Ciencia y tecnología

Una paciente sobrevive 18 años a un cáncer gracias a una "primitiva" terapia CAR-T: "Es una esperanza porque las actuales son mucho mejores"

Un centro médico puntero de Estados Unidos publica en Nature qué ha pasado con los pacientes que, hace casi 20 años participaron en un ensayo con este tratamiento que hoy en día ya combate leucemias y linfomas

Los científicos del centro Baylor: Helen Heslop, en el centro, Cliona Rooney, a la izquierda, y Malcolm Brenner, a la derecha, miran como están llevando a cabo una investigación sobre terapias CAR-T. Foto de archivo de diciembre de 2015 / Crédito: Karen Warren / Houston Chronicle vía Getty Images

Los científicos del centro Baylor: Helen Heslop, en el centro, Cliona Rooney, a la izquierda, y Malcolm Brenner, a la derecha, miran como están llevando a cabo una investigación sobre terapias CAR-T.  Foto de archivo de diciembre de 2015

La doctora Helen Heslop y sus compañeros del Baylor College of medicine (Houston, EEUU) ya investigaban las terapias con células CAR-T hace 20 años, cuando casi nadie en el mundo lo hacía. Cuando casi nadie siquiera las conocía.

Junto a Cliona Rooney, fue, por ejemplo, la primera científica en demostrar que algunas de nuestras células defensivas -los linfocitos T- se podían modificar genéticamente para combatir una neoplasia maligna, es decir, un cáncer diagnosticado y confirmado.

En esa condición de pionera, Heslop llevó a cabo, hace casi 20 años, en 2004, un valiente ensayo clínico en fase 1 en el que participaron 19 niños con neuroblastoma, un tipo de cáncer sólido en las células nerviosas que tiene una tasa de supervivencia muy baja y una tasa de recaída altísima.

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Las familias de estos niños accedieron a ser "infundidos con sus propias células T modificadas genéticamente para que reconocieran la GD2", una proteína importante en el desarrollo del neuroblastoma.

¿Por qué les inyectaban sus propias células defensivas? Porque en eso consiste una terapia CAR-T: "Usar nuestros propios linfocitos T modificados genéticamente" para hacernos lo que Andrés París, investigador del CNIO español, califica como "un autotrasplante de nuestras propias defensas". O dicho de otro modo, señala, "es reforzar nuestro propio sistema inmune con nuestras células modificadas para que sean más eficaces en la lucha contra el cáncer".

"En aquella época, cuando Heslop hizo este ensayo, las terapias CAR-T estaban en una fase muy inicial, eran muy primitivas", añade Ignacio Melero, catedrático de Inmunología de la Universidad de Navarra e investigador del CIMA. Por eso es tan importante lo que anuncia ahora el propio equipo de la científica desde Houston: una de las pacientes que recibió esa "inyección" de linfocitos modificados genéticamente sigue viva, su cáncer está en remisión y no necesita ningún otro tratamiento.

Desgraciadamente, su caso es único y por eso lo convierte en algo tan importante. 12 de los niños que participaron murieron entre dos meses y siete años después del tratamiento, debido a un neuroblastoma recidivante.

De los siete pacientes restantes, cinco continuaron en seguimiento durante, al menos, 10 años. Pero poco más. La publicación de Heslop en Nature se fija en el caso de la paciente restante, la que ha sobrevivido a todos: su neuroblastoma, un cáncer mortal en el resto de casos, ha entrado en remisión durante más de 18 años. Y la mujer -que ha pedido que su privacidad sea respetada- ha contado que tras recibir la terapia cuando era niña, su vida sigue adelante y, por ejemplo, "ha dado a luz a dos bebés sanos".

Hablamos con una de las pioneras de las CAR-T

En declaraciones a la SER, la doctora Heslop explica, con cierta humildad, que su nueva publicación no anuncia ninguna novedad concreta: sólo es -dice "un seguimiento a largo plazo de todos los pacientes tratados que tuvimos entre 2004 y 2009".

Sin embargo, con mucho orgullo, sí confirma el caso de la mujer superviviente: "Una de las pacientes que participó sigue bien, sin enfermedad". Heslop la describe así: "Podemos decir que es la receptora más longeva de células CAR-T para un cáncer". Es, según publican su equipo en Nature, "la remisión más larga reportada en un paciente con cáncer tratado con terapia de células CAR-T hasta la fecha".

Heslop añade, además, que "están muy contentos de que la respuesta se haya mantenido a largo plazo". Y esa es la otra clave del estudio. Los autores han encontrado evidencia de que las células CAR-T que le infundieron a la paciente -y a otros cuatro tratados- persistieron durante al menos 5 años en sus organismos.

¿Qué es la terapia con CAR-T?

"Básicamente, consiste en aprovechar lo que la evolución nos ha dado para protegernos: nuestro sistema inmune", dice el investigador del CNIO Andrés París. Para explicar cómo se hace lo hace así: "Es un tratamiento que, primero extrae los linfocitos T del paciente, los modifica genéticamente para reconocer y destruir las células cancerosas y luego se los vuelve a infundir". Por eso usa la expresión "autotrasplante de linfocitos T". "Tú eres tu propio donante", dice. Aunque ya trabajan en que pueda haber "donantes de linfocitos T universales".

Paris recuerda que la técnica nació para actuar sobre pacientes que no respondían a quimioterapia o radioterapia. Y la describe como "medicina personalizada que encuentra una aguja -el cáncer- en un pajar- nuestro cuerpo-".

Esta terapia ya ha sido aprobada y funciona en pacientes con leucemias y linfomas, pero ha sido menos eficaz, hasta ahora, en pacientes con tumores sólidos como el neuroblastoma, que suele aparecer en niños y tiene altas tasas de recaída.

¿Por qué es importante este caso?

Desde el CIMA de Navarra, el investigador Ignacio Melero lo explica así: "demuestra que en algunos casos, como este, es posible observar beneficios de supervivencia libres de la enfermedad durante muchos años" pero también "demuestra que las células CAR-T infundidas a algunos pacientes han tenido efecto muy duradero y permanecen en sus organismos muchos años y siguen haciéndoles bien".

Melero también llama la atención sobre el hecho de que las CAR-T que se usaron en este ensayo hace 20 años eran "muy primitivas". Este campo estaba empezando y, por tanto, aquella terapia carecía del diseño de las células CAR-T actuales que ahora incluyen, por ejemplo, moléculas coestimuladoras. "Los tratamientos actuales han sido muy mejorados", dice Melero. Y eso suena a esperanza porque si los tratamientos de hace 20 años funcionaban... todo apunta a que los actuales son mucho mejores.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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