Un juez naftalinoso

Madrid

Viendo el vídeo de la declaración de Elisa Mouliaá con la voz de ese juez que tan poca estima tiene por las formas más fundamentales de la buena educación, con ese tono impropio de un magistrado pero también de cualquier ser humano que no se esté en la barra de un bar con unas copas de más, me ha dado la sensación de estar viajando en el tiempo, a cuando en 1990 Montserrat Roig escribía un artículo titulado "Violadas de primera, violadas de segunda" a raíz de las preguntas que otro juez naftalinoso le hacía a la víctima de una violación grupal.

En esa ocasión, al haber sido la mujer penetrada analmente al señor de la toga no se le ocurrió otra cosa que indagar en las costumbres de la agredida, en si solía llevar a cabo o no esa práctica concreta. 35 años después nuestros oídos no pueden creer que quien tiene que decidir si Errejón es o no culpable hable con un registro verbal propio de una película del destape.

Un Pajares, un Esteso, un Ozores más que un ecuánime y juicioso señor de la ley que debe de haberse tapiado las orejas en las últimas décadas para que no le entre en el oído nada de lo que ha estado defendiendo y promoviendo el feminismo, también en su ámbito con organizaciones serias que han trabajado duro para que la justicia no sea solo de los hombres para los hombres. El machismo es claro y evidente: basta pensar en cómo trataría a la actriz el señor juez si el delito fuera un robo y el damnificado un varón.