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Henry Hathaway: el artesano de Hollywood

Se cumplen 40 años del fallecimiento del director de títulos como Tres lanceros bengalíes, Niágara o Valor de ley, uno de los realizadores más prolíficos del cine clásico americano.

Aunque pertenece a la misma generación de los John Ford, Howard Hawks o Fritz Lang nunca alcanzó el prestigio de éstos. Más bien formaba parte del llamado grupo de artesanos o maestros menores de Hollywood, en el que también estaban por ejemplo Michael Curtiz o André de Toth. Los críticos nunca le concedieron la categoría de autor, pero Hathaway era un cineasta muy apreciado por los grandes estudios que lo solicitaban constantemente, ya que trabajaba rápido y sin pasarse del presupuesto. Tenía un estilo fluido y directo, con puestas en escena sencillas y huyendo siempre de virtuosismos innecesarios. Se jactaba siempre de que con él los directores de fotografía no tenían ninguna iniciativa ya que él elegía siempre todas las posiciones de cámara. “El elemento principal son los actores”, decía. “Si no tienes el actor adecuado la película no es buena. Lo segundo en orden de importancia es el guion y el tercero el director. La cámara y la fotografía ya son un plus, pero no esenciales. Puedes tener una buena película con una mala fotografía y puedes tener una fotografía excelente, pero eso no hará que sea una buena película”.

Fue, eso sí, uno de los primeros directores en atreverse a sacar la cámara del estudio y rodar en exteriores. Tenía fama de tiránico con los actores, de ser un hombre de difícil talante y muy duro con ellos en los rodajes. A propósito de esto es famosa la anécdota de Dennis Hopper durante el rodaje de la película Del infierno a Texas. “Me dijo: ¿ves todas esas latas de película?, hay película como para rodar tres meses. Vas a decir esas diez líneas tal y como yo quiero que las digas y si no estaremos tres meses aquí repitiendo toma tras toma. A las siete de la mañana empecé a rodar, llegó la hora de comer y yo seguía rodando la escena una y otra vez. Pasó la hora de la cena y a las once de la noche no pude más, rompí a llorar y le dije, dime otra vez cómo quieres que lo haga. Lo hice y me dejó marchar. Luego me vetó en los estudios durante siete u ocho años”, recordaba el actor.

Henry Hathaway era hijo de una actriz y un representante teatral. Empezó en el cine haciendo de extra y luego pasó por casi todos los oficios técnicos hasta convertirse en ayudante de dirección de Victor Fleming y Joseph Von Sternberg, que fueron sus maestros. Su carrera como director se inició al comienzo del cine sonoro rodando varios westerns de bajo presupuesto. Hasta que en 1935 llegó su primer éxito con la película de aventuras Tres lanceros bengalíes, protagonizada por Gary Cooper. “Jack Moris era el agente de Gary Cooper”, contaba Hathaway. “Nadie podía hacer una película con él, si Moris no daba su aprobación ya que le había convertido en estrella y hacía todo lo que él le decía. Entonces Jack vio una película mía llamada La hora bruja, que no tenía ninguna gran estrella en su reparto y aun así funcionó bien. Eso le impresionó y me dijo, ahora harás una película con una estrella, harás una película con Gary Cooper”.

Henry Hathaway dirigió más de 70 películas a lo largo de su carrera. Nunca rodó un musical ni una comedia propiamente dicha, aunque no por ello sus películas estén exentas de humor. Aunque rodó películas muy variadas se especializó principalmente en cuatro géneros. Empezando por el western, como El jardín del diablo, protagonizado por Gary Cooper, o Nevada Smith, con Steve McQueen de protagonista. Sin olvidar los varios que rodó con John Wayne, como Alaska tierra de oro o Los cuatro hijos de Katie Elder. También dedicó gran parte de su obra al cine negro, con El beso de la muerte, protagonizada por Victor Mature, como su película más destacada en este género. Hizo películas bélicas, como Rommel, el zorro del desierto, protagonizada por James Mason y también películas de aventuras medievales, como El príncipe valiente o ambientadas en la selva, como El último safari.

Hathaway era un hombre muy religioso y su fe católica aparece en muchas de sus películas. Aunque no faltan personajes femeninos fuertes como el que interpretó Susan Hayward en Una mujer obsesionada, sus relatos eran esencialmente masculinos. Hathaway trabajó con los principales actores de la época dorada de Hollywood, pero tenía unos cuantos favoritos con los que solía repetir. El primero de todos Gary Cooper. “Provenía de una familia aristocrática y él era un aristócrata, un caballero. Por ejemplo, no te dejaba decir palabrotas ni jurar delante de una dama. Era la antítesis de lo que la gente piensa que es una estrella de cine. Pero, desde luego, era un excelente actor y una gran estrella”, reconocía Hathaway. Con John Wayne trabajó en seis películas. Hicieron juntos varios westerns, entre ellos Valor de ley, con el que el actor ganó su único Oscar. Pero también películas de otros géneros como Arenas de muerte o El fabuloso mundo del circo.También dirigió en varios films a Tyrone Power, entre ellos otro de sus títulos de cine negro más destacados, Johnny Apollo. Richard Widmark completaría el póquer de actores favoritos de Hathaway. El director le hizo debutar en el cine con el papel de asesino psicópata de El beso de la muerte. También debutaron en el cine con Hathaway estrellas como Grace Kelly, Charles Bronson o Lee Marvin, al que sacó de los teatros de Nueva York y le dio su primera oportunidad en las pantallas en la película Esto es la marina. “Me dijo: te quiero en Hollywood. ¿Para qué?, le contesté. Quiero seguir aquí en Nueva York, voy a hacer El Rey Lear pronto y eso es clase, eso es actuar de verdad. ¿Cuánto te pagan?, me preguntó. 35 dólares a la semana, le dije. No seas idiota. Yo te daré 175 y de ahí para arriba, así que súbete al avión. 175, vaya, no está mal, pensé. Así que acepté. Henry me buscó un agente y me instaló en Hollywood”, rememoraba el actor.

Y aunque ya había participado antes en varias películas, Hathaway fue también responsable del film que catapultó a Marilyn Monroe al estrellato. Nos referimos a Niagara, otra historia de cine negro que el director se atrevió a rodar en Tecnicolor. Henry Hathaway se retiró del cine a comienzos de los años 70. Falleció el 11 de febrero de 1985 a los 87 años. Nunca le concedieron un Oscar y tan solo obtuvo una nominación por Tres lanceros bengalíes al comienzo de su carrera. Sin embargo, en su filmografía hay no menos de una veintena de películas notables que reivindican su nombre como gran cineasta. Uno de aquellos artesanos de Hollywood que también pusieron su granito de arena para hacer del cine clásico americano el mejor cine del mundo.

 
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