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Barnier asegura que su política "no será solo de derechas" y Le Pen le advierte de que fijará "líneas rojas" para gobernar Francia

El primer ministro francés afirma que quiere diseñar un Ejecutivo plural y la extrema derecha le advierte de que, si no cumple, le censurarán

El primer ministro de Francia, Michel Barnier. / MOHAMMED BADRA (EFE)

El primer ministro de Francia, Michel Barnier.

Madrid

Después de que miles de franceses salieran a las calles este sábado para protestar contra el presidente de Francia, Emmanuel Macron, por entregar el Gobierno al conservador Michel Barnier, el nuevo primer ministro ha afirmado que su política "no será solo de derechas y que conformará un Ejecutivo plural. Barnier ha asegurado en entrevistas a La Tribune y Le Journal du Dimanche que escuchará "a todo el mundo", ya que en su experiencia en las instituciones europeas ha aprendido "la cultura del compromiso".

"Yo vengo de abajo, no hay ninguna ambigüedad sobre esa cuestión", ha subrayado, refiriéndose al hecho de que su madre era una "militante asociativa" y de que su padre era un "pequeño empresario". Aunque no entra en su programa político concreto en estas entrevistas, afirma que tiene intención de encarnar "una esperanza para Francia" y "elevar la línea de horizonte individual y colectivo para Francia". No obstante, la líder del partido ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, ha advertido de que pondrá "líneas rojas" a Barnier para gobernar el partido.

Le Pen pone "líneas rojas" a Barnier y amenaza con censurarle

Le Pen considera al nuevo primer ministro francés "un mal menor" ante el riesgo de que gobernara "la extrema izquierda", pero en las próximas semanas le van a fijar "líneas rojas" y "medidas importantes", y si no las respeta, ha advertido, lo censurarán. "Teniendo en cuenta la gravedad de la situación del país (...) haremos los mejores esfuerzos para contribuir tanto como sea posible a la estabilidad de Francia", ha indicado este domingo Le Pen en su discurso de apertura del curso político ante los militantes en su feudo electoral de Hénin Beaumont (norte). "Pero lo digo con la misma fuerza, en las próximas semanas tendremos que indicar al primer ministro las líneas rojas y las medidas que consideramos importantes, que es indispensable tener en cuenta para respetar el voto de nuestros once millones de electores", ha añadido.

Su partido ha señalado que no tiene intención de tumbar de forma inmediata al primer ministro conservador en espera de que despliegue su programa, con un discurso de política general ante el Parlamento que se espera para comienzos de octubre. No obstante, Le Pen no se privó de aventar la amenaza que pesa sobre él: "Que las cosas estén muy claras, no daremos carta blanca. Si con el paso de las semanas se olvida o se maltrata de nuevo a los franceses, no dudaremos en censurar al Gobierno", ha subrayado.

Barnier, entre Macron y Le Pen

Barnier es miembro de Los Republicanos (LR), el partido de la derecha convencional que en las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio obtuvo únicamente el 6% de los votos y 47 diputados de los 577 de la Asamblea Nacional. Tendrá que apoyarse principalmente en los 166 diputados macronistas, pero eso no le bastará para aguantar y para sacar adelante proyectos legislativos, ya que ese bloque seguirá estando muy lejos de los 289 escaños que representan la mayoría absoluta.

Teniendo en cuenta la oposición frontal que está anunciando contra Barnier el Nuevo Frente Popoular (NFP), que reúne a los partidos de izquierdas, para sobrevivir necesitará igualmente contar con el beneplácito del RN y sus socios, que fueron, con mucha diferencia, la primera fuerza política en las legislativas en votos (un 37%), aunque se tuvieron que confirmar con 142 diputados.

La líder de la extrema derecha ha reiterado el mensaje de que van a poner al nuevo Ejecutivo "bajo vigilancia", lo que significa que serán exigentes. "Seremos más que nunca los defensores del pueblo francés", ha dicho. Le Pen, en cualquier caso, se esforzó en desmarcarse de la oposición dura que plantea el NFP. "Nuestro movimiento nunca ha jugado la carta de las divisiones estériles que tienen como único efecto la parálisis del país y la pérdida de la esperanza en la acción política para millones de franceses", ha afirmado.

La líder del RN ha vuelto a cargar contra el llamado "cordón sanitario" que aplicaron otros partidos para evitar que gobernara, lo que a su juicio les privó de obtener, con los mismos votos, una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Una alusión al hecho de que en 2017 el macronismo con el 37% de los votos había conseguido una mayoría absoluta en la cámara baja. A ese respecto, Le Pen ha denunciado una "traición democrática" para "impedir que nuestro partido gobernara" y que al final ha dado lugar a "una Asamblea inestable". Para la líder de la extrema derecha, el responsable es Macron, que "ha hecho nuestro país ingobernable".

Barnier trabaja en la composición de su Gobierno

Barnier prosigue este domingo sus consultas y entrevistas para formar su Gobierno con una entrevista con Édouard Philippe, el que fue primer ministro de Macron entre mayo de 2017 y julio de 2020. Una vez que haya constituido su gabinete, uno de los primeros retos será la elaboración del proyecto de presupuestos para 2025, que debería presentarse antes del 1 de octubre, en un contexto de gran dificultad por el aumento del déficit público a niveles más que preocupantes.

La Comisión Europea abrió a Francia a finales de julio un procedimiento por déficit excesivo, después de que en 2023 creció al 5,5% del producto interior bruto (PIB) y la tendencia es que va a continuar este año y el próximo si no hay fuertes recortes o aumentos de impuestos. El presidente del Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici, antiguo comisario europeo de Asuntos Económicos, ha pedido al primer ministro este domingo que actúe "de manera rápida y decisiva contra el déficit" porque "si nada cambia, Francia llegará este año a un déficit del 5,6% del PIB, en lugar del 5,1% previsto, y al 6,2 % en 2025".

El Ministerio de Finanzas ha pedido a Bruselas un plazo suplementario para la presentación de su programa de reducción del déficit, que debía enviar de aquí al 20 de septiembre.

 
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