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François Ozon: "Las mujeres mayores están invisibilizadas en el cine y están llenas de vida y deseo"

El director francés estrena 'Cuando cae el otoño', un drama con toques de thriller y suspense sobre las segundas oportunidades que protagonizan las veteranas actrices Hélène Vincent y Josiane Balasko

François Ozon, durante el pasado Festival de San Sebastián (Photo by JB Lacroix/WireImage) / JB Lacroix

François Ozon, durante el pasado Festival de San Sebastián (Photo by JB Lacroix/WireImage)

Madrid

Desde que François Ozon (1967, París) debutara en 1998 con Sitcom, una sátira que reimaginaba Teorema de Passolini, el director francés ha estrenado más de 20 largometrajes. Es difícil encasillar a un autor tan prolífico en un estilo o un género. Ha hecho comedias, thrillers, dramas, historias actuales y de época. Solo en los últimos años ha mirado a los abusos dentro de la Iglesia católica en Gracias a Dios, a la muerte digna en Todo ha ido bien, ha contado relato de iniciación queer en Verano del 85, ha adaptado libremente a Fassbinder en Peter von Kant y se ha divertido con una investigación ambientada en los años 30 en Mi crimen. "Creo que si hago tantas películas es porque me gustan. En primer lugar, es un placer. Cada vez es una aventura, son nuevos encuentros y, aunque haya momentos difíciles y complicados, tengo una memoria de pez. Me olvido de que es duro y vuelvo a la próxima película. Porque si tuviera que recordar todo lo que me pasa en un set, tal vez acabaría pronto con mi carrera", bromeaba el director en el pasado Festival de San Sebastián en conversación con la Cadena SER.

En el certamen español ganó el premio a mejor guion por su nuevo trabajo, Cuando cae el otoño, un drama con toques de thriller y suspense que protagonizan las veteranas actrices Hélène Vincent y Josiane Balasko. "Para mí era importante hacer una película sobre mujeres mayores porque creo que son invisibles en el cine, en el cine estadounidense especialmente, en el cine francés un poco menos. En cualquier caso, quería dar los papeles principales a mujeres mayores, y pensé mucho en una película que hice hace 20 años, llamada 'Bajo la arena', en la que le di el papel a Charlotte Rampling. Y ya en ese momento, todos me dijeron que a nadie le interesaría. Y solo tenía 50 años. Las cosas han cambiado mucho desde ahora, mis heroínas tienen 70 y 80 años. Y quería mostrar que estas mujeres también están llenas de deseo, llenas de vida y que tienen muchas historias. Tienen un pasado y luego también tienen relaciones complicadas con sus hijos, sus nietos. Así que pensé que era un terreno que no se había mostrado mucho en las películas y me aventuré en esta historia", explica.

La historia está ambientada en un pueblecito de la Borgoña, lugar rodeado de bosques y naturaleza donde el propio Ozon pasó mucho tiempo de niño, y parte de una anécdota personal del propio director. "Una tía organizó una comida familiar, recolectó hongos y toda la familia se puso mala. Algunos incluso fueron al hospital. Excepto ella, porque no se los había comido. Así que todos se preguntaron si nuestra tía no habría intentado matar a toda la familia. Y cuando era niño, disfruté mucho de esta historia. Lo guardé en la cabeza y adoro a esta tía por intentar arruinar a toda la familia. Pero bueno, después de eso sabemos que solo se necesita un hongo tóxico para contaminar una sartén entera. Así que tal vez sea de forma inconsciente, tal vez no. Es un poco como en la película", recuerda.

