Rafa Nadal no es solamente una figura icónica del deporte español, sino que es también un referente a nivel mundial: ha marcado una era en la historia del tenis. Lejos de ser recordado por sus éxitos, entre ellos 22 títulos de Grand Slam de entre sus 92 trofeos, Nadal permanecerá para siempre en la retina de los aficionados al tenis por su inquebrantable espíritu competitivo y por un legado de humildad y perseverancia. Su retirada, más amarga de lo esperada por el fugaz paso de La Armada por la Copa Davis, marca el fin de una etapa dorada y el principio de una era que, con destellos de ilusión personificados en Carlos Alcaraz, plantea una pregunta inevitable: ¿Qué será del tenis español sin su máxima estrella? Ante un reto mayúsculo, y con una nueva generación liderada por talentos como el tenista de El Palmar, España se enfrenta al desafío de construir sobre el legado de Nadal y redefinir su lugar en el panorama tenístico mundial. El inicio de la leyenda comenzó en el año 2001, en el Real Club de Tenis Betis y un torneo ATP Challenger. Un tenista de Manacor, que destacaba por su atuendo y seriedad en la pista, debuta en la Copa Sevilla. “En cuanto a su carácter e imagen, tenía 15 años y parecía de 20. Daba la sensación de que llevaba más años dentro de la pista de los que en realidad acumulaba”, así lo define Israel Matos Gil, tenista al que venció por aquel entonces. En ese instante, tras ese partido, comenzó la carrera profesional de Rafa, el primer punto ATP de un tenista sin miedo, que desplegaba un ritmo altísimo, con un descaro digno de un adolescente y que irradiaba respeto y admiración, a partes iguales, a sus rivales. Un joven que no era consciente de lo que iba a conseguir. Un adolescente que ilusionó a un país en la Copa Davis de 2004 derrotando, ni más ni menos, al número 2 de la ATP, Andy Roddick. Un tenista que en 2008 se sentó en el trono del tenis mundial y empezó a crear la leyenda que ahora es. Un adulto que se despide del deporte profesional, tras 14 Roland Garros, 4 US Open, 2 Wimbledon, 2 Open de Australia, 36 Masters 1000, 23 ATP 500, 10 ATP 250, 2 medallas de oro, 5 títulos de Copa Davis y miles de gritos de ¡vamos, Rafa!. El balear inspiró a generaciones y generaciones. Carlos Taberner, tenista valenciano que ocupa el ranking 195 ATP, fue uno de ellos. “Nadal fue clave para que yo me dedicara al tenis. Vi a un chico tan joven, con una energía y pasión tan grande que despertó en mí un gran interés por este deporte”, confirma el valenciano. Pero no solo para él, sino para otros muchos que le han visto cosechar los éxitos más grandes, así como caer y levantarse continuamente durante su trayectoria. “Su forma de luchar, su actitud y las ganas de mejorar cada día es algo que todos los jugadores deberíamos mirar e intentar aprender de su carrera”, expresa Dani Rincón, un joven tenista prometedor de la Rafa Nadal Academy. Los títulos y éxitos deportivos están ahí, son una realidad, pero el legado de Rafa Nadal supera los límites de las pistas. Nunca nadie podrá cuestionar su esfuerzo. Nunca nadie podrá discutir su coraje y lucha. Nunca nadie podrá dudar de su impulso por mejorar. Nunca nadie podrá negar su leyenda. Es más, hay quienes, como Andrés Santamarta, número 38 del ranking junior ITF, se atreven a asegurar que ni en España ni en la historia “va a haber alguien como él”. El adiós de Roger Federer supuso el principio del fin de una época dorada capitaneada por el Big Three, que llevó al tenis a una esfera, prácticamente, inalcanzable para cualquier otra disciplina. Ahora, la despedida de Rafa Nadal evidencia que, aunque Novak Djokovic aún esté en activo y a un grandísimo nivel, elevando su palmarés individual, todo en la vida tiene un final. En este caso, no ha sido “un final ideal, pues este pertenece