El multimillonario estadounidense que llegó a construir su propio país: “Era el paraíso trumpista de la época”
Creó un estado sin impuestos, sin intervención del Estado en la economía y sin estado de bienestar
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El multimillonario estadounidense que llegó a construir su propio país: “Era el paraíso trumpista de la época”
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A lo largo de la historia, ha habido muchos exploradores que, buscando los lugares más recónditos del mundo, terminaron por crear algunas de las naciones más pequeñas del mundo. Concretamente, en el siglo XX hubo numerosas creaciones de países artificiales. Uno de los intentos más modernos de establecer una micronación fue liderado por Michael Oliver, un multimillonario norteamericano que, tras encontrar un pequeño arrecife entre los archipiélagos de Tonga y Fiji, creó un atolón de forma artificial.
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Oliver fue un hombre de origen lituano que emigró a Estados Unidos en el año 1945. Allí armó gran parte de su fortuna por la construcción de hoteles y casinos e, inspirado por la escritora Ayn Rand, se convirtió en un libertario radical. El millonario era de la opinión de que el Estado acumulaba excesivo poder, por lo que abrazó la ideología libertaria que buscaba la libertad del individuo.
"Una especia de 'La vida de Brian'"
Motivado por sus aspiraciones libertarias, Michael Oliver decidió emigrar en busca de un lugar donde poder establecer un nuevo país libre. Explorando, encontró un atolón perdido entre el archipiélago de Tonga y Fiji, que, en aquel momento, todavía no eran estados soberanos. Hasta allí han viajado Chema Rodríguez y su equipo para contarlo en su sección de SER Aventureros.
A su llegada, se encontró un pequeño contratiempo, el atolón no era habitable al no contar con tierra firme. Así que, sin dudarlo mucho, este norteamericano de origen lituano se fue a Australia para traer montones de barcos cargados de arena. Con esto, construyó una isla artificial desde el fondo del océano.
Allí levantó una torre sobre la que alzó una bandera, con fondo azul y la antorcha de la Estatua de la Libertad, proclamando la República de Minerva. Su independencia se declaró en 1972, acuñando su propia moneda. "Un Estado sin impuestos, sin estado del bienestar, sin subsidio ni intervención alguna del estado sobre la economía, era el paraíso Trumpista en la tierra", explica Chema Rodríguez.
Sin embargo, las aspiraciones expansionistas de Michael Oliver no calaron bien entre los países vecinos, Tonga y Fiji, que paralelamente habían conseguido su soberanía. El Gobierno de Tonga llegó a las fronteras de la República de Minerva para echar a las cinco personas que la habitaban. Esta apropiación del territorio generó dos divisiones claras entre los ciudadanos: los que apoyaban a Morris, presidente de Tonga, y al fundador, Michael Oliver. "Es una especia de 'La vida de Brian' en versión atolón del Pacífico", decía Rodríguez, entre risas. Esta pérdida no desalentó a Michael Oliver, que se dedicó gran parte del siglo XX a financiar a todo aquel que quisiera montar un "paraíso libertario" en lugares del mundo.