Bad Gyal: "No voy a cambiar mi arte o mi forma de expresarme para que me entiendan"
Tras su paso por salas de cine, Prime Video estrena el documental ‘La Joia’, que acompaña a la estrella urbana durante los tres años de producción de su primer disco
Entrevista | Bad Gyal y el documental que muestra la cara detrás de la estrella
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Madrid
Fue la tercera artista española más escuchada en el mundo el año pasado y tiene 12 millones de oyentes mensuales. Pero todavía llama a su madre para pedir permiso antes de comprarse un reloj Cartier en la fashion week de París. Alba Farelo es Bad Gyal y Bad Gyal es Alba Ferelo en La Joia, el documental que analiza sus últimos años de trabajo y que, después de su paso por salas, llega a Prime Video el 12 de diciembre.
"Detectamos que se venía un momento como bueno de la carrera en el que había crecido muchísimo y que valía la pena documentarlo”, comenta Alba en los estudios de El Cine en la Ser, acompañada de su fiel equipo, con el que siempre comparte plano en el proyecto. David Camarero, realizador de los shows en directo de la estrella urbana, ha acompañado durante tres años a Alba y ha escuchado más de una hora de audios de Whatsapp para radiografiarla en todas sus facetas. “Los límites estaban muy desdibujados, el límite era cuando estaba desnuda o me quedaba en tetas, porque con David tengo muchísima confianza”, continúa.
La Joia Tour arrancó a mediados de 2022 y se prolongó hasta principios de 2023. Pero su disco no se publicó hasta enero de 2024. Una traición para muchos fans y una carga de frustración y estrés para todo el equipo. La Joia es una suerte de justificación de la joven de Vilassar de Mar los variados motivos del retraso del disco, pero también una muestra de los efectos psicológicos de una espera involuntaria, de la angustia de una artista acostumbrada a tomar todas las decisiones sobre su obra.
Alba Farelo acepta las reglas del juego. “Me he encontrado con una realidad que es parte de mi trabajo y de mi negocio. Sería tirar piedras sobre mi propio tejado de decepcionarme de algo que simplemente es parte de mi trabajo”, considera. Rodeada de hombres, en el documental aclara que no les pide permiso, sino opinión. “Toda esta parte de agreements, contratos, plazos, tiempos, preparación, tratar con las plataformas, el sello discográfico, organizar las fechas... no es nada creativa, pero he entendido que para ser artista y estar en este negocio no me gusta pasar por las cosas sin tener una conciencia sobre ellas o sin sentirme que me puedo manejar, que puedo tener mis propias herramientas y tomar mis decisiones”, aclara la artista que siempre pelea por tenerlo todo bajo control.
Largas jornadas de grabaciones, visitas interminables a fashion weeks y colaboraciones con grandes nombres de la música urbana como Tokischa y Young Miko. Pero siempre con esa visión de bussiness woman de la que sigue aprendiendo. “Pocas veces entramos en debate porque tengo la suerte de tener gente en mi equipo que es muy afín a mis gustos, a mi forma de pensar”, considera.
“Para mí quizás lo más complicado últimamente es que a veces paso por muchos momentos de estrés y me siento que me vuelvo un poco tirana, un poco insoportable”, reconoce. “Y eso me da un poco de miedo, hablarle mal a mi equipo o tener un momento de mucha presión que me saturo. Eso es quizás lo que me da más miedo de ser jefa”, considera Bad Gyal.
En el documental, Alba se enfada, llora, ríe y recrimina a los suyos que se han olvidado los porros en el hotel. Alba es Bad Gyal y Bad Gyal es Alba. “Siempre me ha encantado la moda, las marcas caras, las joyas...”, dice, convertida en un referente de estilo para la Generación Z. Pero, a estas alturas de su carrerón, todavía llama a su madre antes de comprarse el reloj de mil euros. "Soy fortísima, pero me viene de una educación de mi casa. Pero somos cinco hermanos, el tema de la administración del dinero y de la ahorrar es algo que se me ha inculcado muchísimo desde casa”.
Bad Gyal sigue haciendo putivueltas en la discoteca
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Mujeres artistas sin pelos en la lengua
Las letras y ritmos de las canciones de Bad Gyal están cargadas de libertad y liberación sexual y feminista, pero la sociedad sigue anclada en muchos clichés. Ella tiene claro a quién se dirige. "Siempre hay un grupo de personas que no lo van a entender, pero para mí tienen mentalidad cerrada, carcas, son personas con las que yo no comparto. Que no sean consumidores de mi música no me no me sorprende, porque tampoco en mi vida personal tengo relación con gente de esa mentalidad.
Y es que, a pesar de su imagen provocadora, la exposición a la que se somete como artista hace que las inseguridades broten. “Estoy contenta con la mujer que soy y trato de llevarlo lo mejor posible y entiendo que la inseguridad es parte de la vida. Entonces los días que no siento que soy tan guapa o no me siento con tanta fuerza de defender algo, intento que no se me coma, porque cuanto más te metas dentro de ese pozo sea, más difícil va a ser salir”, dice, asegurando que proteger su salud mental es una de las principales tareas de las que se ocupa.
"Mi imagen me la critican constantemente y también la que yo he elegido para mí. Soy consciente de que hace a la gente le hace disociar mucho de que yo soy un artista porque puedo parecer muy superficial”, cree la artista. “No voy a cambiar, hago muchas entrevistas en donde puedo expresar como yo soy y no voy a cambiar mi arte o mi forma de expresarme para que me entiendan”, sentencia.
La artista que lanzó Fiebre hace ocho años ha conseguido cimentar su carrera a través de la fidelidad a su forma de ser. Si algo queda claro es que para ser una artista reconocida 'internationally', como decía en una de sus canciones, hay que trabajar duro. Y tanto Alba Farelo como Bad Gyal lo hacen.
