Descubren un mecanismo cerebral que ayuda a superar los miedos
Según los investigadores, el miedo es una "reacción instintiva" que se podría anular a través del aprendizaje
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Un médico observa el cerebro de un paciente, en una imagen de archivo. / Andrew Brookes
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Todos los seres humanos hemos sentido miedo alguna vez en nuestra vida. A veces, esta sensación, definida por la RAE como una "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario", nos puede llegar a condicionar en las decisiones que se toman a lo largo del día. Pero, ¿qué pasaría si se pudiesen superar todos los temores?
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Esta posibilidad la ha descubierto un equipo de científicos del Centro Sainsbury Wellcome (SWC) de University College de Londres. En el estudio, publicado este jueves en la revista 'Science', los expertos han asegurado haber encontrado los mecanismos cerebrales que permiten a los animales suprimir las respuestas instintivas al miedo, lo que en un futuro podría utilizarse para tratar los trastornos humanos de estrés postraumático (TEPT) y ansiedad.
"Los seres humanos nacemos con reacciones instintivas de miedo, por ejemplo ante ruidos fuertes u objetos que se acercan rápidamente", ha explicado Sara Mederos, investigadora en el SWC y coautora del estudio. Sin embargo, según ha comentado, es posible "anular estas respuestas a través de la experiencia, como cuando los niños aprenden a disfrutar de los fuegos artificiales en lugar de temer su estruendo".
Cómo se ha llevado a cabo el estudio
Los investigadores buscaban "entender los mecanismos cerebrales que subyacen estas formas de aprendizaje". Para estudiar estas reacciones, el equipo ha estudiado ratones a los que se les presentaba una sombra en expansión que imitaba a un depredador aéreo que se acercaba.
Los resultados han mostrado cómo al principio los ratones buscaban refugio ante esta amenaza virtual aunque, tras varias exposiciones a la sombra, aprendieron a permanecer tranquilos en lugar de escapar, al considerar que no se trataba de un peligro real. Este comportamiento ha proporcionado a los investigadores un modelo para estudiar la supresión de las respuesta de miedo.
Gracias a estudios previos ya se sabía que existe una zona en el cerebro llamada núcleo geniculado ventrolateral (vLGN) que podría llegar a suprimir estas reacciones de miedo cuando estaba activa, además de rastrear el conocimiento de experiencias previas de amenaza. Según se pudo conocer anteriormente, el vLGN también recibe información de zonas visuales de la corteza cerebral.
Los resultados del estudio
Ahora, los científicos se han centrado en analizar si esta vía neuronal desempeñaba un papel en el aprendizaje de no temer una amenaza visual. El estudio, por tanto, ha descubierto dos puntos claves en este proceso de aprendizaje: qué regiones específicas del córtex visual son esenciales para el proceso de aprendizaje, y que el vLGN guarda estos recuerdos inducidos por el aprendizaje.
"Descubrimos que los animales no aprendían a suprimir sus respuestas de miedo cuando se inactivaban áreas visuales corticales específicas. Sin embargo, una vez que los animales ya habían aprendido a dejar de escapar, la corteza cerebral ya no era necesaria", ha explicado, al respecto Mederos.
"Nuestros resultados cuestionan las ideas tradicionales sobre el aprendizaje y la memoria", ha señalado, por su parte, el profesor Hofer, autor principal del estudio, donde también se ha incidido en los mecanismos tanto celulares como moleculares que subyacen a este proceso.
La conclusión final
Los investigadores, finalmente, han llegado a una conclusión final para poder dar respuesta a la gran pregunta: ¿se puede llegar a suprimir el miedo por completo? Pues bien, según han analizado, podría llegar a ser posible a través del aprendizaje.
Lo cierto es que el aprendizaje se produce por un aumento de la actividad neuronal en determinadas neuronas del vLGN, desencadenado por la liberación de endocannabinoides, moléculas mensajeras internas del cerebro conocidas por regular el estado de ánimo y la memoria. La citada liberación, mientras, disminuye la entrada inhibitoria a las neuronas vLGN, lo que comporta una mayor actividad en esta zona del cerebro cuando se encuentra el estímulo de amenaza visual, que suprime las respuestas de miedo.