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Pedro Almodóvar hace historia en Venecia y gana el León de Oro con 'La habitación de al lado'

'La habitación' de al lado se corona como la mejor película de una edición donde ha brillado el cine de autor y los descubrimientos de Maura Delpero con 'Vermiglio', Brady Corbet con ‘The brutalist’ y ‘April, de Dea Kulumbegasvili

Pedro Almodóvar recoge el León de Oro en Venecia (Cine, Italia, Niza, Venecia) EFE/EPA/ETTORE FERRARI / ETTORE FERRARI (EFE)

Pedro Almodóvar recoge el León de Oro en Venecia (Cine, Italia, Niza, Venecia) EFE/EPA/ETTORE FERRARI

Venecia

En Venecia Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949) dio a conocer su cine al mundo entero, el certamen le otorgó nada menos que un León de Honor y ahora Venecia le ha dado el gran premio cinematográfico de su carrera con su última película, la primera rodada en inglés, La habitación de al lado. El director manchego consigue el primer León de Oro para el cine español -con permiso del premio para Belle de jour de Buñuel-, pero además su primer gran premio en un festival internacional. Había logrado aquí el premio a mejor guion con Mujeres al borde de un ataque de nervios y, en Cannes, el de mejor dirección por Todo sobre mi madre y mejor guion por Volver. Con dos Oscar en su poder, cinco premios Goya, Almodóvar se convierte a sus 74 años en el maestro del cine español, un autor que todavía tiene mucho que contar, que innova en cada película y que no le teme a los nuevos retos.

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La habitación de al lado se enmarca en esa línea de contención y sobriedad que, desde Julieta, ha marcado su cine. Adapta la novela de Sigrid Nunez, Cuál es tu tormento, y nos introduce en la historia de amistad de dos mujeres en torno a los sesenta en la que es una bonita y optimista reflexión sobre la enfermedad y la muerte, pero también una manera de vivir en este mundo lleno de guerras y de caos. Almodóvar nos enseña el camino de salir adelanta, de sonreír, porque la alegría, como decía Almudena Grandes, es la mejor de las resistencias. “Mi película es una respuesta a los discursos de odio que oímos cada día, es lo opuesto a esos discursos”, dijo Almodóvar en rueda de prensa, acompañado por Tilda Swinton y Julianne Moore. La fuerza visual, con guiños a Dublineses, al cine de Douglas Sirk, a la pintura de Edward Hopper y con el juego de los colores y decorados marca de la casa, la película ha convencido a un jurado, presidido por Isabelle Huppert y lleno de directores, quizá por su emotividad y su manera de mirar al mundo y de defender la eutanasia y la muerte digna, un tema que en muchos países sigue sin estar resuelto. "La película habla no solo de la solidaridad sin límites sino también de despedirse de la vida cuando esta solo ofrece un dolor sin solución. El ser humano debe ser libre para vivir y morir cuando la vida sea insufrible", decía emocionado el cineasta español.

El cine de Almodóvar hace suyo ese lema feminista de que lo personal es político. El jurado insiste en eso, pues cada película premiada en el palmarés nos habla de cómo lo íntimo no puede separarse de la política, como tampoco puede despolitizarse el cine. Ocurre con el segundo premio, León de Plata para la directora italiana Maura del Pero, que sale muy reforzada en este festival. Como en su primer largometraje, Maternidad, indaga en la maternidad de una manera muy diferente. Vermiglio es una historia ambientada en ese pueblo de los Alpes italianos, donde una familia trata de salir adelante a finales de la Segunda Guerra Mundial, que se ha llevado a la mayoría de los hombres del pueblo. A través de las elipsis y de la mirada de los niños y adolescentes de la aldea, cuenta las dinámicas de una familia donde las mujeres tratan de abrirse camino y donde la plantea que la maternidad puede ser algo empoderador para las mujeres.

El americano Brady Corbet. Conocido actor que aquí ha presentado su tercera película, tras La infancia de un líder y Vox Lux, como director, The Brutalist, una epopeya visual y narrativa con la que nos introduce en los claroscuros del sueño americano. Perfectamente interpretada por Adrian Brody, cuenta 30 años de la vida de un refugiado húngaro en Estados Unidos tras sobrevivir al Holocausto. Rodada en 70 milímetros, su proyección se vivió como un gran evento aquí en Venecia, con descanso incluido, gracias a esos aciertos en el montaje, en el uso de la música y el sonido y en las transiciones. Una obra arquitectónica que habla de la imposibilidad de realizar los sueños, de culminar las obras de arte. Está hablando de esos arquitectos de la Bauhaus que no pudieron terminar sus obras, pero también de la industria del cine, donde el dinero y los resultados pesan más que cualquier decisión artística.

