El interrogatorio del juez Carretero es lo contrario a lo que debería ser la Justicia

Madrid

"Me dejó muy fastidiada ver el interrogatorio de Adolfo Carretero a Elisa Mouliaá. Me pareció que el juez instructor estaba acosando a la víctima, y también al denunciante", valora la abogada y política Paca Sauquillo en relación a la declaración judicial de la actriz que denunció por acoso sexual al exportavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón. Aunque desde 2019 es obligatoria la formación en perspectiva de género para los jueces que salen de la academia, el tono, las preguntas y el lenguaje empleado por Carretero volvió a abrir esta semana un nuevo debate en torno a la formación de los magistrados a la hora de abordar casos de violencia machista: "Debemos estar abiertos a compartir y oír a expertos, psicólogos y personas formadas en distintos ámbitos para saber cómo incidir en la búsqueda de la verdad con una perspectiva de género en casos de delitos de carácter sexual o de género", reivindica Montserrat Comas d'Argemir, magistrada y presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género entre 2003 y 2008, cuando contribuyó a la implantación de la Ley Integral contra la Violencia de Género y a la formación de jueces y juezas de los juzgados específicos.

El Consejo General el Poder Judicial (CGPJ), del que fue vocal la magistrada Comas, abrió expediente al juez Carretero después de recibir "más de 900 quejas y denuncias" por la actitud del magistrado. Tanto la declaración de Elisa Mouliaá, como del investigado Íñigo Errejón se hicieron públicas tras una filtración a los medios de comunicación de la grabación del interrogatorio en las diligencias previas. "Hay que tomar medidas, porque este tipo de casos pueden provocar que muchas víctimas se abstengan de denunciar para no verse en esa situación", opina Sauquillo.

En su defensa, el juez instructor del caso va a pedir amparo al órgano de gobierno de los jueces, y en una entrevista en Telecinco esta semana declaró ser "víctima de un linchamiento". Carretero se defendió diciendo que en una instrucción penal es importante llegar al fondo de los hechos, "y lo de menos es el lenguaje". La magistrada Comas d'Argemir, sin embargo, matiza su argumento: "Lo que importa es saber qué sucedió, si la relación fue consentida y no impuesta. Por lo tanto, comentarios y recriminaciones sobran. Esto es la antítesis de lo que tiene que ser un interrogatorio, respetuoso con testigos, víctimas, acusados, abogados y fiscales".

La abogada Sauquillo comenzó su carrera en la década de los 60, y precisamente en el 48º aniversario de la matanza en el despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha, opina que pese a los avances conquistados en España en materia de género, vivió el interrogatorio a Mouliaá y Errejón como un retroceso: "Me quedé muy incómoda y preocupada por la imagen de la justicia que se proyecta hacia las víctimas y hacia la ciudadanía". El hecho de que tanto la denunciante como el acusado respondieran al interrogatorio durante aproximadamente una hora y media de pie tampoco contribuye a crear un ambiente cómodo para quienes prestan declaración, según la abogada. "Esto trasluce que todavía hay jueces y juezas con estereotipos de género y una cultura machista que se traduce en una forma de interrogatorio así", concluye Comas d'Argemir.