Encuentra una misteriosa foto de su abuela y logra que su vida cambie por completo: "No se dio cuenta hasta que fue tarde"
Un suceso insignificante consiguió que ya nada fuese igual para siempre
A veces, las pequeñas cosas de la vida son las que nos la terminan cambiando por completo. No hace falta que todas nuestras alegrías o las que se conviertan en pilares para que nuestro día a día sea más agradable las achaquemos al dinero, al trabajo o las cosas materiales. En algunas ocasiones, podemos encontrarlas en situaciones de lo más cotidianas y que dan un vuelco a la forma de afrontar la cotidiana rutina.
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Cada familia es un mundo y las cosas de cada una quedan de puertas para dentro de casa, eso está más que claro. Pero a veces surgen historias que demuestran que las personas sí cambian, que los vínculos entre personas pueden terminar desarrollándose, rompiendo los tabús y conseguir mejorar el lazo con personas como tus padres, tus tíos o tus abuelos.
Algo así le ocurrió a la conocida escritora Jane Yang, quien hace alrededor de 10 años se vio obligada a llevar a su abuela materna a un centro para personas mayores. Tras esto, se dispuso a recoger todas sus pertenencias en casa con la ayuda de su madre y fue aquí cuando la sorpresa llegó a sus manos al mover un calendario. Tras él había escondida una foto antigua, en color sepia, donde aparecía su abuela junto a otra mujer que no conocía de absolutamente nada.
"A Po Po (así llama a su abuela) no le gustaba que la fotografiaran y rara vez sonreía en las fotos, pero en esta se la veía feliz. También había un aire íntimo en su pose", reconoce la escritora, en un artículo publicado en The Guardian. Al sentir curiosidad por aquella misteriosa mujer, acudió a su madre para ver si ella conocía su identidad y le reconoció que había sido inquilina en una habitación que su abuela tenía libre en su propia casa. Aquel suceso, el de convivir juntas, consiguió que se volvieran inseparables.
Al poco tiempo, cuando la madre de la escritora tenía poco más de 10 años, le anunció que había conocido a un hombre del se había enamorado perdidamente y decidió mudarse a vivir con él. Eso aseguró su madre, que tampoco recordaba muchos más detalles por la corta edad que tenía en aquel momento pero sí le dijo que su abuela rompió la relación con la mujer de la foto por "traición". Sin dar rodeos, Jane Yang apostó por preguntarle a su madre lo primero que pensó al ver la foto: "¿Po Po estaba enamorado de su inquilina?". Aquella pregunta no sentó nada bien a su madre, quien le arrebató la fotografía y el calendario de sus manos.
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"Hemos tardado media vida en establecer esta franqueza"
A raíz de este suceso, la escritora reflexionó sobre todos los temas, las historias, que no se había contado con su madre durante muchos años y ya que no pudo conocer mucho a su abuela, decidió que sí quería saber más de la persona que le dio la vida. Consiguió averiguar varios asuntos como las novelas que le gustaba leer, sus primeros amores o la verdadera relación que tenía con su marido, ya que Yang toda su vida pensó que sus padres no se amaban en realidad.
Su padre murió en 2023 por demencia y ahí vio cómo su madre vivió una de las peores épocas de su vida. "Mi madre estaba desconsolada. No podía comer ni dormir y sollozaba todo el tiempo. No podía comprender la intensidad de su dolor", escribe, llegando a sentir incluso rabia por su fiel pensamiento del inexistente amor de su madre a su padre. Por esto, conoció también la emotiva historia de su matrimonio: gastaron todos sus ahorros en billetes a Australia para su familia. "Una vez que llegamos, papá trabajaba doce horas al día como operador de maquinaria en una fábrica de fundición a presión. Aun así, la pobreza manchaba cada aspecto de nuestras vidas [...] Mamá no se dio cuenta de lo mucho que amaba a papá hasta que fue demasiado tarde", afirma.
Gracias al suceso del calendario, la escritora y su madre lograron consolidar su relación y ser, además de familia, amigas confidentes. A pesar de que en un principio se enfadara, terminó reconociendo que ella también llegó a pensar si Po Po y aquella inquilina de la que se volvió inseparables eran algo más que amigas. "Mi madre y yo hemos tardado media vida en establecer esta franqueza", reconoce. Y es que a veces, las pequeñas historias, las cosas más insignificantes, pueden lograr dar un cambio radical a la vida.