Es cierto que Adrián Brody firma una de las interpretaciones más brillantes, pero la Copa Volpi al mejor actor se la ha llevado el francés Vincent Lindon por Jouer avec le feu, de las hermanas Delphine y Muriel Coulin, adaptación de la novela de Laurent Petitmangin, Lo que falta de noche. Es increíble como este actor es capaz de convertirse en un obrero de la industria ferroviaria en el norte de Francia. Un sindicalista comprometido que lidia con que su hijo mayor se haya convertido en neonazi. El trabajo del francés, protagonista de películas como Beau travail, Titane o Las leyes del mercado, con la que ganó premio en Cannes, va desde la contención al estallido de violencia, siempre con una cotidianeidad y un realismo abrumadores, en una película que alerta de los peligros de la extrema derecha en Francia y en el mundo. Una historia sobre reconciliación en un país totalmente dividido. La mejor actriz sí es americana, algo que suele ser bastante habitual. Precisamente otro joven actor francés, Paul Kircher, gana otro de los premios interpretativos, el Marcello Mastroiani, por su papel en Leurs enfants avec eux, otra adaptación de otra novela que ahonda en esa desesperanza de la Francia de provincias donde los discursos de la extrema derecha calan con facilidad.

Nicole Kidman no ha podido recoger su Copa Volpi, ya que ha fallecido su madre en el último momento. La actriz se lo lleva por de los papeles más atrevidos del festival. En Babygirl interpreta a una mujer madura, con éxito laboral, inteligente y atractiva, con un marido estupendo pero con el que nunca ha tenido un orgasmo, en veinte años. Entonces conoce a un becario con el que comienza a satisfacer su fantasía sexual: la dominación. Ganadora del Oscar por Las Horas, podría repetir victoria con este papel a las órdenes de la directora holandesa Halina Reijin en un thriller erótico en el que la actriz se desnuda y se somete a una sesión de Botox. La Kidman siempre ha arriesgado con sus papeles, aquí presentó Eyes Wide Shut, la última película de Kubrick, y con papeles como el de Dogville con Lars von Trier. En los últimos años, su apuesta es trabajar con mujeres para equilibrar la balanza de género. Algo que le está saliendo bien a la australiana.

Siguiendo con esa demostración de unir lo personal, lo político y el cine, tenemos la conmovedora Ainda Estou Aqui, (I’m still here), ganadora del premio a mejor guion. Murilo Hauser, Heitor Lorega adaptan las memorias del escritor Marcelo Rubens Paiva en el que es el emocionante regreso de Walter Salles, el director de Diarios de motocicleta. En ellas relataba cómo su madre supo recomponerse y luchar por hacer justicia tras la desaparición de su padre, un diputado socialista, durante la dictadura militar de los setenta. El cine como un instrumento contra el olvido, ese ha sido el leit motiv del director brasileño para contar esta historia que, reconocía, tenía algo de personal. El autor, un niño cuando su padre desapareció, no tomó conciencia de lo que había pasado hasta mucho tiempo después, y decidió escribir la historia de su familia, y en particular la de su madre, cuando a ésta le diagnosticaron alzheimer. Fernanda Montenegro, la actriz que protagonizó Estación Central de Brasil hace una preciosa intervención en esta película que protagoniza su hija, la actriz Fernanda Torres.

En el palmarés también está April, la segunda película de Dea Kulumbegashvili. La joven directora georgiana se lo llevó todo en el San Sebastián gracias a su ópera prima Begining, una película que fue seleccionada en el Cannes de la pandemia. Demuestra la realizadora que tiene claro qué cine le interesa y qué historia quiere contar: la violencia contra las mujeres. El argumento es sencillo: tras la muerte de un recién nacido durante ese parto por fuerza de dolor, una ginecóloga se ve sometida a un inquisitorial escrutinio entre rumores de que practica abortos ilegales. A partir de ahí la directora expone una clase magistral sobre el fuera de campo, enmarcando las escenas del parto, del embarazo o el ginecólogo de manera diferente y cambiando el punto de vista de los personajes. Cruel y tensa, pero impresionante la fuerza que tiene este segundo trabajo de la realizadora, que cuenta con la producción de Luca Guadagnino, quien también presentaba película en concurso.

La Mostra se cierra con una edición más política que nunca, cuando la extrema derecha tiene un ojo puesto en este festival, y cuando los discursos del odio no dejan de dominar en todos los países. El cine, parece decir este palmarés, nos puede ayudar a entender y a aplacar todo esto, no hay que tirar la toalla, pues como dice Almodóvar en la laureada La habitación de al lado, con los pequeños actos se pueden cambiar las cosas. De momento, este festival ha sido mucho más valiente que Berlín o Cannes, donde abiertamente muchos de los artistas han pedido el alto al fuego en Gaza, condenando los bombardeos sobre la población palestina.

Palmarés de la edición 81 del Festival de Venecia

León de Oro: La habitación de al lado, Pedro Almodóvar

León de Plata: Vermiglio, Maura del Pero

Mejor dirección: Brady Corbet por The Brutalist

Copa Volpi Mejor Actriz: Nicole Kidman, por Babygirl

Copa Volpi Mejor Actor: Vincent Lindon por Jouer avec le feu

Premio Especial: April, Dea Kulumbegashvili

Mejor guion: Murilo Hauser, Heitor Lorega por I'm still here, de Walter Salles

Marcello Mastroiani: Paul Kircher por Leurs enfants après eux

 
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