a las películas americanas”, sino una separación que duele. La realidad es que la historia del Big Three será irrepetible, “una película de Hollywood en el que las segundas partes nunca fueron buenas”, tal y como confirma Marcos Gaspar, psicólogo deportivo. Pero hay muchos y muy buenos tenistas que recogen el testigo, pero “cada cual debe pensar en sí mismo, en sus capacidades y trabajar de cara a intentar competir tanto consigo mismos, como con el resto de jugadores del circuito”. El adiós de Rafa Nadal deja un vacío difícil de llenar. El tenis español, en 2013, era el país que más tenistas aportaba al top-100 del ranking mundial, con David Ferrer, Feliciano López, Fernando Verdasco y compañía. Liderados, cómo no, por Rafa Nadal. Ahora, la situación es diferente. España no es la principal potencia y está por detrás de Estados Unidos, Argentina, Italia, Australia... Carlos Alcaraz es el futuro. Entre él, dos generaciones, una por arriba y otra por abajo, que tienen ante sí un reto complejo: cubrir el espacio que queda con la marcha de Nadal. Por encima, jugadores entre los 25 y 27 años, tales como Pedro Martínez, Alejandro Davidovich, Jaume Munar o Miguel Damas, que aún tienen varias puertas que derribar. Por debajo, unos rookies que ilusionan. Lo cierto es que la fama de la cantera española ha provocado un ‘efecto llamada’ de jóvenes extranjeros a las academias de tenis en España y el número de talentos nacionales es, cada vez, menor. A pesar de ello, hay excepciones: Martín Landaluce, Pablo Llamas, Rafa Jódar, Andrés Santamarta, Daniel Rincón, Nicolás Álvarez Varona o Alejandro Moro. Andrés Santamarta fue el último fichaje de La Armada para la Copa Davis. El tenista valenciano, nº39 del ranking junior y 1309 de la ATP, tiene 17 años y se posiciona como uno de los rookies a seguir en el futuro. Su experiencia en la Davis le ha “impactado” y ha visto la profesionalidad de los cinco jugadores. De su juego, destaca “la garra y la competitividad”. Recientemente, se ha proclamado campeón de la Orange Bowl, el torneo juvenil más prestigioso del mundo del tenis. Dani Rincón es uno de los líderes de la nueva generación. A sus 21 años de edad, y bajo la tutela de la Rafa Nadal Academy, se posiciona en el ranking nº165 de la ATP. El tenista de Ávila se proclamó campeón junior del US Open en 2021 y ganó su primer ATP Challenger esta temporada, en Tampere. Rincón, uno de los pupilos de Nadal, considera que crecer en su academia, la “mejor del mundo”, es una experiencia increíble. Además, no cree que le suponga ninguna presión extra, sino una oportunidad de motivación. De su juego, el tenista zurdo destaca su saque y su juego en la red, donde se encuentra “bastante cómodo”. Rafa Jódar es uno de los grandes nombres del tenis español esta temporada. El tenista madrileño, un jugador “agresivo”, que le gusta “dominar con la derecha”, ha pasado a la historia al convertirse en el cuarto español en levantar el US Open junior en este 2024. Otra de las perlas del tenis “que está intentando irrumpir en el tenis profesional” y que destaca la “humildad, la mentalidad y la garra luchadora” de Rafa Nadal. Jódar acumula nueve títulos ITF, tres de ellos esta temporada y apunta a que el éxito supera los límites de la pista de tenis. Álvarez Varona es otro de los nombres que pretende derribar la puerta. El tenista de Burgos ocupa la posición 382 de la clasificación ATP. Nicolás confiesa que “el tenis es muy duro emocionalmente”y el control de la mente es “el aspecto más destacado de la carrera de Rafa”. Este año obtuvo su primera victoria en el circuito en su estreno en el Gijón Open, así como dos títulos ITF, en el M25 Oviedo y M15 Gijón, ambos sobre tierra batida, donde su ratio de victorias es aplastante, con un 65%. Un tenis que se basa en el saque y