Los nuevos judíos

Madrid

Los grandes magnates empobrecen a las clases trabajadoras, hacen presión para aprobar reformas legales que empeoren las condiciones en las que se gana el pan la mayoría, dedican ingentes esfuerzos a evitar el pago de impuestos impidiendo así cualquier medida de redistribución de la riqueza, algo que tiene efectos nefastos sobre los servicios públicos.

Están contra el Estado mientras se enriquecen con la privatización de los servicios públicos. Externalizan la producción a otros países cuando les conviene para obtener mayores beneficios. Son vampiros extractores que ven crecer su patrimonio hasta lo inimaginable, aunque para ello tengan que sembrar la muerte entre sus compatriotas. Para distraer a la opinión pública de la responsabilidad directa que tienen en las condiciones de vida de muchos usan un recurso muy socorrido pero que parece funcionar: la del chivo expiatorio.

Si a principios del siglo XX en Europa el culpable de todo era el judío, ahora todos los males de las sociedades occidentales son responsabilidad de los inmigrantes. Delincuentes condenados sin juicio, enemigos de los trabajadores aunque no tengan ningún poder sobre éstos. Que tantos millones de norteamericanos se hayan tragado este engaño y hayan votado a Trump demuestra que a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos seguimos siendo tan primitivos como la tribu más perdida: aceptamos el sacrificio ritual de otros seres humanos para purificar el cuerpo social.