El Valentín y la Valentina
"Como ayer fue San Valentín, día de los enamorados, estuve pensando en cuál fue el primer Valentín que vi en mi vida. Al igual que en el amor, resultó tratarse de una cuestión de dos personas"
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La píldora de Andújar | El Valentín y la Valentina
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Barcelona
¿Y qué me dicen del amor? Como ayer fue san Valentín, día de los enamorados, estuve pensando en cuál fue el primer Valentín que vi en mi vida. Al igual que en el amor, resultó tratarse de una cuestión de dos personas. Bueno, por lo general, el amor suele ser cosa de dos. Aunque, hoy día, no seamos tan estrictos. Hay muchas tendencias. Por cierto, cada vez que digo seamos, tiendo a acordarme de Seamus Heaney, el poeta irlandés. Todos tendemos a algo, aunque tendamos con pinzas. A aquellas dos personas las vi en televisión. El primer Valentín se llamaba Valentín Tornos; pero todo el mundo le conocía como don Cicuta. No hace falta saberse la vida de Sócrates para adivinar que, a veces, el amor está en las hojas de las margaritas y, otras veces, toma la forma de hojas de cicuta. Sócrates también murió por amor, amaba la sabiduría. La palabra filosofía significa eso. Y sin embargo, entre nosotros, aquel Valentín haciendo de don Cicuta representaba el antiamor. O más bien, el amor a lo rancio. Hacía reír y daba miedo. Pero eso era por la noche. Porque, por las tardes, yo descubría que el mundo era mejor con cierta Valentina que con aquel Valentín. Me refiero a la Valentina de los Chiripitifláuticos. Con sus gafas de cuadros, Valentina era la más lista de la pandilla. Valentina, dulce y fina, como una sardina, así la presentaban. La interpretaba la actriz Mari Carmen Goñi, que ahora tiene 96 años. Si se le hubiera dedicado el día de los enamorados a santa Valentina, en vez de a san Valentín, amaríamos mejor en el mundo. Esto tiene que ver, precisamente, con Palestina. Pues santa Valentina era de allí, de Cesarea. La mataron en el fuego porque quería librar del potro de tortura a una mujer de Gaza. El amor pasa, pero las guerras permanecen.