Ese es el punto de partida de la película. Esas dos amigas jubiladas que salen a buscar setas para preparar una comida de domingo. Es un almuerzo especial porque para una de ellas viene su hija, arisca y ocupadísima, y su querido nieto a visitarla. La comida acaba en el hospital y a partir de ahí François Ozon juega con la intriga y el suspense mientras otros personajes entran en la ecuación. Su amiga del pueblo, con la que comparte un pasado como trabajadora sexual, el hijo de ésta -interpretado por Pierre Lotin, ganador a mejor actor de reparto en San Sebastián- que sale de prisión, y la propia hija enfadada que la castiga sin ver a su nieto. "A menudo vemos a las abuelas como clichés. Y hablamos mucho sobre ello con Hélène Vincent, que interpreta el papel de Michelle. El lugar de la abuela en la familia es muy difícil porque tiene una relación muy fuerte con los niños pequeños, pero solo puede verlos si su hija acepta o su hijo acepta. Así que tiene que encontrar su sitio. Y a menudo, para una abuela, es una gran alegría tener cerca a un niño pequeño. También es un gran placer cuidar a los niños pequeños, pero todo depende siempre de los padres. Así que la relación es complicada. Tienes que saber cómo conservar tu lugar. Y para el personaje de Michelle, es una abuela que adora a su nieto, que le gustaría pasar tiempo con él, mucho más. Y cuando te lo llevas, es horrible, es como el final de su vida, porque eso es lo que la mantiene con vida al final. Y este suele ser el caso de los abuelos cuando hay un niño pequeño, de repente la vida comienza de nuevo y es algo muy poderoso. Y como resultado, cuando hay una relación difícil con los hijos, casi se convierte en un medio de chantaje y en una relación tóxica", dice el autor.

A partir de esta relación de abuelas, madres e hijas en un entorno aparentemente idílico el director francés, citando como referente al escritor George Simenon y su capacidad para describir pequeñas ciudades de provincias escarbando en las cosas extrañas que ocurren detrás de las cortinas, introduce elementos como la mentira, el autoengaño, la venganza y el derecho a las segundas oportunidades. "Mentir es un tema que conozco bien, que ya traté en una película llamada 'Franzt', donde también había una joven que decidió, para no hacer más daño en un periodo de guerra, no decir la verdad ¿Es la solución correcta? No lo sé. En cualquier caso, es cierto que hay personajes que no dicen mucho y hay mucho polvo debajo de la alfombra. No queremos contarlo todo. Y también Michelle toma esta decisión porque quiere hacerlo. Quiere disfrutar de los últimos años de su vida. Sabe que no le va bien, que va a morir pronto. Así que realmente no quiere saber qué pasó en París con el hijo de su amiga recién salido de la cárcel y su hija. Los dos son un poco iguales. Están avanzando. Pero un día, el pasado siempre alcanza a los personajes", revela sin entrar en espóilers.

Cuando cae el otoño es efectivamente una historia sobre la soledad y el perdón, sobre no perder el tiempo y tapar lo que no nos gusta para encontrar ternura y cariño. También es una historia de fantasmas, de deseos ocultos y de reconciliaciones más allá de la vida. "Me gustan mucho los fantasmas y me parece que cuando eres viejo, hay muchas muertes a tu alrededor y, por lo tanto, vives con fantasmas. Y lo que me interesaba especialmente era demostrar que la reconciliación entre madre e hija no se puede lograr en vida, se logra después de la muerte. Y pensé que era importante demostrarlo. Porque a menudo las personas que amas y con las que tienes conflictos mueren y no tienes tiempo. No tuvimos tiempo de decir te quiero, no tuvimos tiempo de pedir perdón, de decir lo siento. Y con los fantasmas, sí podemos. Además, puedes hacer que los fantasmas digan lo que quieras, para que se adapte a todos", defiende Ozon.

El mérito del director francés en esta ocasión, además de colocar en el centro del relato a dos mujeres mayores y un historia de sororidad, es no ser condescendiente con sus personajes, no tratar a esas abuelas como santas que miman a sus nietos y preparan pastelitos para toda la familia, sino darles un pasado de experiencias, un presente vivo para disfrutar y amar y la posibilidad de equivocarse y seguir adelante. "A cierta edad queremos que las madres se conviertan en santas. Y no es así, tienen derecho a tener una vida y una sexualidad complicadas y complejas. Quizás eso esté cambiando ahora mismo. En cualquier caso, para mí, era importante romper el cliché porque, detrás de los ancianos, hay personas que han vivido experiencias. Siempre nos sorprendemos cuando vemos en una película a un viejo nazi que tiene 98 o 100 años y nos decimos: «Pero parece amable». Hace tres años, hace 70 años, hace 60 años, era nazi, así que quizás todavía lo sea. Es así, tendemos a idealizar a las personas mayores, ten cuidado con las personas mayores. Ese es el mensaje de la película", concluye entre risas Ozon de este drama, menor en su filmografía, que logra aunar lo cómico y lo trágico a merced de numerosos giros argumentales.

 
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