Del “me he comido a besos a muchos futbolistas” al “no pude apartarme”: visto para sentencia el juicio a Rubiales por el beso a Hermoso
La fiscal mantiene la petición de dos años y medio de prisión por un delito de agresión sexual y otro de coacciones para el expresidente de la RFEF
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Durante nueve sesiones, la Audiencia Nacional ha acogido el juicio a Luis Rubiales por el delito de agresión sexual a la jugadora Jenni Hermoso por el beso tras la final del Mundial de 2023 y por coacciones para que minimizara el hecho públicamente. Otros tres exmiembros de la RFEF han sido juzgados por coacciones: el exentrenador de la Selección femenina Jorge Vilda; el exdirector de la masculina Albert Luque y el exjefe de marketing Rubén Rivera.
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El juicio ha tratado de dirimir si el beso fue consentido o no tal y como denuncia la propia Jenni Hermoso. La futbolista volvió a relatar todo lo vivido, tanto los hechos como las consecuencias que tuvo a todos los niveles incluido el personal que le llevó finalmente a denunciar a Rubiales: “Sabía que estaba besándome mi jefe y esto no debe ocurrir en ningún contexto laboral”. Contó las presiones posteriores recibidas tanto a ella como a su entorno. Por todo ello buscó ayuda psicológica. Y dejó claro que en ningún momento fue consentido: “No tuve la capacidad de reacción para apartarme del beso”.
Las futbolistas Alexia Putellas, Misa Rodríguez y Laia Codina, la amiga Eva Ecube y el propio hermano, Rafael Hermoso han corroborado en sus declaraciones lo expuesto por Jenni. Que desde el primer momento lo contó sorprendida, que dijo que le había dado asco, que intentó disfrutar del triunfo en el Mundial, pero no pudo. Tras el beso, llegaron las coacciones para que quitara importancia al beso públicamente, según han relatado. Tanto en el autobús camino al aeropuerto, como en el avión y en el viaje posterior a Ibiza. “Jenni ya no era ella”, recordaban tras explicar cómo su estado anímico iba empeorando según pasaban los días.
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En su declaración, Luis Rubiales, ha mantenido que el beso fue consentido y para demostrarlo ha llevado a un perito de lectura de labios que iba acompañado por una traductora de lenguaje de signos. Informaciones posteriores publicadas por ‘El Relevo’, que fueron expuestas en el juicio, explicaban que la traductora mintió: era la secretaria de dicho perito y no fue contratada por ninguna empresa.
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La declaración del perito ante el juez fue algo confusa en cuanto a la comunicación. El abogado de Jenni Hermoso llegó a cuestionar la labor del perito. “No pudo leer los labios del propio juez instructor, tuvo que intervenir la intérprete”, dijo.
La defensa de Rubiales ha llevado a un segundo perito, un experto en tecnología para decir que el vídeo de TikTok en el que se basaba el primer especialista en lectura de labios no había sido manipulado. La conclusión, que cambia la versión que ha mantenido todo el tiempo Rubiales, es que dijo “¿Te puedo dar un besito?”, en lugar del “piquito” inicial. “Ambos son sinónimos”, dijo el expresidente de la RFEF ante el juez, que aludió a su pasado en el campo de juego para justificar su actuación: “Me he comido a besos a muchos futbolistas”. Volvió a admitir que era una obviedad que se equivocó y metió la pata: “Debí haberme mantenido en un papel institucional”.
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Vilda, Luque y Rivera han reconocido la mayor parte de los hechos, pero han rechazado en todo momento que sus actuaciones pudieran ser catalogadas de coacciones. “Tenía la conciencia tranquila porque como amigo intenté ayudar a una amiga que no me quiso recibir”, expuso el exdirector de la masculina.
El exseleccionado ha negado que dijera al hermano de Hermoso que tuviera en cuenta las consecuencias si no accedía a defender a Rubiales. "Quién dice eso miente o falta a la verdad", afirmó.
En los alegatos finales, la fiscal, que mantiene su petición de dos años y medio de prisión por un delito de agresión sexual y otro de coacciones para Luis Rubiales, ha lamentado que “con las leyes actuales, la jurisprudencia y en pleno 2025” se haya visto obligada a “revictimizar a la víctima” para demostrar el delito: “¿Hasta cuándo vamos a pedir a la víctima un comportamiento heroico?”.
"Me he visto obligada a revictimizar a la víctima. Le he tenido que preguntar por qué se reía en el túnel de vestuarios, por qué bebía champán. (...) ¿Acaso ella no tenía derecho a celebrar un triunfo de tal entidad como ser campeonas del mundo?", ha dicho.
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Precisamente el comportamiento de Jenni Hermoso como víctima ha sido cuestionado en las conclusiones de la abogada de Rubiales. “Ese beso, en ese momento, ni se vivió ni se interpretó como una agresión sexual”. E insiste: “Te dan un beso, te da asco y no te despides con una sonrisa y con dos palmadas en los costados".
El abogado de Jenni Hermoso ha relatado cómo no hubo consentimiento: "Iba a consumarlo en cualquier caso, no había posibilidad de escaparse (de ese beso). Jennifer Hermoso tenía que haber dado ese consentimiento y no lo dio en ningún momento".
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“Es un atentado contra la libertad sexual de Hermoso", afirmó antes de rematar: “No estamos ante un consentimiento, sino ante un sometimiento". Ahora es el juez el que tiene la última palabra.
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Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...