Internacional

El presidente de Austria rechaza encomendar a la extrema derecha que forme Gobierno porque nadie la apoya

Alexander Van der Bellen comprueba que el FPÖ no tiene respaldo para gobernar y pide a ese partido, a los conservadores y a los socialistas que intenten encontrar una solución

Un momento de la intervención del presidente austriaco Alexander Van der Bellen en la que ha confirmado que aún no hay acuerdo para gobernar Austria

Un momento de la intervención del presidente austriaco Alexander Van der Bellen en la que ha confirmado que aún no hay acuerdo para gobernar Austria

El ultraderechista FPÖ fue el vencedor de las recientes elecciones celebradas en Austria, pero la gobernabilidad del país se encamina hacia un horizonte bastante complicado. El FPÖ no consiguió mayoría suficiente para gobernar en solitario, por lo que debe buscar socios y de momento no los encuentra.

Había expectación por si el presidente del país, el ecologista Alexander Van der Bellen, iba a encomendar la formación de gobierno a la extrema derecha ya que había mostrado sus reticencias a hacerlo. Y por la parte de la derecha, el Partido Popular de Austria ha venido repitiendo que cualquier pacto con los ultras pasaba por que su candidato, Herbert Kickl, no fuera canciller. Se abría por tanto la puerta como salida a un acuerdo parecido al alcanzado en los Países Bajos, con un gobierno de coalición liderado por la extrema derecha, pero sin su candidato al frente.

Estamos en un punto muerto

—  Alexander Van der Bellen, presidente de Austria

Y Van der Bellen ha comprobado que ni siquiera esa posibilidad existe. "El ÖVP descarta la cooperación con un FPÖ bajo el mando de Herbert Kickl, y el SPÖ, Neos y los Verdes en principio no quieren gobernar con el FPÖ. Herbert Kickl, a su vez, me aseguró el viernes pasado de primera mano que el FPÖ sólo estaría en un gobierno en el que él fuera canciller", ha explicado.

Por tanto, Kickl quiere ser canciller, pero ningún partido del arco parlamentario está dispuesto a negociar una coalición con el FPÖ con esa condición. El presidente ha reconocido que el país está inmerso por tanto en una "situación poco habitual" en la que ha pedido a los propios ultras, a los conservadores y a los socialistas que dialoguen entre ellos para alcanzar una solución y ha decidido no pedirle a nadie que intente formar gobierno.

Crisis institucional

Austria se queda por tanto paralizada a la espera de cómo avancen estas conversaciones. Las matemáticas obligan a que al menos dos de los tres grandes partidos se pongan de acuerdo para conseguir conformar un gobierno. Con la fórmula del FPÖ junto a los conservadores competiría la de una posible coalición entre conservadores y socialdemócratas.

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Van der Bellen les ha dado una semana para llegar a ese acuerdo, si bien en la legislación austriaca no hay un protocolo establecido con plazos específicos para salir de una situación como esta.

Y el presidente además tiene una historia institucional complicada con Kickl. Hace unos años dio su visto bueno a la petición del entonces canciller, Sebastian Kurz, para echarle del Gobierno por una polémica derivada de la publicación de un vídeo grabado en Ibiza en el que el vicecanciller, que era del FPÖ, se mostraba dispuesto a cometer actos de corrupción. Kickl era el Secretario General del FPÖ y el canciller lo echó de su puesto como Ministro del Interior con la firma de Van der Bellen.

Antonio Martín

Antonio Martín

Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó a la Cadena SER en 2005 y desde entonces ha formado...

 
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