"Que esto lo haga Lewandowski... pero Lamine es un chaval": los riesgos que corrió por jugar una hora con un esguince de tobillo

Minuto 15 del Barça-Leganés. Yvan Neyou va al suelo y el tobillo de Lamine Yamal se retuerce. En ese momento saltaron las alarmas de Can Barça. Pese a las muestras de dolor del joven delantero español —que momentos antes había mostrado a su afición el premio Golden Boy— siguió jugando una hora más. El diagnóstico médico del Barça confirmó que sufre una lesión de grado 1 del ligamento intertibio-peroneo anterior y estará de baja entre tres y cuatro semanas. Una dolencia que ya sufrió hace un mes. La pregunta es clara: ¿debió parar?

Lamine Yamal llegó a pedir el cambio antes del descanso, pero él mismo lo frenó. La sorpresa llegó al verle volver al terreno de juego tras el paso por vestuarios cuando todo el mundo pensaba que el de Rocafonda iba a ser sustituido en el descanso. Los fisios le tratan, le analizan los médicos y él decide que se encuentra bien y tiene buenas sensaciones, desvela Adrià Albets en El bar de Sique Rodríguez.

La opinión de Lamine Yamal pesó más que la del médico del Barça, algo que para Bojan Krkic padre es normal. Él lo ha vivido en sus carnes. En su pasado como futbolista llegó a jugar con un esguince de grado 2 y terminar el partido con un buen vendaje. "Los que éramos jugadores, notas si es grave o no", llega a decir. Por si fuera poco, el internacional con España acabó la primera parte con buenas sensaciones. Justo después de ser captado por las cámaras pidiendo cambio y después parándolo, tuvo dos jugadas que pudieron acabar en gol. Una en la que se marcha del portero pero Olmo no consigue rematar y otra en la que hace un buen dribbling pero su remate con la derecha que se marcha arriba. "Esas dos jugadas a él le hacen pensar que igual no está tan mal como pensaba cuando había pedido el cambio".

¿Debieron frenarle los médicos?

La duda que surge entre los colaboradores del programa es si el personal de la plantilla debía haber hecho recapacitar al jugador y hacerle pensar que su lesión podía ir a más si seguía jugando. "Si el jugador es tan joven, tiene tanta energía, no conoce bien su cuerpo y tiene ganas de seguir... ahí entra la figura de la gente del staff, los médicos y gente con más experiencia, en mi opinión, le tenía que haber frenado. Si detectan que puede haber un esguince, aunque fuera de grado 1, lo ideal es que no hubiera seguido en la segunda parte porque esto puede agravar la lesión que tiene ahora Lamine Yamal. Sigue jugando hasta el minuto 75 que ya le cambian", explica Alberts.

El período de recuperación es entre 3 y 4 semanas, pero hay especialistas que creen que podría ser más ya que es una lesión delicada en la sindesmosis (estructura donde están los ligamentos que unen la tibia y el peroné), la misma zona que ya tuvo afectada en noviembre. Se pierde el partido ante el Atlético de Madrid, clave por la lucha por la primera plaza, y llegaría muy justo a la semifinal de la Supercopa de España. Por eso, para Jordi Martí, Lluis Flaquer y Adrià Albets, periodista en la mesa del programa 121 de El bar de Sique Rodríguez, que Lamine Yamal continuase jugando es inexplicable. "Debería primar la opinión del médico".

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Incluso Albets se cuestiona si su lesión es más grave por esa hora que jugó tras el gole. "Es especular, pero podría tener que ver el hecho de que jugara una hora más con el tipo de lesión que tiene Lamine Yamal. La lesión de grado 1 tiene dos opciones: una distensión, que es un pequeño movimiento de la articulación que no se rompe, o una rotura leve. Lo que nos consta es que tiene una rotura leve de este ligamento del tobillo. Quién sabe si en el momento en el que recibe la patada era una distensión y la rotura se produce después. Al final, jugar esta hora más, ha sido importante para Lamine Yamal", señala.

Tratándose de la misma lesión que recientemente había sufrido, la cuestión es cómo los médicos del Barça no le aconsejaron descansar. Lamine Yamal, de 17 años, ya había mostrado esas dudas al pedir el cambio, por lo que una visión desde fuera podría haberle impedido seguir para al menos no correr el riesgo de que el esguince de grado 1 que ahora sufre no hubiese llegado. "Una cosa es que esto lo haga Lewandowski, pero Lamine es un chaval menor de edad y todavía no conoce bien su cuerpo ni las señales que le manda", añade el periodista que sigue el día a día del club catalán. Seguramente, cuando aprenda a escuchar más su cuerpo, pedirá el cambio cuando toque.