en la derecha “las dos armas con las que hacer daño”y una mentalidad que concibe el éxito como el “alcanzar el 100% de tu potencial”. Pablo Llamas, tenista jerezano de 2002, es otra de las figuras más destacadas. En octubre de la temporada pasada alcanzó su mejor ranking, la posición 130 ATP. La figura de Rafa Nadal ha supuesto una inspiración para él, del que intenta copiar el compañerismo y el respeto. En 2023 Llamas ganó su primer torneo Challenger, disputó su primer partido ATP en Lyon y pisó las pistas del US Open y la tierra de Roland Garros en la fase previa. Sus dos armas son la variedad de juego y la capacidad de adaptación a cualquier situación. El tenista jerezano viene pisando fuerte y entiende el éxito como el superarse a sí mismo cada día. Además, sueña con ganar la Copa Davis con España porque “jugar en equipo” es lo más importante para él. Alejandro Moro consiguió su primera victoria ATP ante Domic Thiem y desde entonces, no ha dejado de acumular éxitos. Moro confía en el futuro del tenis nacional, que está en buenas manos: “Creo que Rafa no deja ningún vacío, ya que Carlos ha demostrado que es un jugador de primer nivel que tiene lo necesario para hacer historia en el deporte. Detrás de él venimos jugadores muy competitivos y con mucha ambición”. El tenista madrileño, nacido en el 2000, ocupa el ranking 171. Esta temporada no solo consiguió su primer título ITF en el Rome Challenger 75, sino que también debutó en un Grand Slam, ni más ni menos que en Wimbledon, donde se metió en el cuadro final tras superar la fase previa. Pese a ello, quiere mucho más y es consciente de que “para subir otro escalón” debe “mejorar mi intensidad mental”. Cada uno de ellos tendrá su historia. Rafa Nadal será un grandísimo ejemplo para todas las generaciones por venir. Su mentalidad, que como expresa Quino Muñoz, ex 150 ATP, “no la ha tenido ningún deportista en cualquier deporte”, debe ser un punto de inflexión para los tenistas de futuro, así como “su solidez y consistencia”, tal y como dice Agustín Boje. El motor del tenis nacional son los clubes. Los primeros clubes fueron fundados por la comunidad británica y francesa, tales como el Real Club de Tenis Barcelona (1899) o el Real Club de Tenis de Oviedo (1992). El gran impulso del deporte en España llegó en la década de los 60, cuando Manolo Santana, Juan Gisbert u otros tenistas hicieron del tenis un deporte más popular. La pasión por la raqueta iba extendiéndose y bajo la tutela de las Federaciones Territoriales, por aquel entonces Asociaciones Regionales, la disciplina se profesionalizó en su máxima expresión. Manolo Santana pasó a la historia en 1961, cuando levantó su primer Roland Garros. A partir de entonces, conquistó más Grand Slam, abrió el camino y concedió a España un protagonismo en el panorama del tenis. Desde entonces, el tenis no ha dejado de crecer y acumula motivos para sacar pecho, no solo por el volumen de tenistas, sino por ser considerado uno de los mejores escenarios para la explosión profesional. España presume de la mejor red de academias de tenis por el mundo, con una oferta formativa de más de 25 centros repartidos. Entre ellas, algunas de prestigio, como la Juan Carlos Ferrero-Equelite Sport Academy, la Academia de Tenis Sánchez-Casal o la Academia de Rafa Nadal. Un menú de varias estrellas Michelín. Pero en la carta no solo es importante el continente, sino también el contenido. Un contenido que se traduce en los entrenadores, cuya elevada calidad se justifica con el exitoso trabajo del Registro Profesional de Tenis (RPT). Este organismo, que fue fundado por Luis Mediero, acumula más de 24 años formando a entrenadores de todo el mundo (ya superan los 75.000 técnicos) contando con el máximo reconocimiento de la industria del tenis mundial. “El tenis