Dani Olmo y su vida en Zagreb con 16 años junto a su madre: "Solo ella y yo sabemos lo que vivimos allí"
El actual jugador del Barça desvela cómo fueron aquellos años en una entrevista en 'ICON'
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Dani Olmo, en una foto de archivo cuando jugaba en el RB Leipzig / Maja Hitij - UEFA
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En este último mes y medio, Dani Olmo vivió la que es una de las peores experiencias de su vida. Mientras sonaban las campanadas, y todo el mundo celebraba la entrada al 2025, la alarma saltaba en Can Barça. Su gran fichaje del verano no iba a poder jugar lo que restaba de temporada por los problemas financieros que atraviesa el club. Laporta y compañía trabajaron para solucionar este problema y finalmente el CSD aceptó la cautelar para que el futbolista de Terrassa y Pau Víctor volvieran a ser inscritos. Un susto (que aún está en el aire tras el recurso de LaLiga ante la justicia ordinaria) que ha terminado de poner en el mapa, si es que alguien aún no le conocía, a un futbolista que tuvo que crecer lejos de España para volver al club donde jugó de niño.
Su pasión por el fútbol, como explica en una entrevista en la revista ICON, viene de lejos: su padre fue futbolista y posteriormente entrenador del Terrassa FC y del CE Sabadell. Olmo no recuerda haber querido ser otra cosa que futbolista, su hermano mayor Carlos, que actualmente juega en el San Cristóbal de Tercera Federación, tampoco. El aprendizaje que tuvo junto a su padre desde pequeño —"nunca tuve problemas en escuchar tanto lo bueno como lo malo que tuviera que decirme", reconoce— le llevó a entrar con 13 años en La Masía. Allí fue creciendo en el mundo del deporte, pero no se hizo hombre hasta que dio un paso más: su decisión de salir con 16 años a Croacia.
Cuando todos los de su edad decidían por hacer bachiller de letras o de ciencias, él tuvo que apostar por dejar la cantera del Barça y firmar por el Dinamo de Zagreb, equipo más laureado del país croata, que confió en él pese a su juventud y que le dio buenas vibraciones tras el éxito de Luka Modric, jugador que salió de ese club. Sin embargo, la decisión no fue fácil. "Era un cambio grande y poco común, pero el Dinamo había demostrado que quería apostar por mí y tenía el ejemplo de muchos jugadores que habían salido de allí y que son referentes a nivel mundial", señala en la entrevista.
No fue solo a su aventura por Croacia. Mientras su padre y su hermano se quedaron en casa, él viajó a Zagreb junto a su madre. "Hubo momentos complicados, porque significaba salir de la zona de confort (...) Estábamos un poco solos, mi madre y yo. Bueno, si hablas con ella seguro que podrá contarte muchas cosas, pero todas serán positivas. Siempre que hablamos de aquello, se le escapa alguna lagrimilla", admite. Olmo asegura que fueron momentos intensos y que "solo ella y yo sabemos lo que vivimos en esos años", pero poco a poco, su vida lejos de Terrasa se fue asentando.
El joven Dani Olmo aprendió a hablar croata, le nombraron como mejor jugador de la liga con solo 20 años y se hizo "un hombre". Él mismo lo dice: "Tuve que aprender y madurar más rápido de lo habitual". Quizás eso es lo que forjó la personalidad que ahora tiene. Pero su vida no solo se centró en el mundo del fútbol, también aprendió de las consecuencias de la historia y de cómo las cicatrices de la guerra tarda mucho tiempo en cerrarse. Sus visitas a pequeños campos de la copa croata, incluido su debut con el Dinamo en Vukovar, una ciudad fronteriza con Serbia (y muy golpeada por el conflicto de los Balcanes), le dio una de las lecciones de vida que siempre recordará. "Veías a personas que aún estaban profundamente afectadas. A partir de ahí, comencé a interesarme e informarme, aunque los croatas no suelen compartir mucho sobre ese tema", desvela.
Poco se sabe de la vida privada de Olmo, que actualmente comparte con la influencer alemana Laura Schmitt, pero sí que señala en ICON que mantiene intacta la amistad de con sus amigos de la infancia. Aquellos que iban a verle cuando jugaba en las categorías inferiores del Barça, en parte gracias a la cercanía entre Terrassa y la Ciudad Condal, siguen a su lado pese a su paso por Croacia y Alemania, donde también estuvo 5 años. Una relación que agradece ya que para un futbolista de élite hacer amigos es "un poco más difícil" que para el resto de los mortales. "Hay mucha gente que puede acercarse por interés. Mi grupo de amigos es muy pequeño. Conoces a gente nueva, te mueves... pero el círculo sigue siendo muy cerrado. Al final, te presentan a muchas personas, pero los de siempre son los que van a estar", dice el actual jugador del Barça.
Dani Olmo, con sus palabras, confirma que es un tipo normal, que mantiene los amigos de siempre y que no da una voz por encima de otra. Buscó fortuna fuera del Barça, se ganó ser el mejor del Dinamo de Zagreb y en Leipzig, donde le ficharon por 34 millones, se convirtió en un jugador total que le llevó a ser estrella en la selección española. Hasta una leyenda como Lahm llegó a decir que sería "el mejor jugador de toda la Eurocopa". Su despeje de cabeza en los últimos minutos de la final del torneo ante Inglaterra valió casi más que un gol. Tras ello, cuando supo que el Barcelona de Flick le pretendía, ni lo pensó. "Antes de venir ya sabía que era el sitio perfecto para mi fútbol, podía sacar el máximo potencial de lo que soy como jugador. El objetivo es seguir ganando, estar arriba en todas las competiciones y competir por todo", sentencia. Ya tiene el 10 de la roja, y ahora, con 26 años, quiere seguir creciendo vestido de azulgrana, donde todo empezó.
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Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER que también forma parte del programa de música indie 'Fuego y...