"Volveríamos a ser cuatro, ¿de qué vamos a subsistir?": incertidumbre por el cierre de la central nuclear de Almaraz
Un equipo de Hora 25 se desplaza al noreste de Extremadura para hablar con trabajadores, vecinos y alcaldes ante los planes de cierre de la central nuclear de Almaraz
"¿De qué vamos a subsistir?": el cierre de la central nuclear de Almaraz se acerca
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Almaraz
La comarca de Arañuelo, en Extremadura, lleva más de 40 años conviviendo con la central nuclear de Almaraz, que empezó a operar en 1981. Desde entonces, miles de personas de la zona y de fuera han trabajado en la central y otros tantos negocios han subsistido gracias al empuje económico que supone una industria de tal calibre. Pero las centrales nucleares tienen una fecha límite y la de Almaraz tiene previsto cerrar uno de sus reactores en 2027 y el segundo, en 2028.
El plan de cierre de la central de Almaraz mantiene a la comarca en vilo y genera una enorme incertidumbre en la zona por las posibles pérdidas de puesto de trabajo y el riesgo de despoblación. Según las asociaciones en contra del cierre, hay 3.000 puestos de trabajo que dependen directa o indirectamente de la central de Almaraz. Un equipo de Hora 25 ha viajado hasta allí antes de la manifestación prevista para el sábado 18 en contra del cierre de la central, convocada por decenas de ayuntamientos y la plataforma 'Sí a Almaraz, sí al futuro'.
"En la central no nos han dicho nada sobre el cierre. Se habla por lo que sale en las noticias, pero nadie nos ha dicho oficialmente si va a cerrar o no". Nos lo cuenta Cayetano en uno de los bares en los que se suelen reunir los empleados en su descanso. Muchos de ellos se resignan a la idea de tener que marcharse, como Antonio: "no nos quedará otra que irnos de nuestra casa, irnos a otro sitio y seguir trabajando en este oficio como se pueda"
Otro de los trabajadores con los que nos encontramos allí está cerca de jubilarse, pero sus dos hijos también son empleados de Almaraz y según él "es una pena porque hay mucha gente joven trabajando. Son unos sueldos que no son para echar cohetes, pero la gente se defiende bien".
El impacto económico y la despoblación
Almaraz es un pueblo en el que viven poco más de 1.600 personas. En sus calles, durante una mañana de un día laborable encontramos poca gente, sobre todo gente mayor preocupada por el plan de cierre de la central. "La central nos está dando vida al pueblo, como se cierre, ¿de qué vamos a subsistir?", nos cuenta Mari Carmen, que va paseando con su amiga Esperanza. Las dos recuerdan cómo era Almaraz antes de la central: "nosotras que hemos vivido aquí desde que nacimos, no queremos que quiten la central por la sencilla razón de que volveríamos a lo mismo, volveríamos a ser cuatro y la bailaora".
"A mí no me parecería nada bien que se fuesen los jóvenes, pero es que de eso los políticos se tendrían que haber preocupado", señala otra de las vecinas de Almaraz, "tendrían que haberse preocupado por eso, para que en el momento en el que esto se cierre, las personas jóvenes tuvieran trabajo".
En la carretera, a unos pocos metros de la central nuclear, nos para un vecino al que le han contado que hay dos periodistas haciendo un reportaje. Va con un coche que lleva en el techo dos altavoces convocando a la manifestación. "La gran mayoría de la gente ha nacido con la central nuclear. Igual que el que ha nacido en Valencia ha nacido con la Ford o el que ha nacido en Valladolid ha nacido con la Renault. ¿Por qué cerrar la Ford, por qué cerrar la Renault, por qué cerrar Almaraz?". Dicho esto, se marcha a recorrerse 25 pueblos con sus altavoces sonando a todo trapo.
El impacto económico preocupa y mucho, aunque hay quien a todo esto le pone un 'pero'. "La central nuclear tendrá un tiempo porque si no, correrá peligro y ahí podrá pasar algo". Esa misma idea que cuenta una de las vecinas de Almaraz, la desliza otra señora que nos cruzamos en una tienda de Casatejada. "A mí me parece muy bien que funcione la central, pero si no está en condiciones lo primero que tienen que hacer es cerrarla y no sabemos si está en condiciones. Yo tengo nietos y tengo hijos y no quiero que pase nada".
El plan alternativo
Hay consenso entre los alcaldes de la zona que no quieren que cierre la central nuclear y a los que no les convence el plan para instalar una gigafactoría de baterías de litio en Navalmoral de la Mata. Su alcalde Enrique Hueso, del PP, nos cuenta que "no quiere un plan renove" y se pregunta "por qué no puede convivir la central nuclear con otras industrias", al mismo tiempo que admite que "no existe alternativa".
Lo mismo cree el alcalde de Almaraz Juan Antonio Díaz, del PSOE, que asegura que "no hay plan alternativo, ni pensamos en que se pueda cerrar la central". "El cierre de esta industria va a ser un caos para toda la región", nos cuenta Díaz tras recibirnos en su despacho.
Esa falta de planes alternativos es una de las cosas que echan en cara las asociaciones ecologistas como Adenex, cuyo portavoz José María González reprocha que "el cierre estaba anunciado y no se han dedicado a construir ningún tejido empresarial". Además, González pone en cuestión la seguridad de la central haciendo referencia a "innumerables incidencias no programadas".
El alcalde de Belvís de Monroy, Fernando Sánchez Castilla, que además es presidente de 'Sí a Almaraz, sí al futuro' y técnico de protección radiológica en la central, sostiene que "Almaraz está entre las 10 mejores centrales de Europa" y "cumple todos los niveles de excelencia". Sánchez Castilla hace referencia además a una central nuclear estadounidense, "la gemela de Almaraz", a la que "le acaban de dar una prórroga de hasta 80 años".
Desde que se acordó el cierre en 2019, dice Sánchez Castilla, "nos hemos dado cuenta de que el plan no se puede cumplir, sobre todo después de la guerra de Ucrania que nos hemos dado cuenta de que necesitamos las nucleares".