De Mark Twain y Tolkien a Verdi y Monet: historias de genios tardíos que cambiaron el mundo
Marta Fernández trae a la 'Academia de saberes inútiles' algunos de los más grandes genios que dieron lo mejor de sí mismos cuando ya peinaban canas
Academia de saberes inútiles | Genios tardíos
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Madrid
Los niños y niñas prodigio siempre destacan a los ojos de la sociedad por su precocidad: queman etapas de manera rauda. Nos fascina que desafíen el desarrollo 'normal' de las capacidades intelectuales y les envidiamos. La mala noticia es que si nos comparamos, salimos perdiendo. La buena es que la vida no es una competición. Por ello, Marta Fernández, en esta edición de La Academia de Saberes Inútiles, se centra en las historias opuestas: los genios tardíos. "No diré que la juventud de los genios está sobrevalorada, pero sí que la creatividad no tiene por qué estar ligada a los años", ha afirmado la periodista.
Mark Twain: el humorista que conquistó al mundo a los 70 años
El nombre de Mark Twain evoca risas, ingenio y una visión profunda de la humanidad. Pero lo que muchos desconocen es que este célebre escritor norteamericano, nacido Samuel Clemens, revolucionó el humor en los escenarios cuando ya había superado los 60 años. A finales del siglo XIX, Twain se embarcó en una gira mundial de monólogos cómicos que lo llevó por Estados Unidos, Canadá, Europa y hasta Australia.
Mientras que autores como Dickens ofrecían lecturas solemnes de sus obras, Twain transformó estas presentaciones en espectáculos llenos de humor, sentando las bases de lo que hoy conocemos como 'stand-up comedy'. El propio New York Times lo reconoció en su 70 cumpleaños como «el más grande de los humoristas vivos», destacando su capacidad para llenar la Sala Roja de Delmonico de carcajadas.
Incluso en sus últimos años, Twain no dejó de arriesgar y sorprender. Dictaba su autobiografía con tanto ingenio que su estenógrafa tenía que detenerse para reír. Esta obra, publicada póstumamente en 2010, se convirtió en un éxito rotundo, consolidándolo como un autor 'bestseller' en tres siglos distintos: XIX, XX y XXI. Como dijo él mismo: "Las arrugas sólo deberían indicar dónde han estado las sonrisas".
Tolkien: publicar una obra maestra después de los sesenta
J.R.R. Tolkien tenía 62 años cuando publicó El Señor de los Anillos, una obra monumental que definiría el género de la fantasía épica y capturaría la imaginación de millones de lectores que se sumergieron en la Tierra Media que surgió de la mente del profesor. Durante más de una década, Tolkien construyó un universo completo: mitología, geografía, idiomas y culturas que dieron vida a los elfos, orcos y hobbits.
La trilogía, que nació como un solo libro, fue dividida en tres volúmenes por razones comerciales, pero se convirtió en un fenómeno editorial. Aunque su éxito lo llevó a la fama, la presión de los admiradores hizo que Tolkien buscara refugio en un tranquilo pueblo de Dorset. Décadas después de su muerte, El Señor de los Anillos fue votada como la novela inglesa más querida en una encuesta de la BBC, superando incluso a Orgullo y prejuicio.
Goya, Monet y la maestría de llevar pintando toda una vida
La genialidad no entiende de edades, como lo demuestra Francisco de Goya. A los 68 años, el pintor aragonés pergeñó Los fusilamientos del 3 de mayo y La carga de los mamelucos, dos obras monumentales que capturan el drama de la Guerra de la Independencia. Más tarde, enfermo y sordo, imaginó las escalofriantes Pinturas negras, como Saturno devorando a su hijo, a los 73 años.
Pero Goya no se detuvo ahí. Con 82 años, pintó La lechera de Burdeos, una obra que anticipaba el Impresionismo y demostraba que su visión artística seguía evolucionando.
Claude Monet también continuó deslumbrando al mundo en su vejez. A pesar de sufrir cataratas desde los 72 años, el maestro impresionista pintó sus icónicos nenúfares, explorando nuevas formas y colores. Aunque su deterioro visual le impedía percibir ciertos tonos como el rojo y el amarillo, siguió trabajando hasta que una operación le devolvió parte de la vista. Su capacidad para transformar la adversidad en arte lo convirtió en un precursor del arte abstracto.
Verdi: el genio sin edad
Giuseppe Verdi fue un prodigio precoz, pero también un genio tardío. A los 61 años estrenó su Réquiem, una obra que parecía ser su despedida musical. Sin embargo, el compositor italiano aún tenía mucho que ofrecer. A los 74 años, presentó Otello, basada en la obra de Shakespeare, y más tarde sorprendió al mundo con Falstaff, una ópera cómica que estrenó a los 80 años.
Con Falstaff, Verdi demostró su versatilidad musical. Tras décadas componiendo tragedias, se impuso a sí mismo hacer reír al público. Su última ópera fue un triunfo absoluto, recibiendo una ovación de una hora en su estreno en La Scala de Milán.
Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.