Opinión

La mejor ciudad de España

Las ciudades grandes son más prósperas, pero también las que generan más desigualdad y pobreza; en consecuencia, las situaciones de mayor bienestar se dan en ciudades de tamaño medio

La calle Almirante Lobo en el centro de Sevilla, con la Torre del Oro al fondo

La calle Almirante Lobo en el centro de Sevilla, con la Torre del Oro al fondo

A las ciudades les gustan los ránquines. Como alcaldesas y alcaldes tienen como obligación fundamental de hablar bien de sus municipios, siempre es bienvenida cualquier clasificación que les permita afirmar que su ciudad es la mejor en algo. Evidentemente, el problema es que no todas esas listas tienen siempre el mismo rigor y, sobre todo, que a menudo nos dan una visión parcial de cómo es la vida de la gente en esos lugares.

Por eso tiene un mérito especial el trabajo recientemente presentado por el prestigioso Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación Ramón Areces. Sus autores, Carmen Herrero y Carlos Albert, analizan el grado de bienestar de las capitales de provincia españolas a partir de los datos de riqueza, probabilidad de los ciudadanos para mejorar su renta e indicadores sobre el grado de desigualdad y de pobreza. Es decir, no hacen simplemente una explotación de los datos que cada año da el INE sobre la renta per cápita de los municipios españoles, sino que elaboran un indicador que nos acerca a un concepto más amplio y equilibrado sobre lo que significa que en una ciudad se vive bien. O, lo que es lo mismo, donde ricos y pobres disfrutan de un nivel de vida más homogéneo y con menos segregación social.

Estaba claro que con esos parámetros los investigadores del IVIE se iban a encontrar con un ranquin de ciudades bastante diferente al habitual. Así, en el grupo de ciudades por encima de 500.000 habitantes, Zaragoza aparece como la capital con mejor índice de bienestar, por delante de Barcelona y Madrid. En el grupo entre 300.000 y 500.000 habitantes, Palma aparece por delante en cerrada disputa con Bilbao. En los otros tres grupos de capitales provinciales según los niveles de población la primera posición pertenece a Burgos, Toledo y Teruel.

Todos los análisis son discutibles, por supuesto. Pero este trabajo plantea cuestiones de calado acerca del verdadero significado del bienestar en nuestras ciudades y sobre los pilares que lo sustentan. Una de las evidencias es que las ciudades grandes son más prósperas y dinámicas, pero también las que generan más desigualdad y niveles de pobreza; en consecuencia, las situaciones de bienestar más equilibradas se dan en ciudades de tamaño medio.

Por eso la capital aragonesa, a la que a menudo se le achaca falta de visibilidad y de referentes a nivel nacional, le premia en cambio su alto nivel de cohesión social, tanto a nivel socioeconómico como de equipamientos y servicios públicos. Los zaragozanos representan perfectamente el gran dilema de las políticas urbanas de nuestro tiempo: en su ciudad se vive bastante bien, pero las oportunidades profesionales de mayor interés para los jóvenes suelen estar en Madrid, Barcelona o fuera de España.

Lo mismo cabría decir de Burgos, Toledo o Teruel, ciudades monumentales de la España interior que no suelen aparecer destacadas en otros ránquines. No se puede dudar de que disfrutan de un elevado bienestar, aunque las expectativas de mejora sean más altas para la gente mayor que para los jóvenes, algo que se repite de una u otra manera en todo el país.

Para atemperar y recalibrar ciertos entusiasmos, el informe también señala que las regiones, provincias y municipios con una alta dependencia del turismo presentan niveles más bajos de bienestar, mientras que, por el contrario, universidades y centros de investigación hacen una clara contribución positiva a la prosperidad y calidad de vida de las ciudades donde se implantan.

En definitiva, si hablamos de bienestar en nuestras ciudades, cuidar la cohesión social, combatir la desigualdad, adecuarlas al envejecimiento demográfico e invertir de forma sostenida en infraestructuras de conocimiento que ayuden mañana a generar buenos empleos para los jóvenes, parecen apuestas más sensatas que el mero crecimiento urbano o la captación de turismo a toda costa.

José Carlos Arnal Losilla

José Carlos Arnal Losilla

Periodista y escritor. Autor de “Ciudad abierta, ciudad digital” (Ed. Catarata, 2021). Ha trabajado...

 
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