El tremendo regalo de una oyente a Buenafuente y Berto: "A mí me ha cambiado la vida"
Los cómicos han recibido un obsequio que les ha dejado muy sorprendidos
Andreu Buenafuente y Berto Romero se convierten en lords de un castillo escocés y descubren sus beneficios
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Madrid
Andreu Buenafuente y Berto Romero se enfrentan en cada programa de Nadie sabe nada a situaciones totalmente surrealistas, muchas de ellas provocadas por los oyentes, que les envían lo primero que se les ocurre. Un claro ejemplo fue el caso de Elena, una seguidora del programa que sorprendió a los catalanes enviándoles un peculiar diploma con el siguiente mensaje:
"He pensado que, a estas alturas, fijo que tenéis de todo. Vivo en Belfast y en el Reino Unido hay un programa de televisión que se llama Taskmaster. Este programa me dio la idea para el regalo que os adjunto. Espero que no hayáis recibido algo de este tipo antes".
El desconcierto se apoderó de los oyentes cuando Berto comenzó a hablar en un inglés exagerado, como el que se usa en cualquier parodia de un programa estadounidense. Al final, aclaró que se trataba de "un diploma de algo que no entendemos". Ante la confusión, el cómico catalán decidió preguntar al público si alguien sabía qué era exactamente ese regalo.
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Fue entonces cuando apareció Joaquín, quien explicó que ya había recibido un obsequio similar y que procedía de "una especie de fundación en Escocia". Según contó, esta organización "vende un título nobiliario y te da un metro de tierra de un castillo deshabitado".
Un terreno que permite hacer lo imposible
Berto Romero no cabía en sí de la emoción y empezó a echar cuentas sobre cuánto terreno sumarían los títulos de Buenafuente, Joaquín y él mismo: la friolera de tres metros de tierra. Joaquín les reveló que, además, podían pescar en ese terreno, a lo que Berto, incrédulo y entre risas, respondió: "¿Pescar en tierra? ¿Me estás diciendo que, en virtud de este papel, puedo hacer algo imposible?".
Buenafuente no salía de su asombro y bromeó con que habían tenido que viajar a Valencia para descubrir que eran propietarios de un castillo. La situación se volvió aún más absurda cuando Berto y Andreu descubrieron que sus parcelas estaban una al lado de la otra, lo que los llevó a imaginar que realmente estaban en sus dominios.
La traición en su máximo esplendor
Andreu, con tono desafiante, amenazó a Berto con "invadirle, quedarse su metro y así expandir su propiedad". Sin embargo, Joaquín le puso los pies en la tierra y le recordó que se trataba de "un castillo en ruinas", que solo dejará de estarlo cuando "vendan suficientes metros".
Finalmente, el espectador aclaró que el regalo incluía básicamente "un título de Lord", con el que podían "ir a pescar allí y visitarlo". Buenafuente, rendido ante la ocurrencia, aseguró que el obsequio le había "cambiado la vida".
Teatro Olympia, Valencia (Vol. II)
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