproductiva”

"Este relato de facilidad reproductiva de las clínicas privadas les conviene"

"Este relato de facilidad reproductiva de las clínicas privadas les conviene"

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Madrid

La estadística de tratamientos de reproducción asistida es relativamente reciente en España. El Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) recogen la actividad de todos los centros públicos y privados que practican estas técnicas desde 2014 y presentan los resultados dos años después. Desde entonces, el porcentaje de niños y niñas nacidos en España por inseminación artificial o fecundación in vitro no ha dejado de crecer, y según el último informe oficial (el Registro Nacional de Actividad 2022-Registro SEF) ya representan el 12% del total. Aunque las tasas de éxito de estos tratamientos mejoran año tras año están lejos de garantizar a las mujeres que se someten a ellos que van a tener un bebé: "en 2022 se llevaron a cabo 167.195 ciclos de fecundaciones in vitro y 31.635 inseminaciones artificiales, que dieron lugar, en total, al nacimiento de 39.546 bebés", resume el documento.

"El relato de facilidad reproductiva alimenta a las clínicas privadas"

De los 39.546 bebés que nacieron por reproducción asistida en España en 2022, la inmensa mayoría, 35.215, lo hicieron por fecundación in vitro. Esta técnica es la más utilizada y arroja, según el informe, mejores resultados que la inseminación artificial, pero sólo la practicaban 45 centros públicos en España frente a 203 privados. La inferior oferta pública de tratamientos provoca que las listas de espera sean abultadas en unos tratamientos en los que el tiempo es un factor clave porque, a partir de cierta edad, la fertilidad de las mujeres no deja de caer progresivamente. Además, las comunidades autónomas establecen diferentes límites de edad para acceder a los tratamientos y fijan un número máximo de intentos. Las clínicas privadas se alimentan de todo esto y también de un falso imaginario de "facilidad reproductiva", como defiende la socióloga Sara Lafuente Funes en 'Mercados Reproductivos' (Editorial Katakrak, 2021) y que ha calado en mujeres como Júlia Bertran, periodista y autora de 'Querida desconocida. Deseo, óvulos, dinero, dilemas' (Libros del K.O., 2024), en el que habla de su propia experiencia. "En mi caso hubo un querer creerme esa idea de que aunque esperemos, aunque retardemos la maternidad, de alguna manera u otra vamos a poder hacerlo. Hay este relato de las clínicas que les conviene: que pensemos que aunque tengamos treinta y largos, cuarenta..., la ciencia ha avanzado tanto que vamos a poder conseguir ese parto", explica en La Hora Extra. Pero es una idea que los datos oficiales desmontan.

167.195 in vitro y 31.635 inseminaciones artificiales para 39.546 bebés

En 2022 se realizaron en España 104.628 transferencias de embriones fecundados in vitro que dieron lugar a 35.215 recién nacidos: es decir, que sólo una de cada tres transferencias tuvieron éxito. Pero estos son los datos globales, teniendo en cuenta a mujeres de todas las edades. Si nos fijamos en las mujeres de 40 o más años, de las 464 transferencias de embriones procedentes de una fecundación in vitro clásica de ovocitos frescos propios (sin inyectar directamente el esperma en el óvulo) sólo 73 acabaron en parto, el 15,7% no llegan a dos de cada diez transferencias. Entre los 35 y los 39 la tasa de éxito aumenta, pero se limita al 23%: de las 1.257 transferencias contabilizadas en 2022 acabaron en parto 291. Las tasas son bajas también en la otra modalidad de in vitro, la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), que es la más practicada. De las 2.540 transferencias de embriones a mujeres de 40 o más años sólo terminaron en parto 294, un 11,6%. Ese porcentaje de éxito aumenta hasta el 25% entre las mujeres de 35 a 39 años, 1.754 partos tras 7.006 transferencias, sólo un parto por cada cuatro transferencias. Las tasas de partos por transferencias sólo superan el 40% desde los 35 años en adelante cuando los óvulos son donados, de una mujer diferente a la que se está sometiendo al tratamiento, y rondan el 30% cuando los embriones están previamente criopreservados.

"Los cambios sociales están haciendo que muchas mujeres tengan un proyecto reproductivo sólido en edades en las que sus posibilidades de éxito son sensiblemente bajas. Porque tienen pocos ovocitos y estos son de menor calidad. A partir de los 35 años la calidad de los óvulos baja de forma exponencial", explica el doctor Joaquín Llácer, y aquí en España, según el INE, la edad media para ser madre ya supera los 33. "Un embarazo a los 40 años es un drama biológico pero socialmente es cuando las mujeres están en plenitud para poder afrontarlo", añade el también vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad, que viene reclamando políticas sociales y económicas que eviten que "una amplia proporción de ciudadanos vean frustrados sus deseos de ser padres y madres por la falta de condiciones materiales, económicas y laborales propicias".

"Analizar embriones evita la pérdida de tiempo y el desgaste emocional de transferencias fallidas"

El vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad, Joaquín Llácer, defiende la utilidad de hacer pruebas genéticas a los embriones para comprobar su potencial para prosperar antes de implantárselos a las mujeres que se someten a una in vitro. "La probabilidad de tener un embrión cromosómicamente normal es menor a medida que aumenta la edad. Sólo algunas comunidades autónomas practican estas pruebas por edad materna avanzada y sólo si la paciente cumple una serie de requerimientos, como una baja reserva ovárica, etc. Habitualmente es una técnica que no está disponible en el sistema público de salud. Y analizar los embriones tiene una utilidad fundamental: evitas todo el componente de tiempo y el desgaste emocional de someterte a transferencias que ya podemos saber de antemano que no van a dar lugar a un recién nacido sano", explica el ginecólogo, que apuesta por hacer estos diagnósticos genéticos preimplantacionales en la sanidad pública. "Esos embriones que no se analizan y que dan lugar a tratamientos infructuosos también dan lugar a abortos que tienen un gasto económico. Creo que no se ha hecho un balance adecuado".

La Sociedad Española de Fertilidad, junto a otras sociedades científicas y asociaciones de pacientes, firma una 'Hoja de ruta para una reproducción saludable y planificada' que advierte de que "las autoridades no pueden continuar ignorando el grave problema de fertilidad que nuestra sociedad enfrenta". Un problema que, ante esa falta de soluciones de las autoridades, se ha convertido en un negocio, un mercado reproductivo del que España es una de las mecas mundiales.

 
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