es un deporte muy caro, por esta razón muchos tenistas se quedan en el camino”, dice Pablo Llamas. Por ello, la RFET está trabajando para facilitar a los jóvenes un futuro en el deporte. Javi Pérez destaca el papel de los organismos: “Es fundamental, sin ella no podríamos tener tantos y tantos jugadores en la élite, y no solo en esta, sino también en la base”. Pese a ello, como cualquier aspecto, siempre hay un hueco para la mejora. En este sentido, Agustín Boje, clama que se han de producir cambios pues a día de hoy hay una presencia escasa de jugadores españoles del 100 al 300 del mundo: “La cifra es un poco pobre.. Tenemos un problema de atrás y deberíamos reaccionar ya”. Pero este panorama alentador tiene una cara B: la fuga de talento, especialmente hacia EEUU. “La gente se suele ir a EEUU antes de tiempo y cuando vuelven, no vuelven a intentarlo”, confirma Quino Muñoz. En Este sentido, Javi Pérez, también coincide en la posible mejora a nivel de instituciones porque “tanto al tenis como a otros deportes hay que darles más importancia”, como hacen en el extranjero. Ana Salas, extenista profesional y 12 veces campeona del mundo en el ITF World Tennis Masters, preside la Fundación BePro Deporte España, cuyo objetivo principal es evitar la fuga de talento a EEUU: “La labor de BePro es cerrar acuerdos con universidades y centros académicos que se puedan coordinar con los centros de entrenamiento. El objetivo es crear este ‘pegamento’, fomentar estructuras y formatos de planes de estudio adaptados y coordinados a los planes de entrenamientos”. La presión en la élite del deporte es capaz de destrozar carreras prometedoras. La salud mental ha pasado de sentarse en el banquillo a ocupar la titularidad. Por ello, los atletas son muy conscientes de rodearse de un equipo multidisciplinar de profesionales para llevar su rendimiento al siguiente nivel. El factor psicológico es “una de las armas y claves en el tenis”. Sin duda, una seña de identidad del ex jugador manacorí. Todos desearían tener “su forma de luchar, su actitud y las ganas de mejorar cada día”. Lo cierto es que el tenis es un deporte “emocionalmente muy duro”, y por esta razón, las nuevas generaciones, tratan de “aprender de su forma de tolerar el error”. El deporte es un símil de la vida, en el que se deben “afrontar retos, adversidades, circunstancias y experiencias para las que debemos estar preparados”, advierte Marcos Gaspar. En este sentido, el profesional advierte de que el “trabajo y desarrollo integral” del tenista es “la clave y la diferencia entre los jugadores que alcanzan la excelencia y los que son uno más del circuito”. Además, las redes sociales suponen un ‘virus’ para los más jóvenes, que han de lidiar con la presión y las expectativas. “No puedo imaginarme el comienzo de mi carrera con las redes sociales; no tengo ni idea de cómo lo habría manejado”, decía Roger Federer. Sin embargo, los jóvenes tenistas españoles no sienten esta presión por el vacío tras la despedida de Rafa. Santamarta es consciente de la difícil tarea que tienen que enfrentar porque “superarlo es muy complicado”, por lo que su propósito es esforzarse “como lo ha hecho Nadal” en su carrera e “intentar imitarlo”. Damas, por su parte, avisa de que la huella de Rafa es “imborrable”, pero los tenistas nacionales “representan muy bien a España”. Por último, Álvarez Varona expresa que los que han de ver la realidad “son los aficionados, que han estado mal acostumbrados en los últimos 20 años”. Ahora, la realidad es diferente. Los ¡Vamos! de Nadal ya no rugirán más en las pistas, pero tal y como dice Nicola Arzani, vicepresidente senior ATP, “el deporte sigue, es más grande que un jugador individual. Aunque Rafa deja un legado enorme, el tenis debe continuar y eso es lo bonito del deporte”.